Objetos escénicos “útiles”. Experimentación y práctica

Hago objetos desde que tengo memoria, recuerdo algunos con los que jugaba: los carritos de madera tirados por cuerda, los cohetes con fósforos y aluminio, tanques todoterreno con un carrete de madera, una liga, un clavo y un palito, un carro con tarros de galletas y motores reciclados, muebles con tapas metálicas de gaseosas y múltiples modelos construidos con Lego que acompañaron mi infancia. Todos nacían como objetos únicos a partir de un proceso de prueba y error y de acuerdo con los recursos que tenía o podía reciclar. Conocí la escenografía en 1992, siendo estudiante de Diseño Industrial, cuando tuve la oportunidad de trabajar para un evento teatral. A partir de ese momento me involucré con el diseño de objetos para las artes escénicas. Llegué a Quito, en 1994, e inicié mi trabajo en escenografía, museografía, montajes de exposiciones, colaboración con proyectos artísticos y la docencia universitaria en Diseño de Productos. Para reflexionar sobre la escenografía y los objetos escénicos, a partir de mi práctica, he vuelto a mis bitácoras con la idea de reavivar mis recuerdos y experiencias.

La diversidad en las formas de hacer escenografías es amplia por su categoría artística y su participación en la obra artística. Se puede asumir de muchas maneras, por ejemplo, en el espacio, con el vacío intervenido con luz o partiendo de objetos y estructuras de gran escala; o en los objetos, cuando se insinúan, aunque no están o existen o donde son el centro de la obra como en el Teatro del Objeto. La escenografía crea o recrea las situaciones y lugares que se desean, sean estos cotidianos o no, reales o imaginarios. Pero creo que más que un conjunto de objetos que representan un lugar es un proceso constante de observación, inspiración, y experimentación para encontrar y construir, durante la puesta en escena, los objetos escénicos adecuados, es decir “útiles” para la obra. La escenografía cobra sentido cuando cada cosa aporta a su “lugar”.

Para el diseño de los objetos escénicos, es pertinente involucrarse pronto en el proceso: integrarse al equipo y reuniones, estudiar el proyecto y textos, identificar intenciones, deseos y expectativas y observar ensayos para aclarar las acciones corporales y necesidades puntuales. Siempre he pensado que la escenografía debe tener un rol activo dentro del proceso creativo de la obra, aportando con ideas y modelos a las imágenes de las escenas. Al inicio del proyecto, genero ideas sin restricciones de territorios, situaciones, lugares y cosas para imaginar y configurar el “mundo de la obra” y tras el análisis de las alternativas, se obtiene una idea base para experimentar en maquetas y modelos en función de las acciones escénicas. Pero a medida que el cronograma avanza, el diseño debe centrarse al desarrollo constructivo de los objetos para que el equipo pueda ensayar y cerrar las escenas y la obra. Como escenógrafos, debemos ser hábiles para responder a los cambios en el proceso y encontrar soluciones objetuales que aporten a destacar las cualidades de la obra.

Estructuro las necesidades y expectativas del director en algo tangible y realizable que responde a múltiples restricciones de diseño como calidad estética, claridad en los mensajes, escalas y relación de los objetos, tipos de lugares en que se va a instalar y cambios de escenas y objetos; y constructivas como peso y manipulación, armado y desarmado, bodegaje y transporte, entre otros. En ese sentido, el proceso implica una negociación permanente en la que hay que tomar riesgos, entre lo deseable y lo posible, para dotar la escenografía de significados. Los objetos deben trabajar de manera sistémica en escena al ceñirse a los espacios reales en los que va a implementarse, pero logrando las atmósferas con carga imaginativa, conceptual y funcional. De tal manera podemos decir que la escenografía se desempeña, por un lado, en el imaginario del actor y, por otro lado, en su realidad, cuando es necesario que la materialidad desarrollada le brinde apoyo, estabilidad y seguridad. La escenografía se mueve en medios ambiguos y sin una frontera definida en lo real: trabaja entre el espacio imaginado, el real y el posible.

