The Jungle de Calais: Entre liminalidad, espacio fronterizo y lugar de posibilidades

Melanye Garland
Humboldt Universitaet zu Berlin, Alemania

post(s)

Universidad San Francisco de Quito, Ecuador

Recepción: 31 Julio 2020

Aprobación: 20 Octubre 2020



DOI: https://doi.org/10.18272/post(s).v7i1.2399

Cómo citar: Garland, M. (2021). The Jungle de Calais: Entre liminalidad, espacio fronterizo y lugar de posibilidades. En post(s), volumen 7 (pp. 68-97). Quito: USFQ PRESS.

Resumen: El presente ensayo se basa exclusivamente en la investigación artística y seu- doetnográfica realizada en el campamento de migrantes The Jungle, durante el año 2016 en la ciudad de Calais, Francia, ubicado en el borde marítimo con Inglaterra. Desde mi experiencia in situ, descrita a través de metodologías artís­ticas y escrituras poéticas, abarco el concepto de la liminalidad desde una pers­pectiva fronteriza. Paso por acciones y actitudes poscoloniales dentro del marco conceptual de la liminalidad y sus características transformativas, destructivas, constructivas y de In-betweenness que este proceso ritualístico conlleva. Desde mi perspectiva como artista y futura antropóloga, me interesa resaltar narrati­vas locales fronterizas que necesitan estar presentes en nuestra reflexión para un futuro más solidario, colaborativo y comunitario, decolonizando nuestra manera de percibir lugares ‘periféricos’ y espacios fronterizos contemporáneos e incorporarlos como agentes activos en el desarrollo de la ciudad.

Palabras clave: liminalidad, The Jungle, poscolonial, decolonial, metodologías artísticas, poesía etnográfica.

Abstract: This essay is based exclusively on artistic and pseudo ethnographic research of The Jungle migrant camp in 2016 in the city of Calais/France at the maritime border with England. Through my experience in situ, described through artistic methodologies and poetic writings, I embraced the concept of liminality from a border perspective, going through postcolonial actions and attitudes within the conceptual liminality framework and its transformative, destructive, cons­tructive and In-betweenness characteristics that this ritualistic process entails. From my perspective as an artist and future anthropologist, I am interested in highlighting local frontier narratives that need to be present in our reflection for a more supportive, collaborative and communitarian future, decolonizing our way of perceiving “peripheral” places and contemporary borderland, incor­porating them as active agents in the city’ s development.

Keywords: liminality, The Jungle, postcolonial, decolonial, artistic methodologies, ethno­graphic poetry.

Una máquina de liminalidad



Ahora comprendo con mayor totalidad
la imposibilidad de cruzar fronteras.
Un espacio de tiempo me separa entre A y B.
El océano Pacífico nos separa,
entre Western y The Otherness,
(Pido disculpas por escribir en inglés,
pero al escribir ‘Oeste’ y ‘los otros’ en español,
mis pensamientos se direccionan en que el inglés representa
con mayor fuerza la rigidez del colonialismo, neocolonialismo que este idioma anglosajón envuelve).

I
Liminalidad
Limen, liminal se define como “de o perteneciente al umbral o etapa inicial de un proceso”.
Podría describir el comienzo de un estado... o el propio estado.
Liminal-como-umbral para connotar lo espacial, un límite, una frontera,
un paisaje o una puerta de un espacio físico y psíquico de potencialidad.

La palabra liminal tiene su origen en la palabra latina limen, que significa
‘umbral’: “Cualquier punto o lugar de entrada o comienzo”.
Un espacio liminal es el tiempo entre lo que fue y lo que será.
Es un lugar de transición, de espera, de no saber.

Liminalidad
Realidad
Ritualidad
Ritos dentro de las sociedades
constituyen la experiencia liminal completa de una
persona, en una transformación interna y externa.

II
Espacio de posibilidades.
Liminalidad podría considerarse un lugar de posibilidades,
un lugar abstracto para reflexionar, dar un paso atrás.
Pensar en lo que queremos cambiar y transformar para el futuro.

Es la oportunidad para una visión abierta de la transformación
la autorreflexión y el conocimiento situado frente
a nuestros actuales cambios globales.
Mutar, cambiar y abrirse a nuevas posibilidades.

La máquina de la liminalidad es un espacio de sumersión.
Un espacio sin estructuras, normas, dogmas colonialistas.
Una estructura sin estructura,
en la cual la coexistencia hace la totalidad.

Como decía mi padre,
2 + 2 no es necesariamente 4.
El conjunto de las partes no es necesariamente el todo.

Los engranajes de la máquina de la liminalidad
se mueven, intercambian, transforman y mutan.
Poscolonialismo, colonialismo,
ciberfeminismo, biología, queerness
son algunos de los engranajes que navegan y se vacían
en el líquido flexible de la liminalidad,
como un contenedor que enmarca este proceso
de transformación, transición.

Por último...

III
Philodendron, nombre genérico que procede del
l griego φιλος “amor” y δενδρο “árbol”.
Es un gran género de plantas fanerógamas,
de la familia de los arum (Araceae).
Muchas se cultivan como plantas ornamentales y de interior.
Muchas especies son capaces de trepar sobre otras plantas
o de subir los troncos de árboles con la ayuda de raíces aéreas.

Es una especie tóxica, nativa de Sudamérica,
específicamente de la costa de Brasil,
con mayor diversidad en el trópico del nuevo continente,
pero también es distribuida en el viejo continente.

La máquina de la liminalidad también está compuesta
por un órgano biológico, un órgano que tiene vida.
La planta Philodendron,
epresenta la migración del Otherness.

La primera vez que la contemplé, estaba en la cocina de mi casa en Berlín.
Fuerte, feroz, salvaje,
ocupaba las paredes blancas de mi hogar.
(No olvidar que ella es una migrante al igual que yo, al igual que tú.
Su migración biológica forzada desde Brasil hasta Europa.
Hoy en día es una de las plantas de interior más comunes en el mundo).

Ella, la cual describo como ‘ella’, desde su visión
femenina y feminista, me enseñó cómo
la autonomía de la migración puede moverse ágilmente, velozmente, dinámicamente, ocupando distintas
maneras para sobrevivir, aunque el lugar de arribo sea hostil con el extrañero.

