Desbordes / Deshaciendo fronteras: hacia nuevas epistemologías fronterizas

Hugo Burgos
Universidad San Francisco de Quito, Ecuador
Astrid M. Fellner
Universidad de Saarland, Alemania

post(s)

Universidad San Francisco de Quito, Ecuador

Recepción: 09 Diciembre 2021

Aprobación: 09 Diciembre 2021



DOI: https://doi.org/10.18272/post(s).v7i1.2530

Cómo citar: Burgos, H. y Fellner, A. (2021). Desbordes / Deshaciendo fronteras: hacia nuevas epistemologías fronterizas. En post(s), volumen 7 (pp. 12-24). Quito: USFQ PRESS.

Resumen: Desde que empezó la pandemia de Covid-19, el mundo ha sido testigo de otra fase en la proliferación de fronteras. La discusión sobre los roles com­plejos de los bordes, las fronteras y los límites se ha vuelto más relevante que nunca. Esta situación nos llama a reconceptualizar los procesos, discursos, prácticas y símbolos a través de los cuales funciona el poder de crear bordes. Las fronteras, está claro, nunca son líneas estáticas, sino productos complejos en múltiples niveles. Incluso más si pensamos en cómo en la era posthuma­nista, el enfoque antropogénico limítrofe [bordering] ha llegado a sus límites (Konrad 2021), ya que nos enfrentamos con múltiples crisis ambientales y migratorias tanto a nivel local como transnacional. Teniendo en cuenta la im­portancia de los procesos fronterizos en el siglo XXI, este número de post(s) resalta las nuevas epistemologías fronterizas. Desbordes / Undoing Borders se enfoca en formas innovadoras de deshacer la frontera. Este número pro­porciona un espacio para investigaciones exploratorias de enfoques creati­vos de las fronteras, zonas y estados limítrofes, bordes permeables. post(s) 7 se enfoca en interacciones entre las manifestaciones materiales e inmateria­les que ocurren en las fronteras y las diversas posibilidades de medios que existen para estudiarlas.

Palabras clave: bordes, desbordes, fronteras, desplazamientos, migraciones.

Abstract: Since the beginning of the Covid-19 pandemic, the world has witnessed another phase in the proliferation of borders. The discussion about the complex roles of edges, borders, and boundaries has become more relevant than ever. This situation calls us to reconceptualize the processes, discourses, practices and symbols through which the power to create borders functions. Borders, of course, are never static, but complex products on multiple levels. Even more so if we think about how in the posthumanist era, the anthro­pogenic approach [bordering] has reached its limits (Konrad 2021), as we are faced with multiple environmental and migration crises both locally and transnationally. Taking into account the importance of border processes in the 21st century, this issue of post(s) highlights the new border epistemo­logies. Desbordes/Undoing Borders focuses on creative ways to undo the border. This issue provides a space for exploratory investigations and ap­proaches to borders, border zones and permeable edges. post(s) 7 focuses on interactions between the material and immaterial manifestations that occur at borders and the various media possibilities that exist to study them.

Keywords: borders, desbordes, frontiers, displacements, migrations.

Las fronteras están en todas partes, y los problemas relacionados con estas y los cruces fronterizos han recibido una atención política y mediática masi­va. Sobre todo recientemente, debido a la pandemia de Covid-19, el mundo ha sido testigo de otra fase en la proliferación de fronteras. Se han cerrado fronteras en muchas partes del mundo y se han asegurado como parte de una política sanitaria más amplia. Como resultado, los roles complejos de las fronteras y los límites se han vuelto más relevantes que nunca, lo que requie­re reconceptualizar los límites, que los traten críticamente como procesos, discursos, prácticas, incluso símbolos, a través de los cuales funciona el poder. Las fronteras, está claro, nunca son líneas estáticas, sino productos complejos de multinivel, que resultan de difíciles procesos de negociación. Además, en una era posthumanista, el enfoque antropogénico limítrofe [bordering] ha llegado a sus límites (Konrad 2021), ya que nos enfrentamos con múltiples crisis ambientales tanto a nivel local como transnacional. Durante los últimos 20 años, el campo de los Border Studies se ha enfrentado con estos desafíos sociales y ha evolucionado hacia un esfuerzo multidisciplinario que examina la multiplicidad, la complejidad y las múltiples escalas de la frontera que va en contra de la comprensión hegemónica dominante y de sentido común de la lógica binaria de esta (Laine, 2016; Parker y Vaughan-Williams, 2012). Claramente, la renovada importancia de los procesos fronterizos en el siglo XXI, en una época que Victor Konrad llama “una era nueva o evolucionada de posglobalización” (2021), pide recalibrar el estudio de las fronteras.