Considero que los objetos escénicos deben comportarse como objetos artísticos y por tanto contar con una alta carga en sus funciones simbólicas y estéticas, pero sin descuidar las de uso. Si los objetos escénicos apoyan la configuración de la obra, entonces son “útiles”. Un objeto es “útil” cuando es beneficioso o práctico para algo; y creo que un objeto no puede ser práctico si no equilibra sus funciones: de uso, estéticas y simbólicas para provocar, comunicarse y actuar. Nada debe estar por estar o como mero decorado. Como se dice popularmente, “si no suma, que no reste” o como decimos en diseño “menos es más”. Cuestiono la construcción de objetos sin un sentido claro porque pienso que, en ciertas circunstancias, puede ser más útil en escena un objeto que no está o no existe a uno que va a estorbar al mensaje y a la obra. Entonces puedo decir que el objeto escénico es útil cuando se convierte en herramienta para el actor, en símbolo de la escena, en obra visual, si crea la atmósfera, si el espectador obtiene provecho al observarlo, si se usa fácilmente dentro y fuera de escena y si se minimiza fuera de escena, entre otros.

Los objetos escénicos son únicos y particulares y a veces “quisquillosos” cuando resulta difícil acceder a una solución, los experimentos fallan o el objeto no funciona o no logra los niveles esperados. Cada objeto está cargado de subjetividades que generalmente van más allá de sus funciones netas de uso. Al ser únicos, cada objeto vive y cuenta una historia particular. Sus orígenes son diferentes y dependen también de los deseos y aptitudes de cada creador (escenógrafo). El objeto, para ser escénico, debe expresar y proponer diálogos en múltiples sentidos con quienes lo usan y con las personas que lo observan. De tal manera que el objeto escénico representa, pero sobre todo está presente y vivo en la escena. Todos sabemos que, en una obra artística, teatral o dancística, un sofá puede ser muchas cosas y usarse de miles de maneras. Entonces, la lógica de uso de los objetos cotidianos no es suficiente para conceptualizar el objeto escénico que pretende romper las normas de uso y probar nuevas cosas. Considero que los objetos tienen que jugar, de acuerdo con las necesidades interpretativas del momento artístico, logrando cobrar vida y actuar.

Por mi formación en diseño procuro objetos ligeros, desarmables, compactos, versátiles, variables, simples y fáciles de mover, guardar y armar como un aporte a la eficiencia en el manejo, montaje y uso de la escenografía. Busco en los principios físicos, geométricos y naturales recursos para la calidad estética y funcional del objeto. Pienso en cada objeto de acuerdo con los recursos disponibles y en relación con sus usuarios dentro y fuera de la escena cuidando la seguridad, facilidad y sencillez en el uso y armado de cada uno. Una última consideración a la que quiero referirme es el compromiso ambiental. Parto de un concepto de austeridad de recursos y uso más eficiente de los mismos con mínimos procesos y desperdicios, para un mayor beneficio. Disuado a los grupos sobre la construcción de elementos escenográficos que quizá no requieran, con la intención de obtener un mínimo funcional de objetos para la obra, porque estoy consciente de las temporalidades de las obras y de los problemas para cuidar las escenografías en el tiempo.

A continuación, algunos de los bocetos de mis bitácoras para mostrar en imágenes las ideas recogidas aquí.

Víctor Hoyos, Cirandar, 2002 y 2010. Obra teatral dirigida por Arístides Vargas.

Víctor Hoyos, Cirandar, 2002 y 2010. Obra teatral dirigida por Arístides Vargas.

Víctor Hoyos, Paralelogramo, 2008. Obra teatral dirigida por Gabriela Ponce.

Víctor Hoyos, Paralelogramo, 2008. Obra teatral dirigida por Gabriela Ponce.

Víctor Hoyos, Poroso: cuerpo espcio y sonoridades, 2014. Este proyecto fue realizado con Josie Cáceres y Jorge Espinosa.

Víctor Hoyos, Poroso: cuerpo espcio y sonoridades, 2014. Este proyecto fue realizado con Josie Cáceres y Jorge Espinosa.

Víctor Hoyos, Una puerta, 2010. Coreografía de Jorge Alcolea.

Víctor Hoyos, Una puerta, 2010. Coreografía de Jorge Alcolea.

Víctor Hoyos, Sueños, 2009. Proyecto de Fundación El Triángulo.

Víctor Hoyos, Sueños, 2009. Proyecto de Fundación El Triángulo.

Víctor Hoyos, Maleta escritorio de Miranda Texidor. Miranda Texidor es el alterego de la artista Ana Fernández

Víctor Hoyos, Maleta escritorio de Miranda Texidor. Miranda Texidor es el alterego de la artista Ana Fernández