El neoliberalismo, el liberalismo clásico y la búsqueda de la verdad en el diálogo político
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Abstract
La utilización del concepto "neoliberalismo" tiene un efecto negativo en el debate político. Dado que no significa nada en concreto y que nadie levanta su bandera, el neoliberalismo distorsiona la validez de ideas y políticas relevantes para el desarrollo de los países. Para entender los problemas del neoliberalismo como concepto político y herramienta de persuasión es oportuno analizar lo que dice el liberalismo clásico sobre la búsqueda de la verdad en el debate político.
Es difícil encontrar un término más abusado por políticos y analistas latinoamericanos que “neoliberalismo”. No sólo es complicado saber bien qué es el “neoliberalismo” sino que nadie se auto identifica como “neoliberal”. A veces el término “neoliberalismo” es sinónimo de “capitalismo de amigos”, aquel en el cuál, políticos privatizan y liberalizan en favor de sus benefactores. Para los políticos del llamado “socialismo del siglo XXI”, el “neoliberalismo” es un concepto-chicle que explica cada uno de los actuales problemas y pasadas calamidades de la región. Otras veces, “neoliberalismo” equivale al llamado “Consenso de Washington”, el paquete de reformas del estado que se aplicaron vagamente durante la década de 1990.
En cualquier caso, el neoliberalismo como concepto resulta un serio escollo en la búsqueda de la verdad al generalizar incoherentemente diversas visiones que difieren notoriamente en su origen y alcance. El neoliberalismo recuerda al tango “Cambalache” cuando dice, “Vivimos revolcaos en un merengue y en el mismo lodo todos manoseados.” En consecuencia, su utilización en el discurso político enturbia las aguas y promueve un debate pueril sobre políticas públicas sumamente relevantes para el bienestar de las sociedades.
Consideremos un reciente ejemplo ecuatoriano. El 27 de febrero de 2010, Marlon Santi, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), convocó a marchar contra el gobierno del presidente Rafael Correa y explicó, “Se realizarán acciones de protesta concretas en contra de las políticas neoliberales aplicadas por el Gobierno Nacional"1. La acusación de Santi suena absurda frente a quien, como Correa, considera que los problemas de su país resultan de una “larga y triste noche neoliberal"2.
¿Cómo resolver tamaña confusión? Lamentablemente, ello no es posible, ya que la incongruidad del concepto neoliberalismo hace que tanto Santi como Correa puedan alegar que tal calificativo no les corresponde. El resultado es que un debate central del país—la explotación de recursos naturales—pierde lucidez y se empantana en una retórica inconducente a la búsqueda de la verdad.