Aquí, las acciones poscoloniales y decoloniales
entrelazan con la liminalidad,
como un espacio de posibilidades,
un espacio sin bordes rígidos, donde la flexibilidad
y el más allá de estos límites
guiarán a una posible transformación entre

Lo interno y lo externo
Lo micro y lo macro
El arriba y el abajo
Lo natural y lo forzado
Lo local y lo global

Desde que decidí emigrar, mi cuerpo se fue transformando en un objeto de fluidez, móvil y dinámico, mi cuerpo se ha transformado en un objeto de movimiento, de una constante fluidez y dinamismo. Buscando y creando distintas estrategias de sobrevivencia para el viaje en sí. Me volví autónoma, cruzando fronteras, ocupando mi dualidad de identidad ítalo-chilena, europea y sudamericana. El estar, sentir y entender el estado del in-between me fue ayudando en mi constante transformación interna y externa del deshacer fronteras, desde una perspectiva artística, cultural y social. Percibo la liminalidad como un espacio fuera de tiempo establecido y sin bordes marcados que me permite seguir activamente dentro de la autonomía de la migración. Melanie Garland (2020)

La actual crisis del régimen fronterizo puede dar lugar a la formación de mu­chos nuevos campamentos de refugiados y migrantes, tanto legales/formales como informales (De Génova, 2011). Este artículo es parte de las reflexiones en curso de mi proyecto de doctorado: From spaces of exception / non places to informal settlements / social places through Liminality (2019-2023), en el cual examino tres campamentos informales en Europa y Sudamérica: The Jungle, en Calais-Francia; Tiburtina, en Roma-Italia, y El Bosque, en Antofagasta-Chile. Estos fueron establecidos por migrantes en tránsito y se han mantenido auto- gestionados sin la participación gubernamental inicial. Estas comunidades de migrantes han transformado zonas desérticas y abandonadas en lugares y ba­rrios sociales como parte de la ciudad (Massey,1993).

En esta investigación reflexiono acerca de cómo estos tres campamentos infor­males, etiquetados coloquialmente como non-places (Augé, 1992), cambian y evolucionan hacia lugares sociales, y cómo el concepto de la liminalidad (Von Gennep, 1960; Turner, 1974; Thomassen, 2014) podría desempeñar un papel en su transformación. Por lo tanto, en este proyecto analizo el proceso de transfor­mación que el concepto de la liminalidad contiene, desde una mirada micro/ macro y espacial/arquitectónico. Basándome en estudios migratorios, posco­loniales y práctica artística, en el proyecto exploro cómo los “no-lugares” y los “lugares de excepción” (Agamben, 1995) podrían generar lugares liminales y “otros lugares” (Chambers y Curti, 1996) en áreas urbanas.

En específico, este artículo introduce las primeras indagaciones y reflexiones de mi experiencia en el campamento The Jungle, de Calais, y cómo esta vivencia me ha generado diferentes cuestionamientos sobre la metodología de mi tra­bajo, mi obra de arte y mi relación como artista frente a lugares periféricos. Gracias a este acercamiento, han nacido mis primeras reflexiones etnográficas y antropológicas de cómo ser más consciente y sensible frente a una intervención artística dentro de campamentos informales de migrantes.

En su mayoría, he desarrollado este texto desde el comienzo de mi actual docto­rado en Arte y Antropología de la Migración, que se caracteriza por su enfoque descriptivo, además de problematizar la experiencia artística. Lo anterior me ha permitido introducirme en el concepto de la liminalidad, donde he podi­do reflexionar más allá de la estética producida en la acción de arte. A su vez, el in-betweenness entre arte y antropología me ha ayudado a comprender los diferentes enfoques de observación, siendo la reflexión etnográfica ‘entre’ es­tas fronteras disciplinarias un posible aporte en los discursos actuales de pensa­mientos fronterizos contemporáneos.

Figura
1.
Figura 1.

Dibujo serie: Mapas The Jungle, M. Garland, 2020.

The Jungle de Calais Entre liminalidad, espacio fronterizo y lugar de posibilidades

Durante uno de mis viajes de investigación artística en 2016, logré adentrar­me en uno de los campamentos informales más grandes de Europa, que desde 2019 ha sido uno de los campos de estudio de mi proyecto actual de doctorado.

The Jungle,[2] con su nombre público, y Jungala,[3] como lo llamaban muchos de sus habitantes, era[4] un asentamiento informal de migrantes situado en la ciu­dad de Calais, en la costa francesa con la frontera inglesa. The Jungle era un lugar fronterizo donde los residentes convivían entre culturas e idiomas, con un límite de dos tierras (Francia e Inglaterra), en la frontera de la Unión Europea y la zona Schengen, y en el límite geográfico entre la tierra y el mar. Los habitan­tes de este campamento (especialmente en 2015[5]) provenían de viajes y rutas improvisadas y sumamente peligrosas, y su destino final idealmente era Ingla­terra; sin embargo, quedaron atrapados en Calais debido al régimen fronterizo europeo, que desde 2014 era cada vez más complejo y violento.

The Jungle estaba situado en las afueras de Calais, un importante puerto en el norte de Francia. Donde se encuentra el estrecho de Dover y es el punto más estrecho del canal de la Mancha con solo 34 km de ancho; es la ciudad francesa más cercana a Inglaterra. Calais es una ciudad desarrollada en torno al turismo, por lo que su infraestructura, la arquitectura y la presentación visual pretenden encarnar la sensación idílica de un destino vacacional. Hace casi veinte años los primeros migrantes y refugiados llegaron a Calais, ocupando y estableciendo poco a poco el campamento que posteriormente fue denominado por la prensa como ‘The Jungle’, en alusión a su grado “caótico, peligroso y precario”. Más tar­de se convirtió en uno de los campamentos informales más grandes de la Unión Europea. Los migrantes provenían originalmente de Darfur, Afganistán, Siria, Irak, Eritrea y otras zonas en crisis.

