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Juan Pablo Viteri:
Está edición de post(s) está centrada en el estudio de la música, no solo desde una perspectiva clásica del estudio sociocultural de la música, sino desde una aproximación desde la práctica, desde el hacer actividades que están relacionadas con la promoción o medios para música. Desde la parte teórica, hay una mirada fuerte hacia la tecnología, lo mediático y la poscolonialidad. Tal vez es una buena idea preguntarse por qué reflexionar, hablar, pensar desde la música y por qué hacer cosas desde lo mediático para la música, ya que definitivamente no es un campo mayoritario desde los estudios culturales y no es necesariamente el más conectado con los estudios de medios. Sin embargo, está ahí y tiene una tradición grande que se conecta con otras áreas de conocimiento como son la antropología y la etnomusicología.
 
Hugo Burgos:
Claro, yo creo que es interesante cómo en este sistema estamos encontrando distinciones entre hablar de práctica, de tecnologías o estudios culturales. Por un lado, eso muestra cuánto se ha avanzado en estos temas. Y por otro, la música, como cualquier otro medio, construye identidades, tiene una conexión personal, temporal, espacial… Ocupa muchas facetas de la vida de las personas. Se introduce una dimensión de una subjetividad y de búsqueda personal que al ejecutarla/ejercerla primero solo como fan, ya se convierte en un potencial ámbito de estudio si es que quieres darle ese espacio reflexivo. Hay dos horizontes que siempre están entrelazados que podrían ser scapes o paisajes de Appadurai: una subjetividad que atraviesa la experiencia de la música y sus muchas emisiones y aquello que hace que esa experiencia se convierta en parte de un entramado social y, por ende, algo que está sujeto a ser estudiado. Lo interesante de estar en el espacio universitario es que te ayuda a juntar los puntos, viendo el concepto estadounidense de college radio, fue eso lo que hicimos al crear Radio COCOA. Hacemos algo porque nos interesa personalmente, pero al mismo tiempo estamos en el lugar que nos permite ponerlo también un campo de estudio.

Miguel Loor:
La historia o la evolución de Radio COCOA es la fotografía de cómo hemos ido pensando sobre música en Ecuador. Tal vez suene un poco pretencioso decirlo, pero es el único proyecto que se ha sostenido durante años y que ha ido evolucionando también con la escena. Si bien nacimos como una college radio que no tenía otra pretensión más allá de poner música, se fue volviendo cada vez más complejo porque el momento lo pedía. Entonces pasamos también por un proceso de pasar a documentar, registrar, archivar… Era algo que no se había hecho anteriormente y sabemos que es una falencia de los estudios sobre música o sobre cómo se hace academia alrededor de la música local. En los ocho años de Radio COCOA, orgánicamente eso ha pedido un nivel de discusión más complejo y para poder responder ante eso, también tienes que usar herramientas que te permitan profundizar sobre ese entorno. Pienso en todos los formatos que se han ido explorando y que van desde poner música, hacer reseñas, hacer periodismo, pero que poco a poco se van convirtiendo en productos de archivo y también responden a tendencias sobre consumo de información, consumo de música –como los podcasts o los videocasts– o también los ficheros que se están explorando actualmente y tienen que ver con las dinámicas de consumo de video. Entonces, ahí es donde se articula la forma de hacer academia sobre música, desde el gusto personal pero también desde lo que hacemos en el COCOA, porque todos hacemos práctica de medios: somos periodistas, cineastas, diseñadores, publicistas y las áreas se van complementando.
 
Luciana Musello:
A propósito de los formatos que han nacido en Radio COCOA, si bien se conectan con nuestras trayectorias y gustos, también responden a una comunidad específica que está viendo nuestro trabajo: la gente joven. Hemos producido conocimiento sobre quiénes son esas personas en términos demográficos desde una perspectiva comercial. Y también logramos entender algo de los jóvenes a través de la música, por ejemplo. Creo que ahí se genera un conocimiento que no es exactamente musical ni artístico sino tal vez más antropológico o sociológico.
 
Juan Pablo Viteri:
Justamente para ahondar en eso, me interesa la música por una cuestión personal. Siempre fui cercano a esos espacios por mis amigos. Apoyé estos espacios también desde la gestión, estuve vinculado a Alarma1 en esta escena del hardcore y el metal. Luego hice mi tesis de maestría y descubrí a la música como un campo de estudio académico. Me preocupé por estudiar desde el hardcore y el metal en Ecuador las conexiones entre lo global y lo local. Finalmente, al publicar esa investigación me quedé con una sensación ambigua, porque toda esa reflexión prácticamente se queda ahí, en un libro2. Cuando entré a trabajar en la USFQ y entré a Radio COCOA, me di cuenta sobre la marcha que tal vez esa reflexión académica, se podría continuar al entender a la música más allá de una cuestión de entretenimiento, sino más bien como una cuestión cultural en donde se están poniendo en tensión las discusiones identitarias entre el lugar que ocupamos y todas estas cuestiones que se están dando en el mundo.

