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Juan Pablo Viteri: Una grata sorpresa que encontré en Birmingham City University, donde estoy haciendo mi doctorado, fue la aproximación interdisciplinaria y con un posicionamiento muy activo de la práctica creativa como práctica académica y aquello que implica romper un binario entre qué es creatividad y qué es producción académica. Los proyectos que se manejan desde el programa de posgrado en Medios y Estudios Culturales, o eventos como Beyond Borders, organizado por Jacqueline Taylor, apuntan a repensar cómo no hay divisiones, cómo al final del día todo es una gran disciplina, donde la creatividad y las humanidades text-based están más relacionadas de lo que parecería o de lo que las instituciones quieren interpretar que están. Se abren posibilidades que permiten ver a la academia no como un espacio de fórmulas, donde sigues patrones o lineamientos de cómo se escribe un paper o cómo se genera conocimiento desde ciertas áreas, sino que no hay guion. La apuesta es ver cómo romper esas líneas, presionar esos bordes, y ver cómo podemos ir resignificando la práctica y al mismo tiempo podemos ir reformando y expandiendo la academia.

Hugo Burgos: Desde dónde se origina esa reflexión, en el caso de la entrevista con Sarah Pink, es curioso, pues le ofrecí traducir la conversación al español, pero se dio cuenta de que nunca había puesto en palabras las ideas que me estaba contando, y sus colegas no sabían nada de eso; entonces me pidió que la publiquemos también en inglés. Si bien es cierto que el lenguaje es un puente, también está orientado por el lugar de dónde sale y a quién pertenece el contenido. Creo que siempre hay una cercanía con el tipo de trabajos que presentamos o los autores que presentamos, y no es por endogamia, sino por la cercanía de quien habla. Entonces creo que, para poder ver en un mismo plano praxis, teoría, nuevos medios, también es necesario hacer una reflexión profunda de los hacedores. Cuando estás ya en ese plano netamente reflexivo, lo interesante es que el lenguaje o el medio logran llevar esa reflexión más crítica, tal vez más pequeña, pero más crítica, que a veces se pierde en los textos canónicos. El texto académico argumentado, fundamentado, no importa con qué lenguaje, estrategia o forma de escritura lo hagas, siempre es una cuestión epistémica: es el ojo que mira desde arriba. Y creo que lo que estamos encontrando en estos otros textos que publicamos en post(s) es esa cercanía, sin importar cómo se construye, sea entrevista, texto redactado… Hay una cercanía de la gente que escribe su investigación y, en su reflexividad crítica, hay un interés en verse y ver de qué estamos hechos y qué estamos haciendo.

Santiago Castellanos: Hay textos donde se produce conocimiento a partir de la escritura, pero parece ser que en el momento de la entrevista que hiciste a Sarah Pink se produjo un tipo de reflexión que tal vez no habría existido si hubiese sido pensada para ser escrita. Ese conocimiento ocurre al hablar y me parece enriquecedor poder mantener en post(s) varias formas de producir conocimiento, tanto si está pensado para ser escrito, como si es visual o si ocurre en el momento de un performance… Una entrevista es un acto de performance donde se produce un tipo de reflexiones que no se producirían de otra manera y eso es parte de la riqueza de producir conocimiento fuera de cánones específicos que siguen ahí, que no se mueven y estamos tratando de romper.

Juan Pablo Viteri: Me llama la atención que hayas mencionado ese tema. Desde mi tesis de masterado, siempre he estado cuestionado la manera en que, desde ciertos lugares, sentimos que no siempre estamos conectados con la vanguardia de las discusiones, pero más que una linealidad es una cuestión de contextos. Recuerdo una conversación que tuve hace unos meses con una profesora de Bulgaria y un brasileño que es mi compañero en el doctorado: el inglés no es la lengua materna de ninguno, pero los tres hacíamos el ejercicio de intentar traducir esos conceptos que se discuten en investigación desde nuestros propios contextos culturales y varias veces –he hablado de este tema con Hugo en otras ocasiones– los conceptos tienen connotaciones en el primer mundo que no se pueden replicar directamente en Latinoamérica, como “independiente” en el contexto musical.

También reflexionamos, desde una perspectiva existencial, sobre cómo escribes cuando escribes en otro idioma y coincidimos al decir que cuando tienes que escribir en otro idioma, lo haces con más profundidad, porque empiezas a ser más consciente del lugar que ocupas y estás hablando a personas que ocupan otro lugar. Escribir y pensar en otro idioma no solo son actos técnicos de traducir, son actos de pensar y, siguiendo eso, te vas a prácticas como el arte y entiendes al lenguaje como un medio… Hay mucho que reflexionar cuando te obligas a pensar en un idioma distinto al que tienes naturalizado y hay mucho de eso en los ejercicios de presionar más allá de los bordes de la academia o creatividad, te pone un una posición donde empiezas a pensar en cómo la gente que usa otros medios de creación piensa o expresa y eso genera un juego de sentido e interpretaciones que es rico, porque caben muchas posibilidades. Es interesante que estemos en ese ejercicio, en este momento de intentar traducir desde nuestra perspectiva lo que otras personas están pensando. En la traducción, siempre hay apropiación y, en la misma intención de traducir, se ponen a prueba las ideas que se originaron en otro lado y se puede ver qué efecto tienen en este contexto también.