Para muchos migrantes, The Jungle se convirtió en un lugar de transición, un lugar de espera, donde podían encontrar diferentes posibilidades durante su viaje (al cual me referiré con más detalle en la sección teórica). Eso se comenzó a manifestar como una problemática, ya que los migrantes que intentaban lle­gar a Inglaterra a través del puerto de Calais o del Eurotúnel, como polizones en camiones, transbordadores, autos o trenes, no lograban llegar a su desti­no. The Jungle puede ser presentado como un posible lugar liminal, fronteri­zo, borderland (Anzaldúa, 1987), donde los habitantes coexistían entre límites territoriales y geográficos. Esta idea se relaciona desde una perspectiva de migrantes en tránsito y su estado constante de incertidumbre y cambio, la cual se puede observar desde una forma actual/global de la autonomía de la migración (De Genova, 2017), la transmigración y su dinamismo de no tener un lugar concreto de destino. La liminalidad y el tercer espacio (Anzaldúa, 1987) son un marco interesante al hablar sobre este campamento informal en el borde fronterizo europeo

Figura 2.
Figura 2.

Dibujo serie: Mapas The Jungle, M. Garland, 2020.

Una (pseudo)etnografía

Ir a The Jungle fue una decisión orgánica, casi espontánea y ‘comunitaria’. Des­de finales de 2015, trabajaba en distintos campos formales de refugiados en Berlín, los NUK (Notunterkunft: alojamiento de emergencia), donde invitaron a mi colectivo artístico nomadicArt[6] como voluntarios para hacer workshops de arte para niños, mujeres y jóvenes. Uno de los workshops que realicé fue Con­necting Stories, que consistió en que un grupo de participantes (mujeres, hom­bres y jóvenes) escribían una carta anónima a un compatriota que no conocían, pero sabían que el receptor iba ser idealmente una persona de su mismo idioma (árabe y/o farsi), género y edad. Yo recolectaba esas cartas y las entregaba en los otros NUK de Berlín, donde también se realizaba el mismo procedimiento. La motivación del workshop consistía en que la escritura anónima a una persona desconocida podría facilitar (desde una pequeña escala) el proceso reflexivo del participante, y recibir una carta de vuelta podría contribuir (en alguna manera) en el proceso de adaptarse al nuevo hogar.

Posteriormente, Connecting Stories[7] fue convirtiéndose en un proyecto artís­tico sobre conectar experiencias entre migrantes de la misma comunidad en el nuevo país. Mediante cartas anónimas, los participantes intercambiaban si­tuaciones de supervivencia, sentimientos y estrategias para adaptarse a las cir­cunstancias del nuevo territorio.[8] Cada participante sabía que las cartas iban a ser escaneadas para registrarlas y analizarlas.[9] En el desarrollo de las primeras traducciones y análisis con la colaboración de amigos que leían árabe y farsi, nos dimos cuenta de que, en general, las cartas contaban experiencias buenas y malas[10] en el país nuevo (en este caso, Alemania) y su odisea (muchas veces traumática) desde su hogar de origen.

En estos escritos reiteradamente se describía el sentimiento de estar atrapados, estancados, en el in-betweenness (principalmente en los contextos de los cen­tros de refugiados formales y la burocracia alemana), entre el pasado y presen­te, entre recordar su país de origen y vivir el presente en el nuevo país. Es aquí donde surgieron mis primeras inquisiciones con el concepto de la liminalidad, al que se hacía referencia en algunas cartas al comentar el estado de limbo.

       Figura
    3.
Figura 3.

Connecting Stories, Sobre y dibujo, 2016.

Connecting Stories fue el punto de partida que me guio para viajar a The Jungle (julio, 2016). En mi último workshop en un NUK, en Berlín en mayo de 2016, algu­nos participantes se acercaron diciéndome que si iba a ir Francia podía entregar algunas de sus cartas en el campamento de The Jungle. Había participantes del workshop que provenían de Siria e Irak, y creían que sus familias o sus amigos estaban viviendo ahí, y no podían contactar por falta de información tecnológica y/o digital (Facebook o número de teléfono, por ejemplo). Aquí la intervención artística se fue complicando cada vez más y transformándose en un posible me­dio de conexión entre personas y familiares que no podían comunicarse. Aquí el rol de ser una cartera se fue transformando en un posible rol activista.

Recuerdo cuando estábamos hablando sobre esta posibilidad, entre cinco par­ticipantes, un amigo traductor y yo, sentados en el césped afuera del NUK. Les expliqué que el proyecto artístico no tenía la intención de conectar gente que se conocía (ya que era un trabajo casi imposible). Más bien, desde su forma anóni­ma, pretendía intercambiar vivencias al otro compatriota, intentando crear una especie de pensamientos colectivos, que podrían acompañar el proceso del via­je y/o en el proceso de ‘integrarse’[11] en el nuevo lugar. Las siete personas senta­das en el césped (incluyéndome) quedamos de acuerdo en que yo iba a ir a The Jungle a entregar cartas anónimas a la comunidad siria e iraní, e intentar recibir algunas cartas de vuelta, sin prometer contactar familiares. Había la esperanza de que las cartas en el campamento fueran compartidas e intercambiadas, y existía una posibilidad de que el emisor y receptor coincidieran.

Recibí 20 cartas de adultos, jóvenes y niños. Fue una sorpresa, ya que no me esperaba tantas. Eso me dio nuevamente una motivación para ir a The Jungle, aunque sabía que iba a ser un viaje complejo. No tenía ningún referente en el campamento, ningún NGO o voluntario que me pudiera guiar, lo que hacía aún más fuertes mis expectativas. Al llegar al campamento (que describiré en el siguiente segmento), pregunté dónde podía encontrar a la comunidad siria e iraní, ya que tenía conocimiento de que The Jungle estaba separado por co­munidades e idioma. Mis guías fueron voluntarios y migrantes que encontraba en el camino; ellos me indicaron la dirección correcta y el mapa dibujado que se encontraba en la entrada del campo (que copié para poder usarlo).

Figura 4.
Figura 4.

Connecting Stories, Dibujos y cartas, 2016.