En ese momento también como académicos hacemos un clic y ponemos en crisis una figura tradicional de lo que es hacer academia. Hacemos academia no solamente con papers que generan conocimientos en sistemas de consumo herméticos y que solo funcionan para la academia. Sino que mediamos y contribuimos hacia afuera de la universidad. Tal vez es una forma muchísimo más holística de pensar lo que somos como académicos y lo que podemos hacer intelectualmente.
 
Hugo Burgos:
Cuando volví al Ecuador, en 2004, era imposible pensar esta cuestión y tener este tipo de discusiones, no había pares. Y eso no quiere decir que no había gente con PhD, pero no había ese espacio. Algo que produce estar en estos espacios donde hay este gap o desfase de pares, de discusiones o de conocimientos es que nos obliga a nosotros a generar y producir nuestros espacios. Me parece que también esto demuestra una suerte de maduración del entorno académico que permite tener tanto las discusiones y este tipo de investigaciones. Y quizá lo interesante de nuestro caso es que al tener que empezar con estos desfases, podemos saltarnos etapas: en nuestra discusión nunca estuvo entre dicho la idea de que la praxis conduce a la investigación. En lugares institucionalizados eso es un debate fuerte. Lo que también estamos viendo es un emprendimiento hacia la investigación de estos temas. Y de cierta manera, en un contexto mucho más formal, donde hay campos muy definidos, de departamentos marcados y vías de investigación definidas, tal vez no hubiésemos podido dar los saltos que hemos dado. Pensamos que la praxis es un espacio de investigación –y eso es súper de avanzada– también creo que tiene una ventaja excepcional el crear esto. Entonces, me parece interesante cómo hemos logrado llegar a un nivel en el que tenemos Mixturas, que es un evento académico que se presenta frontalmente a la praxis con discusiones sobre medios o música y obviamente está también el espacio en el que estamos en este instante ocupando en voz en post(s).
 
Juan Pablo Viteri:
Creo que algo que está pasando mucho en la academia en humanidades a escala global, es un antisnobismo que rompe con la perspectiva elitista del intelectualismo en las humanidades y empieza a pensar a la academia, pero aprendiendo de la cultura popular, y la música enseña dentro de lo popular; puede enseñar mucho. En esta misma edición estamos publicando un artículo sobre un journal que hacen en Birmingham City llamado Riffs, que habla sobre música, pero tiene una estética y sigue lógicas de los fanzines del punk. Entonces ya no solo es ver desde la academia o desde la lupa de la academia la cultura popular. Estamos hablando de cómo la cultura popular ayuda a hacer una mejor academia. Y es la misma ética que hemos seguido en Radio COCOA, es decir, desde el principio hablamos de emergencia, de algo independiente y alternativo, que implica que tienes que trazar un camino que no está hecho, que no necesariamente se va a tener una repercusión comercial, que no va a ser automáticamente valorado, pero lo haces porque sientes que es importante y sabes que tiene un valor que no ha sido asumido. Y es un tema político, porque es una forma de valorar aspectos culturales o formas de conocimiento que están ahí, pero que están reducidas a cosas como entretenimiento o moda o afición de juventud, pero que en realidad, en la cultural mundial, tienen un aporte significativo.
 
Luciana Musello:
Conectando un poco con eso, también es importante que en la estructura de Radio COCOA siempre han estado profesores, alumnos y exalumnos. Además, estar afincados en la universidad nos distingue de otras plataformas que podrían estar haciendo lo mismo. Pero el estar vinculados a una comunidad académica nos da un valor de experimentación valioso. Trabajamos con pruebas y errores, porque la mayoría entramos a la radio cuando aún somos estudiantes, estamos aprendiendo y convirtiéndonos en profesionales, tomando en cuenta eso, queremos impulsar un laboratorio de medios para todo el COCOA.

Hugo Burgos:
Sí, el caso Radio COCOA es una forma de hacer las cosas que se puede extrapolar a varias facetas del colegio y de cómo pensamos las cosas, es una noción del do it yourself, hasta cierto punto humilde, somos profesores, somos estudiados, pero estamos aceptando un rol de amateur, en el cual estamos abiertos a aprender y ver qué podemos hacer. Pero eso ocurre también porque estamos en la universidad, no estamos partiendo sin ningún bagaje y creamos un espacio de aprendizaje, que también hemos tenido la capacidad de convertir en investigación. Quizás algunas veces de forma más directa y otras más indirecta, pero hemos logrado esa transformación y creo que tiene mucho que ver con el rol que queremos asumir, más allá de la horizontalidad, lo llamaría despojarnos de cualquier “titularidad intelectual”. Entonces, creo que hay una actitud interesante, que si bien está amparada en la universidad, también implica una manera particular de ver el mundo y creo que nos atraviesa un subtexto teórico, a la manera de Walter Benjamin. Él es el scholar independiente, el scholar rebelde, el scholar incomprendido...

