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Gabriela Ponce:
Antes de empezar a hacer esta edición de post(s) consideramos hacer una publicación concentrada solo en Ecuador. Teníamos mucho interés en hacer una suerte de reflexión sobre las prácticas contemporáneas locales, pero nos fuimos abriendo, incluimos textos de Teatro Ojo, Rebecca Schneider, Laboratorio escénico de experimentación social, Jean-Frédéric Chevallier, entre otros autores que aparecen en la edición. En el área de Artes Escénicas de la Universidad San Francisco de Quito, junto con Marcela Correa, nos interesa pensar qué ocurre en relación con las prácticas contemporáneas y expandidas, nos interesan mucho sus lenguajes, viendo lo que ha estado pasando regionalmente y quizá podríamos empezar por ahí: ¿cómo observas también esas prácticas acá...?

Genoveva Mora:
Esa parte está dura. Este año he visto poco teatro. Me van a decir “qué pesada”, pero tengo una razón compleja y sencilla a la vez: porque no cambian. Ya no quiero ir al teatro a no ser que sea una obra que va a mostrar otros matices. El teatro convencional se ha estacionado. O sea, es arriesgado decir esto porque es casi generalizar. Sí hay cuestiones aisladas y gente que se está planteando cosas nuevas, pero en general hay un aletargamiento que viene desde hace algún rato…

Gabriela Ponce:
Pero, ¿a qué crees que se debe ese estancamiento del que hablas?

Genoveva Mora:
Yo creo que es un tema que está ligado, en buena parte, a la formación y a la falta de interrelación. Creo que falta una revisión en los programas de las escuelas y falta autocrítica. Incluso antes se leía más. En El Apuntador hemos bajado la guardia por distintas razones, la economía, sí, pero también es porque es difícil sostener, no hay mucha gente que escriba. Entonces se convierte en una “monomirada” desde dos o tres personas y eso es muy escaso. Entonces también en ese sentido tampoco se da una discusión; por todos lados nos vamos quedando. Recuerdo las conversaciones que impulsaba Malayerba o las mesas de discusión en el festival de Susana Nicolalde, como momentos para hablar de los proyectos, de cómo se llegaba a las obras… Y tenemos un defecto: que somos muy anecdóticos. Empezar por la anécdota es natural, pero no hemos dado el paso para teorizar: ¿dónde está el pensamiento sobre el teatro, un pensamiento no coyuntural?

Anamaría Garzón:
El distanciamiento también con lo teórico me recuerda a la introducción de Hugo Burgos en la primera edición de post(s). Él hablaba de la falsa dicotomía teoría-praxis, que en lo que dices no se siente como falsa, sino como una idea muy acentuada en distintos campos del arte…
 
Genoveva Mora:
Creo que en danza han pasado cosas distintas a las del teatro. Cartografías1, fue el inicio de algo. También podemos pensar en las publicaciones de Ernesto Ortiz, Coco Maldonado…

Marcela Correa:
Fabián Barba…

Gabriela Ponce:
Esteban Donoso que está acabando su doctorado y ha publicado algunos artículos.

Genoveva Mora:
Bertha Díaz…

Gabriela Ponce:
Pero sí, en general, hay un prejuicio contra la teoría, porque justamente hay una división tan marcada, que se piensa que la experiencia o la práctica es ajena al pensamiento…

Marcela Correa:
Yo veo, al menos desde la danza, que es un arte muy joven. Todos los exponentes, a excepción de Raymond Maugé están vivos, o sea que esta es una nueva generación que recién inicia y va creciendo. Y en varias conferencias y eventos que se han dado recientemente hay un modo distinto de ver el trabajo. Por ejemplo, están estas chicas, Analogía,2 que tejen entre ellas y desde ahí van produciendo, en vez de producir desde una cabeza coreográfica, que vendría al estilo de los viejos maestros como Wilson Pico, Klever Viera, Terry Araujo… Eran ellos los que sabían y nosotros —bailarines— los que no sabíamos. Entonces ahí no se producía conocimiento, era una herencia, donde no tenías que saber, porque otro ya sabía. Esa posición está cambiando, se está abriendo, la gente está pensando en averiguar… en un pensamiento más femenino, es como una forma de decir: “no, bueno yo no sé, ¿cómo indago?, ¿cómo pregunto?”.

Genoveva Mora:
Puede ser. Pero, de todas maneras, yo creo que sí se han dado ya esos quiebres. Tu grupo, Marcela, hizo uno de ellos cuando dejaron el Frente de Danza Independiente, cuando decidieron atreverse a crear, asumieron algo que antes era patrimonio de los maestros3. Entonces, esas chicas, la gente joven, no viene con miedo, se lanzan y, aunque pueden equivocarse, es siempre un primer paso.