Este número de post(s) intenta hacer eso, al esforzarse por resaltar las nue­vas epistemologías fronterizas. Desbordes / Undoing Borders se enfoca en formas innovadoras de deshacer la frontera, al contribuir a deshacer el im­perialismo fronterizo, que “cuestiona los modos y redes de gobernanza que determinan cómo se incluirán los cuerpos dentro del estado-nación y cómo se controlará el territorio dentro y en conjunto con los dictados del imperio global y el capitalismo transnacional” (Walia, 2013, 6). Este número propor­ciona un espacio para investigaciones exploratorias de enfoques novedosos y creativos de las fronteras, zonas fronterizas, el conocimiento desde estas y su destrucción o su desconocimiento. Se centra en cuestiones de estética de las fronteras, al enfocarse [zooming] en las interacciones entre las manifesta­ciones materiales e inmateriales que ocurren en ellas, y las diversas formas de expresiones culturales mediáticas, visuales, literarias y de otro tipo.

Deshaciendo el imperialismo fronterizo

Las fronteras, como está claro, no solo actúan como mecanismos de divi­sión. De hecho, cumplen varias funciones: si bien separan entidades y actúan como una línea divisoria, también pueden conectar y unir como una sutura. Y no son solo las territoriales del Estado-nación las que dividen o mantienen unido al mundo. Como se hace especialmente visible en estos tiempos de pandemia, también las sociales separan y unen a las personas a través de ca­tegorías y distinciones y, por lo tanto, son responsables de privilegiar y mar­ginar a las personas. Este enfoque en las dimensiones simbólicas y sociales de los límites de las fronteras ha llevado a formas más elaboradas de pensar so­bre los procesos y los cruces fronterizos. Recientemente, se ha afianzado una comprensión de las prácticas fronterizas, que sugieren que las fronteras son tejidos densamente entrelazados de diversas prácticas discursivas y materia­les. Por lo tanto, no solo deben entenderse en el sentido de una línea geopo­lítica, sino como hechos culturales que marcan modos e historias específicas de ser, pensar, hacer, dar sentido y sentir. Teorizaciones recientes como los “paisajes fronterizos” (Brambilla, 2015) o las “texturas fronterizas” (Fellner, 2020) han defendido enfoques que no examinan los aspectos espaciales, materiales, temporales o culturales de forma aislada, sino que investigan sus interacciones interseccionales y performativas. De este modo, las fronteras se desenmascaran como producciones sociales y culturales contingentes y como instrumentos de poder que determinan y, a menudo, también funda­mentan nuestra percepción del mundo.

Siguiendo esta visión performativa, las fronteras son el resultado de he­chos, de repeticiones estilizadas de actos que constituyen la lucha política - —procesos fronterizos que, sin embargo, también permiten el “poder de la gente común para desafiar las fronteras desde abajo” (Wonders y Jones, 2018, 136). Como propuso Judith Butler en su revolucionario libro Undoing Gender (2004), hacer el género de una persona de cierta manera también implica la posibilidad de deshacer las nociones dominantes de sexo / género, sexualidad y personalidad. De manera análoga, deshacer fronteras se refiere entonces a desperformar modos hegemónicos de crear fronteras y procesos de desfronterización. Como ha argumentado poderosamente Harsha Walia, deshacer el imperialismo fronterizo es un acto altamente político. Como ella afirma (2013, 10):

Es a través de este tipo de compromiso activo contra el imperialismo, el capi­talismo, la construcción del Estado y la opresión —junto con el fomento de relaciones e identidades sociales emancipadoras y expansivas, forjadas en y a través del curso de lucha—- que se puedan actualizar las alternativas visiona­rias al imperialismo fronterizo.