Caminando[12] entre las calles del asentamiento (algunas de ellas tenían nombres), crucé por distintas comunidades: sudaneses, afganos e iraníes. Las dos últimas estaban muy cerca de la comunidad siria, ya que se autoidentificaban como parte de la misma comunidad (me lo comentó una voluntaria que me encontré en el camino). Logré hallar a la comunidad siria y a su líder, que hablaba perfectamente inglés. Gracias a un voluntario boliviano que estuvo viviendo con ellos por más de cuatro meses, me recibieron muy bien, ya que era chilena. El líder repetía que los voluntarios más guerrilleros eran los latinoamericanos. Creo que sin esta co­nexión y unión ‘nacional’ (por ser sudamericanos), no hubiera podido entrar en el corazón de la organización siria y compartir con el líder y sus compañeros, los cuales se llamaban entre ellos ‘guerrilleros’ (en español), por su calidad de protec­tores frente a la policía francesa y a los disturbios internos en las noches.

Mientras conversábamos dentro del hogar del líder, junto a sus compañeros y el voluntario con una taza de té, les expliqué por qué estaba allí y el proyecto Connecting Stories. Al decir que era artista y que este proyecto era una intervención/acción de arte, sus actitudes expectantes fueron cambiando a una actitud de mayor confianza y tranquilidad. El grupo en el que estábamos (seis personas, incluyendo el voluntario y yo, que era la única mujer) se transformó en una es­pecie de conversatorio pseudoterapéutico en árabe, inglés y español. El grupo fue contando sus historias dentro del campo y sus experiencias de ser refugia­dos informales en la frontera con Inglaterra (lo cual no describiré en este texto, pero me referiré a este aspecto en la parte metodológica). Aquí fue donde la ac­ción del arte de escribir cartas comenzó a producirse de forma intuitiva y espon­tánea. En ese momento recibí 5 cartas que estaban dirigidas a sus compatriotas en Berlín y entregué las 20 cartas que traía conmigo, el líder sería el encargado de entregarlas posteriormente a los demás compatriotas.

Escritura poética

En los siguientes párrafos comparto un fragmento poético de mi primera expe­riencia en The Jungle. Esta narrativa se concentra mayormente en la descripción del espacio físico y abstracto del lugar, usando la liminalidad como un marco artístico, teórico y etnográfico.

  

Figura
5.
Figura 5.

Páginas originales, diario de artista, 2016.

Fragmento de un diario de artista[13]



Cuando llegué a la ciudad de Calais,
me encontré con una ciudad “perfecta”,
“surrealista”, “(cuasi) artificial”,
pintada de colores pasteles rosas y azules,
, donde el tiempo transcurría con bastante tranquilidad,
las flores florecían en las paredes de esta extraña ciudad.

La perfecta arquitectura de color pastel de la ciudad,
se mezclaba con el cristalino océano Atlántico,
una tierra de colores ocres con restantes matices,
la liminalidad del tiempo terrenal The Jungle
define el contraste de estas dos realidades.
En un primer momento estos colores parecían definir
el estado de limbo de la ciudad de Calais,
el paisaje liminal de este territorio.

Mientras bajaba del autobús en el lado B de la ciudad,
antes de empezar a caminar,
mi cuerpo empezó a congelarse por lo que podría pasar,
ver y sentir.

Para llegar a The Jungle, hay que caminar más de 45 minutos
después de la última parada del autobús,
por una larga calle en medio de un espacio desértico,
un paisaje vacío sin construcciones,
una especie de vertedero gigante.
El camino hasta el campamento sigue en línea recta
y atraviesa una zona industrial.
Diferentes fábricas.
A lo largo de este camino empecé a notar gente
sentada en el césped,
en la acera,
de vez en cuando, alguien decía “buenos días” u “hola”,
más allá de eso el silencio seguía muy presente.

Mi presión arterial era baja y mi nivel de azúcar estaba en 62.
Sentí que entraba en un estado de transición
entre mi cuerpo y el limbo de los colores ocres del lado B.

Calais fue mi primera experiencia en una
ciudad liminal.

El lado A de Calais estaba formado por colores pasteles
con un delicado brillo atemporal,
incluso un aire de perfección y superficialidad,
irrealidad en la burbuja de una sociedad turística.
La contemplación empieza a tener sus propias reglas.

El lado B de Calais era oscuro, de colores tierra
y ocres con simplicidad de mezclas y contrastes,
bañado con una neblina de arena amarilla.
La materialidad componía una nebulosa espacialidad,
surrealista, con cicatrices
de las comunidades de migrantes
las cuales se mezclaban dentro del paisaje del campamento en desarrollo.

Infraestructura;
calles,
escuela,
tiendas de alimentos,
cocinas comunitarias.
Peluquería,
biblioteca,
radio local,
estudio de música,
teatro.

La estética de The Jungle,
materiales, colores, construcciones,
permitieron darme cuenta
de las muchas formas y estrategias
de supervivencia que utilizan los migrantes
para transformar un espacio desértico en un lugar social,
aunque sea temporal.

El modo de supervivencia era visceral,
The Jungle es el resultado de supervivencia del hombre/mujer en el limbo terrenal,
el descontrol, la anormalidad y las reglas inexistentes.
El paréntesis de dos estados.

Calais (lado A y B),
un lugar donde convergen diferentes estructuras
sociales, políticas, físicas,
espaciales, temporales
de poder.

Un lugar donde se percibe la contradicción y la competencia
del poder en el entorno material de la ciudad,
un estado de coexistencia.
Ocupando diferentes aristas territoriales,
geográficas, imaginarias,
reales y espaciales,
tratando de colocar todo en un solo lugar.
Los órdenes “físicos” y “mentales” de los diferentes actores
ocupan un rol en esta ciudad:
migrantes en tránsito,
voluntarios,
vecinos,
turistas,
visitantes,
políticos,
policías.

Percibir en un mismo territorio

diferentes niveles de separación
y dialécticas en movimiento entre
el espacio de la liminalidad y el espacio de la realidad.
No solo de forma abstracta,
sino también en una representación geográfica.
En el caso de Calais y Dover:
la transición y la inmovilidad entre estas dos ciudades,
un “espacio vacío” en el mar.
Una separación entre un espacio liminal y real
donde los migrantes sobreviven y coexisten.