Gabriela Ponce:
Claro, sí ha habido como una trampa dentro de la idea de la creación colectiva y del trabajo colectivo que ha estado tan asociado al teatro, que ha sido un trabajo más bien bastante jerarquizado y ha propiciado unos sistemas de opresión e invisibilización; entonces es bastante complejo en el ámbito de las políticas que también se han manejado dentro de una supuesta escena colectiva que ha dado pie a que existan grandes maestros que, al menos en el teatro, yo siento que no han cuestionado esos modos de creación, que siento que en otros espacios, en otros lugares, sí ha pasado, que me parece que es problemático y que también siento que han limitado algunas preguntas que en otros escenarios sí se han hecho los creadores teatrales en la región y que aquí ni de lejos…

Genoveva Mora:
Yo creo que sí hay gente, no mucha, que se ha cuestionado. Tal vez en el Estudio de Actores, porque sí ves que dirige uno, dirige el otro, propone uno, propone otro, no sé qué pase adentro.

Gabriela Ponce:
Claro, pero es la misma lógica de la dirección…

Genoveva Mora:
…de la figura singular

Gabriela Ponce:
Claro, yo me refería a esos modos de creación que no se han cuestionado en la jerarquía y no solo de las personas sino de los lenguajes. Todavía hay un teatro que está súper concentrado en el texto, en una modalidad de puesta en escena que está circunscrita al escenario, al teatro, a la arquitectura del teatro. Y sobre el mismo performance, que ha llegado súper tarde y no ha sido un lenguaje muy comprendido desde la fuerza conceptual que tiene…

Genoveva Mora:
Pero también ahí regresamos a otro tema, que pasaba mucho: no miras atrás; entonces crees que lo que haces es nuevo. Y de ese tema, viene otro: la falta de exigencia propia. Se sienten hartos vacíos. Yo no veo gente del teatro en el teatro, por ejemplo.

Gabriela Ponce:
Es que también hay una dificultad de acceso a textos, acceso a referentes. Es difícil, no hay bibliotecas especializadas…

Genoveva Mora:
Es que ahí también hay otra complejidad. O sea, ¿quién te forma para ser actor? Por eso yo creo que la filosofía de la Universidad de Cuenca es interesante: “No te estoy diciendo que sales ni de bailarín ni de actor: te estoy dando las herramientas para que escojas si quieres ser un creador, si quieres ser un director”… Va por ahí y también falta más. Pero por ahí, tal vez, debe ser, y eso hace que quien tiene la necesidad vaya a buscar.

Gabriela Ponce:
Sí, pero creo que tienes que tener unas herramientas de búsqueda que no están dadas en ningún espacio…

Genoveva Mora:
Es que yo creo que también es un tema, para mí, de lectura…

Gabriela Ponce:
Claro, pero también ahí la crítica debería jugar un papel importantísimo: la crítica, el pensamiento. Pero hay muy poco, hay muy poca comprensión de lo que es la crítica también. Todo el mundo le tiene pánico a la crítica porque van a venir a ver tu obra o no les va a gustar…

Genoveva Mora:
Pero también hay otra cosa que, justamente, es el agotamiento que yo tengo: ¿qué es lo esperado? Lo esperado es que hable puntualmente de esto porque…

Gabriela Ponce:
Porque te es útil…

Genoveva Mora:
Yo creo que también frente a eso han pasado cosas buenas. O sea, pienso, por ejemplo, que, mal o bien, apareció El Apuntador hace 15 años y aunque hemos tenido broncas, desencuentros, todo lo que se quiera, la gente sí piensa que alguien va a leer sobre lo que hace. Diálogos con la danza, que fue un proyecto que empezó con Red Sudamericana de Danza en Uruguay y junto con Josie Cáceres y Tamia Guayasamín, reprodujimos en Ecuador, sí fue un quiebre en la danza. Terminábamos felices de ver a la gente dispuesta y preguntándose, pensando… Y no se sintieron atacadas al escuchar “hablemos sobre lo que estás proponiendo”. Creo que, sobre todo la gente que estaba empezando, entendió algunas cosas

Anamaría Garzón:
Viendo desde afuera, tengo la impresión de que las fronteras, en las áreas de trabajo escénico están súper marcadas, pero una de las premisas del trabajo en performance es justamente borrar fronteras. Y, sin embargo, aquí siento que todavía hay una frontera muy puesta entre áreas y a los performers no necesariamente se le incluye dentro de estos espacios danza-teatro sino que más bien están vinculados a las artes visuales…