Siguiendo el ejemplo de Desbordes (2014), editado por María Amelia Viteri, en el que se analizan los múltiples desbordes de las fronteras latinx de la sexualidad en su intersección con la raza, la clase, la etnia, el estado migra­torio y la ciudadanía, queremos centrarnos en una serie de desbordes que se utilizan para deconstruir y deshacer fronteras en las Américas. Como explica Viteri (2014, xxiiii):

El concepto de desbordes en español capta esta fluidez y movilidad y la forma en que los inmigrantes y las fronteras que los rodean superan cualquier defi­nición fija. (...) desbordes implica no solo deshacer sino también desbordar o superar todas las categorías prediscursivas y referencias analíticas en torno al género y la sexualidad.

En nuestro contexto de deshacer el imperialismo fronterizo, desbordes tam­bién se refiere a desbordar fronteras, es decir, el movimiento acelerado de los cruces y la transgresión de los principios de ordenamiento de estas. Utiliza­mos el título bilingüe de este número para llamar la atención sobre la doble función del concepto de desbordes, como desbordante pero también como deshacer. Al mismo tiempo, también queremos evocar la larga tradición de multilingüismo de los escritos fronterizos, especialmente dando crédito a Borderlands/La Frontera: The New Mestiza, de Gloria Anzaldúa. Como for­ma de deshacer el poder hegemónico de los lenguajes, Desbordes/Undoing Borders también apunta a resaltar el “terrorismo lingüístico” (Anzaldúa, 2012/1987, 75-76) que es el resultado del colonialismo. Al igual que el in­glés, el idioma español también ha tenido su parte en el establecimiento del imperialismo fronterizo en las Américas, ya que ambos idiomas han ofrecido repetidos ataques a las lenguas nativas indígenas.

La mezcla de lenguajes y la hibridación cultural han dado lugar a una mul­tiplicidad de identidades, lo que Anzaldúa ha llamado “conciencia mesti­za”, que emerge en las fronteras, en los espacios intermedios, y que tiene potencial para una crítica epistemológica. Una frontera, para Anzaldúa, no es solo un espacio de opresión múltiple sino también un espacio híbrido potencialmente liberador. A través de este se pueden crear nuevas posicio­nes de sujeto que permitan contradicciones y ambigüedades para producir nuevas formas de identidades (mestizaje o hibridación). Esta conciencia de las fronteras da lugar al pensamiento fronterizo. Pensamiento Fronterizo (Mignolo, 2000) describe una forma de pensar profundamente arraigada en la experiencia subalterna de la colonialidad y las fronteras, al tiempo que libera los procesos de pensamiento de las epistemologías coloniales y modernas para promover formas alternativas y decoloniales de conocer, pensar y llegar a ser. Las normas occidentales de producción de conoci­miento han suprimido las formas de conocimiento de las comunidades y culturas indígenas del Sur global, y contribuyen a lo que Boaventura de

Sousa Santos ha denominado “epistemicidio”. De Sousa Santos argumenta: “Los intercambios desiguales entre culturas siempre han implicado la muer­te del conocimiento de la cultura subordinada, de ahí la muerte de los gru­pos sociales que la poseían” (2014, 149). Sin embargo, también se pueden encontrar formaciones epistémicas híbridas que surgen cuando distintos conocimientos se encuentran (y a menudo chocan) en escenarios de en­cuentro intercultural: Andreas Beer y Gesa Mackenthun, por ejemplo, han teorizado epistemes híbridas que fomentan zonas de contacto entre dife­rentes culturas como “conocimientos fugitivos” (2015). Alternativamente, estos límites epistémicos cambiantes también pueden denominarse “cono­cimientos fronterizos” (Fellner y Hamscha, 2017).