Hugo Burgos: La teoría que dice que el lenguaje determina el pensamiento, pero vemos que no es una cuestión tan impositiva, porque justamente construyes pensamiento basado en lenguaje. Mucha de la teoría que utilizo la digo en inglés, porque la aprendí en ese idioma y no es porque no pueda traducirla, sino que la aprendí así… A Santiago le debe pasar lo mismo, si pensamos por ejemplo en el término queer. Creo que es súper interesante cuando nos ponemos a pensar en la construcción del conocimiento y con qué lo hacemos, desde dónde hablamos y encontrar que tenemos estas piezas fundacionales que significan en un contexto determinado. Cada vez que hablamos, que decimos una palabra, arrastramos la historia de esa palabra. ¿Y qué hacemos cuando no tenemos la historia de la palabra? Se vuelve más rico y complejo el momento de la construcción del conocimiento. Para añadir una capa más: qué pasa si añadimos la palabra lenguaje a todos los formatos ligados a la producción creativa: lenguaje del cine, lenguaje del diseño, lenguaje del arte, etc. Van a ver que hay un entramado de sistemas de pensamiento estructurante que alimenta ciertas prácticas. Todo tiene su ensamblaje lógico epistémico ligado a una manera de pensar. Es interesante ver qué posibilita la traducción y cuáles son los límites de esos sistemas. Los procesos de significación son incompletos y la pregunta es cómo llevamos el conocimiento a nuestro espacio, texto, imágenes o como quieras comunicar… Esto no requiere cuestiones concluyentes, pero sí está en nosotros reconocer esos planos que están siempre moviéndose. En post(s) hemos escogido aceptar que existen esos planos móviles antes que cerrarnos o buscar que sean fijos o permanentes, de lo contrario estaríamos produciendo otro tipo de journal.

Santiago Castellanos:
En la academia siempre se problematiza cuál es el lugar de enunciación de la persona que habla, pero cuando comienzas a escribir en otro idioma el mismo concepto del lugar de enunciación es diferente, la construcción del yo, la identidad está hecha en el lenguaje, pero cuando cambias de lenguaje eso se problematiza y el concepto de lugar de enunciación se hace más difícil… Tienes una constelación de ideas, pero se escapa, es más sensible, siempre es insuficiente, igual que el texto, la traducción y el lenguaje.

Juan Pablo Viteri: Hablamos también de cómo estos actos de traducción producen encuentros, pero también revelan conflictos. Cuando intentas apropiarte de los conceptos que se generan en otro lado, en una academia que tiene una suerte de jerarquía frente a lo sudamericano, te das cuenta de que, en la manera que expresaron las ideas, hay una visión colonialista de las cosas. Ellos plantean su teoría desde su lugar, pero lo hacen desde un contexto que no es común al de todo el mundo y eso genera un conflicto. Ya desde una perspectiva personal, cuando tienes que escribir con conceptos de otra matriz cultural y tienes que hacer ese acto de traducción, se genera un conflicto.

También un conflicto que sale en juego en las traducciones es que a veces, como académicos, nos vemos abocados a entender qué dice el cineasta, qué dice el arte contemporáneo o, por cuestiones académicas, vemos cómo otras personas intentan asimilar un lenguaje académico y se revela un conflicto maravilloso y es la frontera de la praxis de las especializaciones del quehacer académico… porque cuando no es secreto que la escritura de ensayos o papers en la academia se basa en un intento de emular los procesos o las formas de las ciencias duras, exactas… entonces creo que cada vez más se despierta esa cuestión de encontrar desde una perspectiva académica nuevos lenguajes. Lo coherente con las perspectivas desde las prácticas creativas y las humanidades es pensar que no puede haber un lenguaje guionizado, no puede ser algo dado.

Hugo Burgos: Hay un sistema de legitimación que siempre está en juego. Creo que eso no es algo resuelto, pero es parte de ese circuito y de la lucha permanente que tenemos con la manera en que está estructurada la sociedad… Tal vez se requiere de esas capas para que las cosas no se vuelvan ininteligibles. ¿Por qué lo traigo a colación? Es un cuestionamiento que va para todos nosotros, si el journal es una forma de enunciación y, en virtud de todo lo que conocemos, lo estamos ejecutando y la pregunta es: ¿cómo traducir eso a otras experiencias académicas? Hay una cuestión más allá de lo estructurante, de los sistemas políticos, administrativos, llámese como sea… pero el rato que sale, nosotros, como académicos y creadores, entramos en los sistemas de legitimación. Todo exige esa cristalización y la pregunta es cómo lograr que esa cristalización responda y sea coherente con la forma en que estamos asumiendo esas otras formas de conocimiento y claro que hay cómo, pero al mismo tiempo, en el mundo académico que está dividido en estas alacenas organizadas, va a ser interesante pensar cómo estos espacios van a tomar forma y ser coherentes con lo que construyan, con la creación de un corpus que se pueda nombrar. Todo tiene que ser nombrado para que exista y, siendo el mundo académico hegemónico como es, hemos elegido jugar en los márgenes: un journal outsider, denominado de una forma, nos obliga a una identificación local, ecuatoriana, pero nos permite jugar con el mundo externo. Es un buen experimento y hay que ver hasta dónde llega.