Están esperando el momento oportuno para saltar
en un ferry o camión para pasar al “otro lugar” (Andrews y Les Roberts, 2012).

El diálogo entre Calais y The Jungle,
están unidos por la estructura de la liminalidad.
**

Primeros cuestionamientos metodológicos

Desde el comienzo de mi doctorado (2019) tuve la oportunidad de dar un paso atrás y reflexionar sobre mis acciones y métodos artísticos de esta prime­ra experiencia, lo cual me permitió posicionarme en relación con lo sucedido hace cinco años en The Jungle. Mis prácticas artísticas en ese momento se ca­racterizaban por un fuerte enfoque etnográfico, el cual me permitió iniciar un viaje de exploración de historias alternativas de personas que vivían dentro de estos lugares fronterizos. Historias que podían contarse mediante cartas que era posible intercambiar entre los mismos habitantes de los campamentos. La colección de cartas, el intercambio de estas y la posterior recolección se con­virtieron en una especie de recopilación de datos cualitativos, que fue la base de mis reflexiones iniciales sobre el concepto de la liminalidad y su estado de in-betweenness.

Volver atrás y observar nuevamente la acción de arte Connecting Stories me pro­duce sentimientos encontrados. En un primer lugar, esta acción fue el resultado de un trabajo de workshop de ‘integración’ de parte de fondos alemanes, el cual en ese entonces (2016) en Berlín era un tema muy criticado a nivel sociopolítico y artístico. La burocracia alemana en el tema de la migración, y en este caso con la comunidad siria y afgana, era compleja. La comunidad artística, en especial mis colegas artistas migrantes, estábamos cuestionando estas meto­dologías de integración, que percibíamos más bien como una adaptación en la comunidad alemana. Sin tener conocimientos profundos en ese entonces en temas psicológicos y antropológicos de cómo interactuar con estas comunida­des, los artistas comenzamos a realizar diferentes workshops para solidarizar­nos con una comunidad que venía acarreando una historia de migración forza­da y traumática, trabajando con participantes que eran sobrevivientes de una odisea llena de obstáculos, traumas, duelos, sufrimientos y temores. No quiero romantizar y alabar nuestras acciones, pero al volver al pasado pongo énfasis en las problemáticas del poder, vulnerabilidad y precariedad entre el artista-tutor y el participante-migrante. Más bien quiero dar a conocer el contexto en el que estábamos viviendo y en especial las circunstancias que me llevaron a decidir continuar esta acción en The Jungle. Mi propio privilegio de poder cruzar fron­teras (ser sudamericana con pasaporte italiano, por ende ser parte de la Unión Europea) me llevó a convertirme en una cartera, mi cuerpo se convirtió en un artefacto de movilidad y de intercambio de información, sobre lo cual vuelvo a reflexionar pasados cinco años.

Es complejo analizar una acción de arte y su metodología de trasfondo desde la antropología, ya que está la crítica de cómo los artistas perciben y se relacionan con la realidad, más aún cuando el artista trabaja directamente con la comunidad, como es el arte participativo y arte social. Estas prácticas artísticas algunas veces se pueden percibir superficiales y extractivistas,[14] y en muchos casos se vuelven complejas y llegan a dinámicas de poder y deterioro del material social y urbanístico de un lugar.

Connecting Stories fue motivado por un deseo de conectar personas que por circunstancias de la crisis fronteriza, acciones políticas gubernamentales y ais­lamiento dentro de campamentos no podían comunicarse. También estaba la motivación de entender con mayor profundidad qué estaba sucediendo dentro de estos lugares desde la perspectiva del migrante, ya que en esa fecha (2015­2016) solamente había información en la prensa europea sobre las perspectivas de los agentes políticos y gubernamentales. Estos se referían a esta crisis como una crisis migratoria y no como una crisis de fronteras o crisis humanitaria, y de­jaban de lado la historia colonial y las problemáticas históricas de porque estas comunidades migraron a Europa.

Paralelamente la estética visual y escrita se enfocaba en la victimización y a la vez en la solidaridad entregada por la comunidad local, la que muchas veces se percibía como un paternalismo blanco europeo. En este artículo no aborda­ré en detalle los conflictos humanitarios y catastróficos dentro de The Jungle, ya que todavía es muy complejo para mí plasmar en palabras e ideas las abo­minaciones ocurridas en esa frontera en conflicto desde mi posición como una persona externa. Existen libros académicos que abarcan sensible y profunda­mente la problemática humanitaria desde la mirada directa del habitante de The Jungle, como por ejemplo VOICES FROM THE ‘JUNGLE’ Stories from the Calais Refugee Camp (2017), editado por Godin, M0ller, Lounasmaa, Squire y Zaman, y Humans of Calais: Migration from the Perspective of Migrants (2016), editado por Singh, Flores, Mohseni, Hansen. Estos libros aportan de manera significativa a los discursos poscoloniales frente a las problemáticas fronteri­zas desde la mirada del migrante.

El método grounded theory (Corbin y Strauss, 1990), basado en la emergencia de ideas/conceptos a partir de la recolección de datos, me ha proporciona­do una forma de enmarcar mi proceso metodológico, al reunir los aspectos artísticos y etnográficos en mi investigación actual, que sigo desarrollando y cuestionando. La fluidez de grounded theory, y la idea de que las teorías sur­gen a través de un ir y venir entre la recolección de datos y el análisis, me ha ayudado considerablemente en mi actual proceso de exploración y cuestionamiento sobre mis prácticas artísticas dentro de lugares “periféricos”. Esta teoría enfatiza en el “proceso en sí”, y la conecto estrechamente con el pro­ceso de la producción artística, pues es relevante en mi propia metodología por su naturaleza autorreflexiva. Es por ello que después de cinco años de la experiencia en The Jungle utilizo este tipo de metodología para reconectar nuevamente con los materiales encontrados, en especial con el recolectado en las cartas, que me permitieron introducirme en el concepto de la liminalidad, siendo esta (la liminalidad) representada en diversos niveles en los espacios fronterizos contemporáneos. Desde lo macro, como estar ‘entre’ fronteras, hasta lo micro, de ser migrante en tránsito.