Gabriela Ponce:
Sí, es que creo que eso tiene relación, otra vez, con la jerarquía, con unos modos de creación que no renuncian o que no se cuestionan el problema de la autoría, de la autoridad. Porque el rato que te pones a dialogar con otras disciplinas y abres esas fronteras, por lo menos tienes que renunciar a unos modos de hacer que son autoritarios… Entonces, siento que pasa un poco por ahí y pasa un poco porque en general nos cuesta mucho, nos ha costado mucho, hacernos preguntas con respecto a por qué hacemos lo que hacemos, con quién lo hacemos, sino esas cosas están un poco dadas... Por ejemplo, lo interdisciplinar se comprende como “vamos a trabajar muchos: alguien desde la música, alguien desde…” Pero no se comprende como si de verdad todos somos creadores, todos vamos a pensar y todos vamos a conceptualizar esto y hacerlo, o sea, como un modo de creación, no importa cómo se llame, no importa quién está en el escenario y quién está afuera y cómo estamos en el escenario. No se entiende así, aparece siempre la disciplina y se convierte en un “sí, sí, vamos a colaborar, pero, bueno, tú eres la directora; vamos a colaborar, pero yo, a la final, mi reflexión la llevo al terreno del sonido y lo que te hago es...”. Entonces, todas esas preguntas de verdad no se han removido de modo que habiliten otras escenas.

Genoveva Mora:
Yo creo que sí incide en nuestra condición social, económica; o sea, sí incide, porque, a ver, ¿dónde trabaja la gente? Si nosotros tuviéramos en esta ciudad, que no es una cosa imposible de lograr, un espacio donde hay 10 salas para trabajar, unos fondos, hay un encuentro, porque también las condiciones en las que la gente trabaja son muy precarias en bastantes casos…

Marcela Correa:
Y muy atomizadas… Atomizadas en todos los sentidos.

Gabriela Ponce:
Igual faltan políticas desde el Estado, o sea, es una complejidad. Sin embargo, hay unos gremios que están trabajando y están activándose…
 
Marcela Correa:
Sí, ahora hay gremios y eso es algo que antes no lográbamos tener.

Genoveva Mora:
En diciembre 2019, sale la última edición de El Apuntador. No vamos a publicar más. Quiero que se quede la página en internet, pero quiero pensar en otro proyecto, revisar temas, cómo se trabaja, cómo se piensa… Con las condiciones que tenemos, hemos pensado solo en la coyuntura, pero es tiempo de pasar a otra cosa.

Marcela Correa:
Ya tiene que haber nuevas generaciones que tomen la posta con esa nueva energía, eso es justo la pregunta que yo te estoy haciendo; o sea, tú no puedes llegar con esto 20 años con la misma energía, sino que tendría que haber una multiplicación de gente interesada…

Gabriela Ponce:
Sí y también habría que leer críticamente estos nuevos modos de trabajo, como el microteatro, por ejemplo, que está movilizando un montón de gente… Tengo prejuicios sobre eso, porque no comprendo, pero me gustaría comprender, porque quizá ese tipo de modalidades y formatos nos pueden hacer revisar cómo hemos venido haciendo teatro y por qué la gente accede a esas otras formas de teatro y les gusta. No se trata de pensar que a la gente no le guste el teatro, si no que hay un desfase con el público que está clarísimo y que tendríamos que comenzar a preguntarnos críticamente por qué ocurre…

Genoveva Mora:
Pero, ¿cómo se logra aunar esta preocupación, esta necesidad, esta cuestión?

Gabriela Ponce:
No sé si es una respuesta, pero acabo de asistir a un encuentro llamado Cartografías de la disidencia, lo femenino en la literatura, en la Casa Benjamín Carrión, y siento que la respuesta está en unas comunidades que se arman por fuera de las lógicas de los gremios o de las instituciones… Son comunidades de afecto que colaboran, que no son mezquinas, que tienen las ganas de dialogar…

Marcela Correa:
Sí, hay unos nuevos posibilitadores, además están las universidades y me gustaría que la Compañía Nacional de Danza esté más presente en ese rol.

Gabriela Ponce:
Sí, y creo que también está en las universidades el desmontar ciertos prejuicios, ciertos presupuestos equívocos como la relación entre la praxis y el pensamiento. Pensando en la misma idea de investigación en artes, me doy cuenta de las dificultades que tenemos para entender lo que es investigar en artes. La misma noción de investigación en artes escénicas está ya establecida de un modo que tiene que revisarse. Entonces, siento que sí nos corresponde hacer esos desmontajes…

    1. Se refiere a la publicación Cartografía Crítica de la danza moderna y contemporánea del Ecuador. Fue una publicación de dos tomos publicada por El Apuntador e impresa por la Casa de la Cultura en 2015

    2. Analogía, cinco trabajos unipersolanes de corto formato fue un proyecto que se realizó entre 2016 y 2017. Las creadoras fueron Natalia Buñay, Tani Revelo Flor, Gabriela Paredes Pazmiño, Anna Jácome y Denise Neira Vieira

    3. Se refiere al proyecto No más luna en el agua, creado en 1997 por las mujeres del Frente de Danza Independiente, en ese entonces: Cecilia Andrade, Josie Cáceres, Mónica Thiel, Irina Pontón y Carolina Vásconez.Tuvo seis ediciones.