Miguel Loor:
Ante los paradigmas de cómo hacer nuevos medios, nunca nos hemos propuesto producir de acuerdo a las tendencias los nuevos medios. Como dice Hugo, la estructura de la radio es horizontal, pero también es una plataforma dúctil, que nunca se planteó la idea de innovar y romper con lo anterior, aunque lo digital brinde esas opciones. En esa medida, sigue siendo bastante artesanal y contracultural. Estamos proponiendo alternativas sobre cómo hacer academia, cómo hacer periodismo, cómo hacer producción audiovisual, cómo registrar música y cómo discutir sobre música. Entonces, es un nuevo medio para cuestionar los nuevos medios.

Juan Pablo Viteri:
Cuestionar a los medios en general. Y ahí hay una tensión, que es académica, pero sí una tensión con la estructura y economía de medios local, frente a los cuales tenemos un posicionamiento muy fuerte. Los medios locales prácticamente han ignorado a la música emergente en el país en los últimos 30 a 35 años y sigue pasando en muchas formas. Entonces, tal vez esta cuestión de mediar, de lograr poner ahí afuera la información y los contenidos que las grandes industrias de medios están ignorando causa una tensión. Empezamos a jugar con otras reglas, fuimos creciendo y aprendiendo qué posibilidades y qué limitaciones tenemos. Pasamos por una fase muy entusiasta en donde dijimos “estamos abriendo puertas que nunca se abrieron y solamente nos queda crecer y crecer y crecer”. Pensamos que esto se iba a volver gigante, porque el internet es maravilloso y te lo permite. Y después ya nos fuimos dando cuenta de que eso no pasa, obviamente hay muchísima más libertad que los que tienen medios tradicionales. Hay muchísima más apertura a la creatividad, hay muchísima más cercanía con las bandas y con las audiencias, pero es superdifícil hacer que las comunidades crezcan, incluso en este esquema libre de nuevos medios. Y hemos visto cómo el internet también cambió, cómo estos sistemas de algoritmos que antes te permitían llegar a gente por crecimiento orgánico, fueron reemplazados por algoritmos de pago. Si no pagas circulas en una cámara de eco en la misma comunidad. En los últimos dos años, nos hemos preguntado cómo salir de ese nicho, cómo hacer crecer las discusiones sobre lo que estamos generando, y también discutir sobre lo que implican las estructuras de las economías y la economía política que siguen dominando los medios ahora. Ese conocimiento que viene desde la praxis es muy riguroso y sofisticadamente académico .

Hugo Burgos:
A mí me gustó el término que usó Miguel, artesanal, para distinguir cómo producimos y pensamos en la producción. Porque profesionalizarnos, implica asumir un sistema de códigos que construyen una manera particular de pensar, producir y formar los productos. Entonces, creo que estar en lo artesanal, do it yourself, hemos logrado de alguna manera abrir las puertas y las oportunidades para la difusión de la música alternativa, independiente en Ecuador. Como profesional, también vas a ser medido y puedes arriesgar al inicio, pero, si no funciona, tienes que ir hacia donde tus cifras son positivas y generar réditos para recuperar la inversión. Entonces creo que de alguna forma no es casualidad la ausencia de espacios y aunque suene feo, por un lado podemos decir que tenemos un producto de calidad en ámbito no profesional y por otro lado decir que lo profesional está mal. Esto habla mucho sobre cómo pensar no solo desde la producción, sino qué rol tiene el producto y quién es el productor. En un marco académico fuerte, hemos escogido ser artesanos, hemos escogido no profesionalizarnos y creo que eso sí ha sido o ha contribuido a esa vitalidad que hoy en día se percibe a través de los medios digitales. Si esto sigue, de aquí en 10 años, ¿qué será?, ¿cuál será el escenario en donde estará/estaremos produciendo y trabajando?

Juan Pablo Viteri:
Me acuerdo, Hugo, cuando me acerqué a hablar contigo por primera vez cuando fuiste mi profesor en Flacso. Me hablaste de ese texto de la economía política de la música de Jacques Attali. Donde propone una reflexión maravillosa. Dice que la música es dos cosas: es un espejo y es una profecía. O sea, la música reproduce las normas que ya rigen la sociedad, pero al mismo tiempo es el espacio donde se proponen y proyectan cambios. Y Jorge Drexler dice lo mismo en otras palabras en Bailar en la cueva, dice: “La música enseña, pero la música también sueña”, y es esta cuestión que permite justamente pensar en posibles horizontes, habla del valor y de la razón por la que la música es un arte tan rico, tan altamente consumido y genera tantas pasiones. Y en ese sentido, creo que estamos en ese soñar, y por eso siempre estamos en esta constante sensación de emergencia y expectativa, esperando que en algún momento camine orgánicamente y lleguemos a ver cuánto hemos contribuido. Entonces yo creo que al trabajar desde los medios y desde la música, para la música, estamos en ese soñar, en poder construir esos futuros posibles donde lo independiente compita con lo mainstream y llegue a más personas, poner ese pedal de gain que les pones a las guitarras para que suene mucho más fuerte y mucho más duro y con muchísima más actitud…

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1. Alarma fue un colectivo y label quiteño que se enfocó en promocionar bandas locales de metal y hardocore y que además funcionó como una organizadora de eventos musicales internacionales especializada en esos géneros musicales.

2. http://www.flacsoandes.edu.ec/libros/digital/52040.pdf