
Hace setenta y cinco años, Alan Turing publicó su famoso artículo "Computing Machinery and Intelligence", en el que planteaba la pregunta ya clásica: ¿Pueden pensar las máquinas? Dado que definir «máquina» y “pensar” de forma inequívoca es casi imposible, Turing propuso un enfoque alternativo que ahora se conoce como «juego de imitación». La idea central consiste en que una máquina y un ser humano intentan convencer a un juez de que son humanos.
Con la llegada de los grandes modelos lingüísticos (LLM) como ChatGPT, algunos afirman que estas herramientas han superado la prueba de Turing. Pero, ¿significa esto realmente que las máquinas pueden pensar? Esta afirmación suscita profundas preguntas y preocupaciones en la sociedad moderna, sobre todo en el mundo académico y de la investigación.