El pensamiento fronterizo se involucra en un replanteamiento crítico de qué es el conocimiento y cómo se ha producido en la tradición filosófica occiden­tal. Al demostrar una conciencia del lado oscuro de la modernidad —que es la colonialidad— los habitantes de las fronteras emplean el pensamiento fronterizo como una conciencia encarnada y una ubicación epistémica des­de la que se vive y se piensa la realidad. Por lo tanto, los habitantes de la frontera encarnan culturas fronterizas, que se caracterizan por una poética productiva de las fronteras, es decir, formas representativas de producciones que las negocian, las actúan y las constituyen en la intersección de fronteras territoriales y políticas y configuraciones textuales. El pensamiento fronte­rizo y las fronteras en general están estrechamente relacionados con la es­tética. Si, como sugieren Johan Schimanski y Stephen Wolfe, entendemos el término “estética” derivado de su significado etimológico como sensación y percepción, debemos concluir que las fronteras siempre tienen algo que ver con la estética: “Una frontera que no se siente por alguien o algo no es una frontera”(Schimanski y Wolfe, 2013, 242). Tenemos que percibir y reco­nocer la frontera como tal para considerarla así. En consecuencia, se puede afirmar que las fronteras en realidad pueden verse como inherentemente estéticas (Larsen, 2007, 97). Son constitutivas de procesos y productos esté­ticos, que en sí mismos se desarrollan como una dimensión de la experiencia de las fronteras.

Deshaciendo la X: Deshaciendo performativamente los cruces fronterizos

Entonces, ¿cómo podemos entender deshacer la frontera en términos de práctica estética? o, en realidad, ¿cómo podemos imaginar una poética fronteriza que se centre en los cruces culturales como medio para deshacer la frontera? Desde la década de 1990, las zonas fronterizas se han conver­ tido en el foco de interés crítico porque, como se enfatizó en la crítica Chi- canx, pueden representar lugares de “hibridación políticamente excitante, creatividad intelectual y posibilidad moral” (Johnson y Michaelsen 1997, 3). Los pasos fronterizos mediados se refieren no solo a los actos literales de cruce de fronteras territoriales provocados por el movimiento de per­sonas o las experiencias de migración y desplazamiento, sino también a los múltiples puntos de encuentro y los múltiples cruces que constituyen las fronteras simbólicas o conceptuales. Estos cruces u oposiciones binarias crean conflictos en una narrativa fronteriza y ponen en marcha la historia en cualquier producción cultural mediada de estos cruces (Fellner, 2021, 12). Los pasos fronterizos son el sitio de la X, el cruce, que evoca “una ocasión para la historia o la narración” (Schimanski y Wolfe, 2007, 10). En su poema “X antecanto: el signo xicano” (1991), Alfred Arteaga ha escrito sobre la X como signo de los pasos fronterizos. La X significa ‘ch’ en “verso xicano, ver­so marcado con la cruz, el cruce fronterizo [...]", que para Chicanx es “nues­tra marca, nuestra cruz, nuestra X, nuestro signo de no dejar de nacer en el punto en que dos flechas colisionan, X, y el suave paso de una línea sobre otra línea, X ”(2020, 3). Siguiendo el ejemplo de este poema, Ana Manzanas y Jesús Benito han definido la escritura fronteriza como la literatura que se sitúa en “la X, la amplia zona de las fronteras, el terreno que deja espacio para el mestizaje y la hibridación” (2002, 14). En consecuencia, se puede decir que cualquier forma de mediación fronteriza está situada en la “X”. Las representaciones de los cruces fronterizos no solo dependen de esta X, sino que también dan cuerpo a este espacio intermedio, el sitio de varios cruces de fronteras territoriales, genéricas, simbólicas, fronteras temporales o epistemológicas (Fellner, 2021, 13).

