Análisis comparativo de la eficiencia productiva del maíz en Sudamérica y el mundo en las dos últimas décadas y análisis prospectivo en el corto plazo.
La producción mundial del maíz en el año 2014 fue de 1037.8 millones de toneladas métricas superado únicamente por la caña de azúcar y la producción de vegetales. De ese total, la producción de Sudamérica representó alrededor del 12.1%. El maíz en el mundo es muy importante y será fundamental en el futuro porque cumple muchos roles. Así, es usado para alimentación humana, animal y elaboración de derivados (etanol, almidón, glucosa, maltodextrinas, biogás, biocombustibles, bioplásticos, fertilizantes y más). Actualmente, los principales países productores en el mundo son (en millones de toneladas métricas son) Estados Unidos (361,1), China (215,8), Brasil (79,9), Argentina (33,1), Ucrania (28,5), India (24,2), México (23,3), Indonesia (19,0), Francia (18,3) y Sudáfrica (14,2). Siendo los tres primeros responsables del 63,3% de la producción mundial. En la región, Brasil y Argentina producen cerca del 90% de lo que produce Sudamérica (120). El análisis de productividad y de tendencia en las dos últimas décadas (expresado como variación porcentual del rendimiento agrícola) muestra que la producción maicera de la región sudamericana se ha incrementado en 105.8%, un ritmo de casi tres veces el promedio mundial (36.2%), lo que mostraría una creciente influencia de la región en el volumen ofertado global, las reservas mundiales del grano y su precio internacional. Pese a ello, la región muestra gran variabilidad en cuanto a sus niveles de agro industrialización y de rendimientos productivos agrícolas los que pueden ser superiores a los de países industrializados (sobre 10 toneladas por hectárea) hasta otros tan bajos como 2.12 toneladas por hectárea. El nivel de mecanización, la variedad/ híbrido usado, la topografía del suelo, el tipo de agricultura usada, el ecosistema, serían algunas explicaciones para la variación de la productividad en la región. Sin embargo, países con bajas productividades como Bolivia, Perú y Ecuador contrariamente poseerían gran riqueza genética con posibles aplicaciones alimenticias, farmacéuticas e industriales que aún no se ha aprovechado, por esta razón, Sudamérica puede incrementar su productividad y su influencia estratégica global. Además, considerando que la tendencia de oferta mundial y regional superaría a la demanda, Sudamérica debería analizar el diversificar su industria de derivados del maíz y aprovechar su diversidad genética, sin descuidar por supuesto su seguridad alimentaria. Respecto al precio internacional del maíz, el mismo está sujeto a muchas variables, sin embargo, en un escenario estable la tendencia sería a mantenerse o incluso disminuir levemente en el corto plazo.
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References
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