***

Teoría Liminalidad y espacios fronterizos

Liminal se podría describir como el comienzo de un estado, o el propio estado en sí. Andrews y Roberts (2012) amplían la definición de lo liminal como un um­bral para connotar lo espacial: un límite, una frontera, un paisaje de transición o una puerta. Simmel (1917) lo abarca desde un espacio físico y psíquico de potencialidad. El término ‘liminal’ tiene su origen en la palabra latina limen, que significa ‘umbral’: “Cualquier punto o lugar de entrada o comienzo” (Oxford English Dictionary). Un espacio liminal es, por lo tanto, el tiempo entre lo que fue y lo que será, y a su vez entre el allá y el acá. Es un lugar de transición, de espera, incertidumbre, de no saber.

Arnold Van Gennep, con su libro Rites of Passage (1909), fue el primero en interpretar la liminalidad, refiriéndose a los ritos dentro de las sociedades desde una microperspectiva. Este autor divide el proceso ritual en tres esta­dos que constituyen la experiencia liminal completa de una persona en una transformación interna/externa. También destaca la importancia de estos ri­tos de paso, ya que marcan momentos importantes e históricos de los indivi­duos y colectivos en el transcurso de la vida. El proceso liminal se compone de tres etapas. La primera, el rito preliminal (o rito de separación), simboliza la muerte metafórica, ya que la persona se ve obligada a salir y romper con su rutina pasada; comprende un comportamiento simbólico, que significa el desprendimiento del individuo de un punto anterior en la estructura social. La segunda etapa, el rito liminal (o rito de paso), implica un paso a través del umbral que marca el límite entre las dos fases. Se incorpora el término ‘liminalidad’ para caracterizar este paso; tiene un carácter destructivo, transformati­vo y metamórfico, en el que se producirán cambios esenciales en el individuo.

Los períodos liminales son tanto destructivos como constructivos, siendo esta etapa una posible experiencia de aprendizaje durante el ritual. En la última etapa, el rito postliminal (o rito de incorporación), el iniciado se reintegra en la sociedad con una nueva identidad, como un ser ‘nuevo’ ya transformado. Van Gennep observó este triángulo estructural (preliminal, liminalidad, postlimi­nal) como un patrón dentro de los rituales de los acontecimientos humanos, demarcando las transiciones en los periodos sociales.

  

Figura 6.
Figura 6.

Dibujo, Liminal spaces, 2016.

En mi investigación actual, he tratado de indagar otras definiciones e inter­pretaciones de la liminalidad, explorando más allá de las definiciones algo li­mitadas de Turner (liminalidad como ‘ritual’ y communitas;1967, 1969, 1978, 1982, 1987), Graburn (liminalidad como ‘viaje sagrado’; 1989) y Shields (liminalidad en relación con la marginalidad; 1992). Ellos tienen en común que correlacionan la liminalidad con lo lúdico, el consumo, la desterritorialización, lo carnavalesco y la moral humana. Me interesan más los trabajos de Andrews y Roberts (2012) y Thomassen (2015), que animan a reevaluar el significado de la liminalidad en los estudios migratorios y asocian este aspecto no solo con los espacios de placer, como los carnavales y los rituales lúdicos, sino tam­bién con la territorialización de lugares y espacios de peligro. El proceso de transformación tal y como lo describe Van Gennep, como un proceso des­tructivo y constructivo, no siempre es una experiencia placentera, positiva y transformadora.

Además, estoy interesada en el significado descrito por Thomassen (2015) y Giraldi (2018): liminalidad como un lugar de posibilidades, que ocupa el pro­ceso de transición entre un estado al otro como un proceso transformativo abierto a nuevas posibilidades de percibir el entorno. Van Gennep describe que entre los estados preliminal, liminal y postliminal se produce una muerte y renacimiento metafórico en el cuerpo que está dentro del ritual. Esta movili­dad a través de los estados ayuda en la concepción de la liminalidad como un estado productivo.

Los teóricos Turner, Horvath, Thomassen, Wydra, Grimaldi, entre otros, apor­tan la perspectiva adicional de la visión liminal como potencialidad. La cuali­dad de la liminalidad es naturalmente vaga; la identidad de la persona o del colectivo se disuelve, provocando confusión, pero también la posibilidad de nuevas perspectivas. Liminalidad provoca un espacio ‘seguro’ y transformador para abrir la mente y observar la realidad desde otro ángulo (Turner, 1969). En el libro El proceso ritualístico: estructura y antiestructura (1969), Victor Turner afirma que la liminalidad se considera como un tiempo y un lugar de retiro de las formas normales de actividad social, que puede verse potencialmente como un periodo de reflexión sobre los valores y las normas sociales de la cultura en la que se produce (1969, 156). A su vez, investiga la idea de communitas, sentimientos de un grupo comunitario y unido que experimenta la misma experiencia liminal (Turner, 1974). La communitas de Turner tiene una relevancia específica para las experiencias de los grupos que habitan en The Jungle. El sentido de comunidad y de experiencia grupal que se establece al estar en un estado compartido de suspenso, in-betweenness y de incertidum­bre frente a lo que fue (el pasado de cada migrante antes de llegar a The Jun­gle) y lo que vendrá (el deseo de cruzar las fronteras) ha provocado también el grado de potencialidad que Turner, Grimaldi y otros estudiosos describen como un lugar de posibilidades para generar nuevas ideas y formas de convi­vencia para el futuro.

El trabajo antropológico de Turner tiene una importancia crucial gracias al concepto de liminalidad introducido por Van Gennep. Aunque el enfoque de Turner está más vinculado al estudio de las sociedades de pequeña escala, él prefiere el término ‘liminoide’, que desarrolló en respuesta a ciertas caracterís­ticas del mundo moderno. Sin embargo, Agnes Horvath (2013) afirma que el término puede y debe aplicarse a acontecimientos históricos concretos, ya que proporciona un marco valioso para la comprensión histórica y sociológica. Por su parte, Turner atribuyó una connotación positiva bastante singular a las situa­ciones liminales, como formas de regeneración cuando pueden ser periodos de incertidumbre y angustia (Horvath, 2013). Por lo tanto, en el caso de The Jungle, es posible destacar la dualidad entre la liminalidad (Van Gennep) y las experien­cias liminoides (Turner).