Este número de post(s) empuja los límites de los usos de los cruces fronteri­zos al resaltar las prácticas culturales que constituyen poderosas contrafor­maciones al imperialismo fronterizo. Destacamos la necesidad de valorar la enigmática superficie de la cultura (Geertz, 1973) a través de la cual se cons­truyen nuestras redes de significación y adquirimos conocimiento sobre el mundo. Y, como tal, ¿qué sucede con la superposición, el entrecruzamiento, la fusión, la superposición y el choque entre los bordes de esas superficies? Para este caso, vale la pena pensar en estas redes como un encuentro mul­tinivel de superficies. Appadurai (1996) también expuso de qué manera las identidades poscoloniales son moldeadas por superficies —paisajes— cuyas fronteras recrea constantemente la imaginación de personas que confron­tan su realidad con la materialidad que da forma a su mundo. Ya sean me­dios como entretenimiento o ideología; el dinero que migra por el mundo entregado por los trabajadores a sus familias alejadas, o el encuentro con el Otro, la experiencia cultural contemporánea de la gente en general es mate­ rial y digital por su ubicuidad y personalización. Y lo más importante, como sostiene Miller (2005, 5):

La conclusión sorprendente es que los objetos son importantes, no porque sean evidentes y los restrinjan o habiliten físicamente, sino a menudo preci­samente porque no los ‘vemos’. Cuanto menos seamos conscientes de ellos, más poderosamente pueden determinar nuestras expectativas al establecer el escenario y garantizar un comportamiento normativo, sin estar abiertos a desafíos. Ellos determinan lo que sucede en la medida en que no somos cons­cientes de su capacidad para hacerlo.

Esta edición de post(s) se pregunta cómo la invisibilidad del mundo material al que damos forma y que nos da forma se confunde con sus fronteras invi­sibles y los encuentros de sus superficies en multiniveles expresados a través del arte, los medios, los utensilios, las prácticas, y textos (en su sentido más amplio). Buscamos una comprensión parcial sobre la noción que se da por sentada de fronteras inexistentes, o un continuum entre nosotros y la cultura que se está produciendo, reproduciendo, deshaciendo y transformando per­manentemente.

Poiesis para desfronterizar

Los trabajos de este número abordan un amplio espectro de temas y cuestio­nes relativas a fronteras y desbordes. Muestran cómo se pueden deshacer las fronteras, centrándose en las formas en que los artefactos y prácticas cultu­rales forman parte de las culturas y los imaginarios fronterizos. También se enfocan en formas de hibridación cultural, de “heterogeneidad multitempo­ral” (García Canclini, 1995), que ocurren en las zonas fronterizas y que tienen el poder de deshacer poderes.

Siendo consecuentes con el énfasis de esta revista por traer al debate aca­démico los mundos de la producción creativa como procesos, obras y re­sultados de investigación, vemos con agrado que la respuesta a nuestra convocatoria vino predominantemente de tales áreas. También vemos un desborde en las formas de escritura presentadas. Siendo consecuentes con la subjetividad de sus creadorxs, estas han maximizado el espacio textual y visual para llamar la atención sobre sus planteamientos, ya sea como textos académicos formales; manifiestos artísticos e intersubjetivos; reflexiones sobre procesos artísticos y/o curatoriales; obras creadas o por crear; mapas matemáticos e imaginarios; contactos con médiums, y diálogos filosóficos —una suerte de psicoanálisis sin cuerpos presentes—; vaya manera de desbordar una revista “científica” o journal, el positivismo colonial tendrá bastante de qué lamentarse con este estado de pensamiento de fronteras desbordadas.

