Para cerrar esta edición de post(s), presentamos una intervención de Michael Prado (Lima, 1988), director curatorial de La Crema, una editorial independiente fundada en Perú en el 2012, que entiende al trabajo editorial como práctica artística. Entre sus proyectos están la publicación de poemarios, afiches, creación de fuentes tipográficas, entre otros.

Escrito a ciegas entra en post(s) como un inserto, como un libro independiente, que se produce desde un gesto de escritura cercano al performance, para el cual Prado se apropia del poema Escrito a ciegas de Martín Adán (Perú, 1908-1985) y lo transcribe a ciegas, literalmente. El expediente del poema se encuentra en el acervo de la Pontificia Universidad Católica del Perú, disponible en este enlace: http://repositorio.pucp.edu.pe/index/handle/123456789/69790

ESCRITO A CIEGAS

(Una transcripción con antifaz)
por Michael Prado

la Crema
LIMA — MMXVIII

Colección
EL GALLINAZO SIN NIDO
a cargo de Marcelo Sifuentes

Fotografía por Víctor Idrogo

«“cada acto de mediación depende siempre de otros actos de mediación”».
Oriol Fontdevila

Perdón. Antes de la dedicatoria, quiero plantearme la siguiente pregunta: ¿quién soy yo? Disculpa, he pedido perdón, porque quizás alguien ha pensado que expondré deseos, miserias o virtudes. Calma, no pondré a prueba tu decoro. Tal vez, por este motivo, la mejor manera de responder sea trazando un círculo, y así callar. Pero no...

No soy el único en este trasfondo: ¿quién eres tú? En este caso podrías apuntar y disparar algún dato biográfico: nací en Lima el 27 de octubre de 1908; o tal vez, algo anecdótico: soy el que está leyendo esto, por ejemplo... Mejor vayamos por partes, no quiero enredarme tan rápido.

En 1961, Celia Paschero vinó a Lima en pos de material para su tesis doctoral sobre la poesía peruana contemporánea. En su estancia conoció al poeta Martín Adán, el cual ya pasaba los 50 años con un alcoholismo de base sólida. En fin. Ella luego regresó a Buenos Aires; y allí, por algún motivo, decidió escribir un artículo sobre él para La Nación.

Había distancia y frente a este horizonte, Celia le escribió una carta entre tierna y cruel. Sobre papel, ella misma se pregunta y ella misma se responde: «¿El motivo de esta carta? Además del simplemente afectuoso (que es el más importante), este otro: pedirle a Ud. datos sobre su vida (...)». ¡Horror!

Pero también magia, porque el escurridizo Martín Adán le respondió. A mano —en una libreta aún conservada— escribió, con lapicero y lápiz, el poema Escrito a ciegas, una suerte de réplica en donde se sabe no sabiéndose, y con el cual rompió el largo silencio poético que le acechaba.

Ese mismo año, Juan Mejía Baca —amigo, editor y librero— publicó el poema para nuestro deleite. Sin embargo, en el ejercicio de la mediación, el manuscrito y sus tachaduras devinieron supervivencias: los signos de la corporalidad se consignaron en el archivo. No hay problema... Pero —en otra contemporaneidad— ¿cómo, en lugar de reeditar un poema, lo remediamos para anexarle nuevas fracciones de realidad?

Vayamos al 2018. Si tú eres yo y yo soy tú, ¿cómo vislumbrar la zona en donde el sujeto (u objeto) se busca a tientas por medio de la escritura? ¿Cómo iluminar la oscuridad? Por lo pronto, dedos y teclas... ¿Qué tal si entramos en el flujo y asumimos la materialidad del medio?

Hagámoslo simple. Cubramos nuestros ojos y transcribamos a ciegas lo que otrora Martín Adán grabó a puño y letra. Así, literal... No malinterpreten, no tratamos de destruir el poema, sino de abrirlo, de ejecutar el corte para que emerja la inestabilidad. Así, esta edición es una entre muchas, y los posibles resultados de transcribirlo son, por escala, infinitos.

Ahora sí: ¿soy tú o yo? Ninguno... amabilidad. Por este motivo, a pesar de que la dedicatoria no esté en una página independiente, el siguiente poema me lo dedico a mí.

Gracias, de nada...

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Escrito a ciegas, poema de Martín Adán, se terminó de transcribir el 20 de junio de 2018 en Lima. Para la ocasión se utilizó el ejemplar n.º 114 de la primera edición publicada en 1961. Fue diseñado por la Crema. libros, tipografía y lenguaje; y la impresión fue por cuenta de la revista post(s), dirigida por  Anamaría Garzón Mantilla.

«La poesía es, amiga, inagotable, incorregible, ínsita».