El enfoque transformador, peligroso, ritualístico y deconstructivo/construc- tivo de Van Gennep abarca el panorama general de The Jungle. El aspecto sumamente vulnerable, deshumanizador, el estado de excepción (Agamben, 2005) y terror están latentes en todo momento. No hay que olvidar que The Jungle era el gran campamento de migrantes en la costa de Calais y que los violentos enfrentamientos entre los migrantes y las autoridades francesas han producido un estado de excepción y terror, que va en contra de todos los dere­chos humanos y de dignidad. Por otro lado está la realidad de communitas. La comunidad y la solidaridad producidas entre los migrantes, voluntarios, ONG y vecinos han proporcionado la ‘esperanza’ de un posible futuro. El punto ál­gido del desarrollo urbano de The Jungle también se caracterizó por la convivialidad, solidaridad y resistencia, lo que produce un estado de potencialidad que Turner describe en su forma lúdica y carnavalesca. El proceso transfor­mador (deconstructivo/constructivo) de la liminalidad está presente en esta potencialidad, la cual ha proporcionado un lugar solitario y de posibilidades frente al régimen fronterizo europeo.

Siguiendo con la crítica a Turner sobre las experiencias liminales, Bj0rn Thomassen analiza el concepto liminal de Turner, indica que “sirvió no solo para identificar la importancia de los periodos intermedios, sino también para comprender las reacciones humanas a las experiencias liminales: la forma en que la liminalidad moldeaba la personalidad, el repentino prota­gonismo de la agencia y la unión, a veces dramática, del pensamiento y la experiencia” (2009, 14). Thomassen (2014) también distingue entre cuerpos liminales: el cuerpo de la persona dentro de la liminalidad también cam­bia (forma física/psicológica); la microliminalidad produce una liminalidad dentro de la comunidad local de cuerpos liminales, y la macroliminalidad implica un cambio global, en un periodo determinado de la historia, como las guerras y las pandemias.

El interesante planteamiento de Thomassen sobre las distintas dimensiones de la liminalidad ayuda a comprender cómo viven, interactúan y se transfor­man los habitantes de The Jungle durante su estancia en el lugar. La microli­minalidad y su transformación interna se basan en la experiencia personal y específica de cada migrante/voluntario y en las interacciones entre ellos; el proceso de transformación lleva una forma interna a su exteriorización con ‘el otro cuerpo’ y su entorno. En mi primera experiencia, pude observar, en pequeños grupos, la interacción íntima dentro del contexto general de la di­námica del campamento. Relaciones definidas como de amistad, hermandad, o por tipos de intimidad se desarrollaron entre los diferentes actores de The Jungle, lo cual generó una conexión a nivel de afinidad y no necesariamente dependiente del bagaje cultural (Haraway,1988). Algunos estudios académicos y datos de los medios de comunicación atribuyen la diferenciación dentro del campamento únicamente a un nivel cultural o religioso. Desde mi experiencia, percibí que, aunque había un grado de agrupación cultural, lingüística y de país, también había una agrupación orgánica a partir de intereses compartidos de tipos de personalidad similares, como la música, el arte, producción radial, cocinar, entre otros. Al recurrir a la teoría del conocimiento situado de Donna Haraway, se hace posible enmarcar este tipo de narrativa dentro de este lugar. Es en este contexto donde el ‘lugar de posibilidades’ contenido en la liminalidad vuelve a jugar un papel esencial en la dinámica interna de la convivialidad en The Jungle.

Por otra parte, Thomassen ofrece una perspectiva sobre la epistemología del concepto de liminalidad y un análisis crítico de su conexión con lo lúdico y lo carnavalesco. Establece la tensión sobre la conexión, a menudo olvidada, entre el peligro y la liminalidad, y explora la idea de la permanente liminalidad en las migraciones contemporáneas y su estado de constante fragilidad e incertidumbre. The Jungle puede ejemplificar este posible estado de perma­nente liminalidad, pues los habitantes llegaron a través de rutas improvisadas sin un lugar final concreto en mente. Muchos de ellos tenían un destino final ‘ideal’ en Inglaterra, mientras que otros en el norte de Europa, como Alema­nia. Esta esperanza e idealización del lugar de llegada ha provocado un es­tado de permanente liminalidad al quedar atrapados en espacios fronterizos como Calais/Dover. Enlazo estas perspectivas liminales desde su potenciali­dad y un posible estado permanente al concepto de borderland (Anzaldúa, 1987), y cómo este espacio fronterizo a través de la liminalidad puede servir para reflexionar y analizar diferentes significados de frontera y cómo el de­construir desde un espacio migratorio puede ayudar a abrir nuevas epistemo­logías fronterizas.

Reflexión en curso

Pensadores de la teoría decolonial como los reconocidos Anzaldúa, Mignolo, Escobar, Quijano, Sandoval, Alves, Pérez, entre otros, reflexionan sobre el pen­samiento fronterizo basándose en la idea de que para producir conocimiento, teoría y epistemología se tiene que encarnar y vivir en la misma frontera de la matriz colonial. Esta posicionalidad desde el ‘adentro’ o en el ‘borde’ la experi­mentan solamente los ‘excluidos’, ‘marginados’, los otros de la producción de conocimiento en el contexto colonialista. El pensamiento fronterizo no se pro­duce independientemente de la modernidad, sino en respuesta a ella, como parte de la resistencia hacia el régimen fronterizo y su legado colonial. A su vez, teóricos poscoloniales como Chambers y Curti describen la experiencia de vivir en el margen o fuera de las doctrinas fronterizas como una experiencia que viene de elsewehere, o, como lo analiza Walsh (2010), un otro pensamien­to, más allá de las imágenes de la ‘integración’ y el multiculturalismo. Resaltan la pluralidad de voces y comunidades que provienen de otros lugares para criticar y resistir el ‘centro’ europeísta contemporáneo.

