El grito eterno parir y publicar es entregar al mundo el fruto de nuestras entrañas
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Resumen
La maternidad es un vórtice. Es una puerta de entrada a otra identidad. Maternar es un verbo que se conjuga desde el día que parimos hasta la muerte. Es camino sin retorno, atadura eterna; ese grito que durará toda la vida. El objetivo de este artículo es mostrar cómo en la vida diaria, la experiencia de la maternidad influye en cada una de nuestras acciones, decisiones, deseos y proyectos, e intentar reflexionar sobre cómo se sigue siendo periodista así: reportear y maternar ¿es posible? Ser madre viene con sacrificios y alegrías; exige dedicarle gran parte de nuestro tiempo. No hay horarios. Más que un oficio, es un vicio, una obsesión. Es poner el foco en el otro, siempre en el otro. Ser periodista, es lo mismo. También es una identidad, camino sin retorno, atadura eterna; es un estado del que no se puede regresar, como la maternidad. Este texto es una crónica inacabada del intento por conciliar las dos facetas. Al ser un ensayo literario, es difícil amoldarse al artículo académico. La metodología es la propia experiencia y el alevoso riesgo, a veces celebrado, a veces fallido, de hacer coincidir estas dos actividades. Las conclusiones siguen en proceso cómo la vida de su autora, de periodista a madre y viceversa, todos los días. Es posible hacerlo, pero hay días que no y, otros, que sí.