De similar forma, las páginas siguientes se transforman en un inventario bi­zarro, una selva antinatural, un museo implosionado de objetos que mate­rializan la experiencia de ser un ser desmarcado de una frontera en forma de aguacates migrantes; cumbias inscritas como parole in libertá;[1] molduras de costura que traen el arraigo de un oficio y un lugar; películas imaginarias es­bozadas como conversaciones materiales de mundos paralelos y divergentes; conversaciones inmateriales vía electrónica en lugares reales, visualizaciones de datos que siguen la “lógica” natural para mostrar lo invisible; mapas de te­rritorios en escala 1:1 que opacan la vida y el pensamiento en mutua corres­pondencia con la realidad, y mapas en escala 1:2 sobre cuales la metafísica nos recuerda las falencias de todo medio de representación: lo individual y lo universal están atados por una semblanza finita, pero infinitamente distante entre los dos. De la misma forma se presentan lxs autorxs de los textos, y por qué no llamarlos post-textos, por la intención ulterior que conllevan: cómo decirse, cómo entenderse, desde dónde; cuando su experiencia ha sido y se da en espacios fronterizos y desbordados, pero materializados a través de sus cuerpos, sus acciones, historias de vida, acompañadas de opresión, resis­tencia, negación, búsqueda, encuentros con el pasado y reconstrucción con un cuestionamiento vivencial. Si no soy de aquí, ni soy de allá; si mi cuerpo y mi deseo no son más que míos, pero las etiquetas para nombrarlos des­de la desobediencia ya fueron cooptadas; si los epistemes coloniales siguen guiando la navegación del pensamiento a orillas en donde no hay nada por descubrir, porque el lenguaje colonizador y patriarcal ya predestinó teleo- lógicamente a aquellos por descubrirse, la tarea de desbordarse, atravesar la frontera, vivir en el cruce fronterizo trae consigo una búsqueda más pro­funda, un subtexto que la teoría esquiva, la práctica creativa reactiva, y el pensamiento sobre los dos mundos antes mencionados reflota: pensar, crear e imaginar como un ser con dignidad.

El cuestionamiento fronterizo en sí mismo presupone un desorden, sugiere múltiples frentes de contestación y lucha al cisheteropatriarcado colonial, y todo concepto que intente etiquetar a sus actorxs. Pero quizás podemos vol­ver inteligible esta discusión desbordada si nos remitimos al concepto del א, aquella letra borgiana que contiene todos los números posibles. Si pudiéramos contemplar todas las luchas descritas en esta edición como un aleph, parte de un gran todo que no les reduce a esencialismos o encasilla a tropos de moda, su fuerza se torna infinitamente multiplicadora, sin reduccionismos y abierta a todas las posibilidades. No obstante, también retienen un valor común: la dignidad de la especie humana en cualquier estado que se encuentre.

En este sentido, antes que presentar a lxs autorxs de esta edición e intentar sintetizar textualmente sus obras de acuerdo con la lógica que tiene la revis­ta —lo cual implicaría fronterizarlxs—, hemos optado por esta forma abierta de manera subjetiva de evocar las ideas, objetos, prácticas propuestas para dar cuenta de ellxs. Ciertamente las mismas secciones de post(s) son fronte­ras y casillas, pero proponemos el ejercicio de leer esta edición como quien mira a través de un caleidoscopio, donde cada giro de página —continuo o discontinuo—se abre como un aleph ante la multiplicidad de formas de romper fronteras. Como editores, esta es nuestra poiesis para desfronterizar. post(s)

Referencias

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Notas

[1] Usamos el término intentando despojarlo de su pasado misógino-totalitario expresado por Filiipo Tomaso Marinetti y el futurismo, y destacar las palabras como actos y actorxs que crean realidades.

Información adicional

Cómo citar: Burgos, H. y Fellner, A. (2021). Desbordes / Deshaciendo fronteras: hacia nuevas epistemologías fronterizas. En post(s), volumen 7 (pp. 12-24). Quito: USFQ PRESS.