El anhelo poscolonial sobre la coexistencia, el paralelismo y la sincronía de otras perspectivas, como dicen Chambers y Curti en el libro The post-colonial question (1996), no sanará las heridas ni consolará las aberraciones del pa­sado y presente colonial, estas perduran. No obstante, bajo cielos comunes y ante horizontes divididos se podrá alentar la búsqueda de nuevas respues­tas y responsabilidades. En este sentido, la perspectiva de elsewhere es una posibilidad para crear nuevas epistemologías fronterizas. La experiencia de los habitantes de The Jungle desde su estado fronterizo, in-betweenness y elsewhere, que viven en un ‘tercer espacio’ fronterizo (Anzaldúa, 1987; San­doval, 1991; Pérez, 1999), puede contribuir a otras maneras de pensar borde, convivialidad y comunidad. Pese a que The Jungle estaba marcado por una gran deshumanización, vulnerabilidad y horror, los habitantes lograron crear un lugar de posibilidades para diálogos culturales y diversos conocimientos que no entran en la normativa actual de fronteras como una línea de división y separación bidimensional.

Todavía estoy en el cuestionamiento de considerar The Jungle como un lugar liminal, todavía no llego al punto cúlmine de entenderlo en su totalidad. Al con­siderarse como un estado de excepción (Agamben, 2005) desde mi mirada ex­terna, me hace considerarlo un espacio liminal con potencialidad. Sin embargo, al considerarlo de esta manera puedo caer en un estado divisor, donde el otro es el excluido por estar en un espacio liminal, remarcando su estado de excepción, como ocurre con los regímenes fronterizos y por ende la visión global colonia­lista. Por ello, en este escrito me interesa también introducir el estado de la liminalidad como un estado y un enfoque de observación más que solamente como un lugar en sí.

Donatella di Cesare, con su original filosofía de la migración (2017), confronta la idea de exclusión de las fronteras contemporáneas, y cómo la migración es un derecho humano y no un lujo. Di Cesare sitúa a los migrantes en el cen­tro del análisis y no en la frontera o decisiones políticas. He aquí mi interés de abordar la liminalidad como un lente de investigación centrándome en The Jungle como un borderland y un punto in-between de fronteras en todos sus niveles. Me gustaría concentrarme en la posibilidad de considerar liminalidad como un estado entre fronteras, en el que existen movimiento y trans­formación; desde la multiposicionalidad de los habitantes de The Jungle, y cómo esta otra manera de experimentar el borde puede ayudar en nuevas epistemologías fronterizas. Tomar en cuenta a la liminalidad como un lente de observación desde la experiencia de los migrantes puede ayudar en nuevas maneras de considerar fronteras contemporáneas, desde una multiculturalidad y convivialidad.

El presente artículo no es concluyente, más bien es un ‘paréntesis reflexivo’ acerca de mis cuestionamientos en curso sobre mis prácticas e intervenciones artísticas y el interés del concepto de liminalidad como un lugar y estado de posibilidades en lugares fronterizos. Estas consideraciones me guiaron para visitar The Jungle por segunda vez, en marzo del 2022, que será un aporte significativo en mi actual investigación en campamentos informales desde una sensibilidad artística y antropológica, dejando espacio para futuras in­terpretaciones y discusiones poscoloniales, decoloniales, régimen fronterizo y prácticas artísticas. post(s)

Referencias

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Notas

[2] En 2015, el campamento acaparó la atención mundial durante el punto álgido de la crisis fronteriza europea, cuando la población del campamento se disparó (6000 habitantes) y las autoridades francesas comenzaron a llevar a cabo desalojos. El 26 de octubre de 2016, las autoridades francesas anunciaron que el campamento había sido desalojado. Sin embargo, las conversaciones con habitantes actuales aportan pruebas de que sigue existiendo.
[3] www.nomadicart.org, https://nomadicart.org/WORKSHOPS
[4] En este artículo no me adentraré en los detalles del contenido de las cartas, ya que todavía están en análisis y reflexión para futuros textos.
[5] Desde estudios migratorios y poscoloniales, el concepto de ‘integración’ está fuertemente cri­ticado, ya que alude más bien a una adaptación en el nuevo territorio y deja de lado el coexistir entre culturas. Véase, por ejemplo, Hamberger (2009), Immigrant Integration: Acculturation and Social Integration.
[6] En este primer acercamiento mi amigo artista sonoro Luis Viera me acompañó, lo cual agra­dezco enormemente, ya que me dio fortaleza para realizar este camino.
[8] El extractivismo es un término que suele entenderse en relación con las operaciones con ánimo de lucro para la extracción de recursos naturales y culturales. En discursos poscoloniales, también hay una fuerte crítica sobre metodologías artísticas al trabajar con comunidades periféricas y vulnerables, haciendo alusión a temas de poder, entre otros.
[9] Las cartas recolectadas no han sido expuestas al público, sino solamente el proyecto en sí y la metodología de trabajo.
[10] En este artículo no me adentraré en los detalles del contenido de las cartas, ya que todavía están en análisis y reflexión para futuros textos.
[11] Desde estudios migratorios y poscoloniales, el concepto de ‘integración’ está fuertemente criticado, ya que alude más bien a una adaptación en el nuevo territorio y deja de lado el coexistir entre culturas. Véase, por ejemplo, Hamberger (2009), Immigrant Integration: Acculturation and Social Integration.
[12] En este primer acercamiento mi amigo artista sonoro Luis Viera me acompañó, lo cual agradezco enormemente, ya que me dio fortaleza para realizar este camino.
[14] El extractivismo es un término que suele entenderse en relación con las operaciones con ánimo de lucro para la extracción de recursos naturales y culturales. En discursos poscoloniales, también hay una fuerte crítica sobre metodologías artísticas al trabajar con comunidades periféricas y vulnerables, haciendo alusión a temas de poder, entre otros.

Información adicional

Cómo citar: Garland, M. (2021). The Jungle de Calais: Entre liminalidad, espacio fronterizo y lugar de posibilidades. En post(s), volumen 7 (pp. 68-97). Quito: USFQ PRESS.