El espíritu de los tiempos: la web 2.0 en la construcción de la política

Rafael Corral

Estudiante de Relaciones Internacionales, Ciencias Políticas y Derechos Humanos USFQ

racorral98@hotmail.com

El desarrollo de la Primavera Árabe ha generado un debate sobre la importancia del internet y las redes sociales como fuerzas democratizadoras y, en general, sobre su impacto en la construcción de la política. El debate discute el rol de tales tecnologías, tanto en el contexto de países con sistemas autoritario, como en aquellos con sistemas democráticos. Mientras unos dicen que la actividad en la Web 2.0 simplemente refleja las interacciones de poder que ocurren en la vida real, otros ven a las redes sociales como herramientas inherentemente democratizado- ras y capaces de transformar la manera en la que se construye la política a todo nivel. Con las últimas tendencias evidenciadas, es posible analizar la factibilidad de la Web 2.0 cómo herramienta de construcción política.

Introducción: La primavera árabe

Mohamed Bouazizi literalmente prendió el fuego de la Primavera Árabe cuando se inmoló en las calles de la ciudad tunecina de Sidi Bouzid. Para este joven, la confiscación de la fruta que vendía y el trato humillante que recibió por parte de las autoridades municipales evidenciaban la precariedad de la situación en Túnez. Muchos más estuvieron de acuerdo; el evento conmocionó al país y exacerbó la indignación que miles de tunecinos sentían por el desempleo reinante y la corrupción de su gobierno. La muerte de Bouazizi provocó una multitudinaria movilización que sólo 28 días después, el 14 de enero, terminaría con 23 años de gobierno del alguna vez invencible Presidente Zine El Abidine Ben Aii. Pocos días después, el 25 de enero, miles de egipcios salieron a las calles -inspirados por el éxito en Túnez- para protestar en contra del desempleo, los altos precios de la comida y la corrupción del gobierno de Hosni Mubarak. El 11 de febrero el dictador había caído y la gente celebraba en la Plaza de Tahir. Durante los meses de febrero, marzo y abril, las protestas se fueron extendiendo por el Medio Oriente y el movimiento pasó a ser conocido como la Primavera Árabe.

El perfil de muchos de los protestantes era parecido en todos los países: eran jóvenes, muchos de ellos universitarios, y bien versados en el uso del internet. Tal importancia tuvo el internet durante el inicio de la Primavera Árabe, que la prensa empezó a referirse a los eventos de Túnez y Egipto como las "Revoluciones Facebook." La facilidad para diseminar información y organizar movilizaciones en Facebook, Twitter y otros sitios Web 2.0 convirtieron a éstas en herramientas esenciales para los jóvenes de la Primavera Árabe.

El uso de nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en protestas de carácter político no es un fenómeno particularmente reciente. Ya en 2001, los opositores filipinos organizaron protestas por medio de mensajes de texto que finalizaron con el gobierno del Presidente Joseph Estrada.1 En 2007, videos de los abusos cometidos por el gobierno militar de Myanmar aparecieron en YouTube y provocaron la indignación internacional.2 En 2009, se generaron movimientos en Facebook y Twitter a causa del supuesto fraude en las elecciones en Irán. Se dice que la mayor parte de la información que llegó a Occidente durante estas protestas fue por medio de reportes de ciudadanos difundidos en redes sociales.3

Para quienes protestaban en el Medio Oriente a inicios de 2011, la Web 2.0 fue una herramienta esencial para la organización y coordinación de sus movimientos, así como, para la diseminación de información sobre su causa. Las protestas se convocaron por Facebook, se coordinaron utilizando Twitter, y se mostraron al mundo por medio de YouTube.4 Al mismo tiempo, los Blogs de gente dentro y fuera del Medio Oriente mostraban las experiencias de quienes protestaban y las opiniones de quienes seguían las protestas por internet. Tanta importancia tuvieron las redes sociales que los medios tradicionales, en muchos casos, tomaron el contenido generado en las mismas y lo publicaron a nivel mundial, mostrando así la fuerza de los movimientos de la Primavera Árabe, y alimentando la simpatía mundial por los protestantes y la presión internacional sobre los gobiernos de Ben Ali y Mubarak.5 En Túnez y Egipto las protestas no tuvieron que ser convocadas por líderes de la oposición ni por los medios tradicionales; las redes sociales posibilitaron que las mismas se organicen sin líderes. El resultado fue la percepción generalizada de que toda la ciudadanía salía a protestar, mas no que las protestas eran convocadas por los líderes de oposición. Este hecho imposibilitó que los gobiernos acusen a dichos líderes de manipular a las masas y presentó al internet como una importante fuerza democratizadora.

La rapidez con la que estos gobiernos autoritarios cayeron impactó al mundo. Al tiempo que Al Jazeera y los medios tradicionales en Occidente destacaban el rol del internet en el curso de los hechos, había quienes presagiaban el hundimiento de los gobiernos autoritarios restantes en Medio Oriente y alrededor del mundo. El frenesí mediático sobre las protestas sólo perdió momentum en cuanto un devastador terremoto azotó Japón en abril. Aun así, la cuarta ola de democratización parecía llegar al Medio Oriente con fuerza similar a la del tsunami que destruyó gran parte de la infraestructura japonesa.6

Hoy, sin embargo, cerca de un año después de la caída de Ben Alí, la democratización parece no llegar con la fuerza que muchos esperaban. En Egipto, al tiempo que los militares gobiernan el país, las tensiones religiosas inspiran violencia, y la ciudadanía continúa protestando en la Plaza de Tahir. En Libia, las protestas se convirtieron en una rebelión completa ante la reacción violenta del régimen Presidente Gadafi y la guerra civil no termina aún.

El desarrollo de la Primavera Árabe ha generado un debate sobre la importancia del internet y las redes sociales como fuerzas democratizadoras y, en general, sobre su impacto en la política. El debate abarca el rol de tales tecnologías tanto en el contexto de países con sistemas autoritarios como en aquellos con sistemas democráticos. Mientras unos dicen que la actividad en la Web 2.0 simplemente refleja las interacciones de poder que ocurren en la vida real, otros ven a las redes sociales como herramientas inherentemente democráticas y capaces de transformar la manera en la que se construye la política a todo nivel. El estudio de la influencia de tales tecnologías es aún muy limitado por la falta de evidencia empírica al respecto. Sin embargo, con el conocimiento que actualmente existe y las tendencias evidenciadas, es posible analizar las diferentes aplicaciones de la Web 2.0 cómo herramienta de construcción de política, tanto en países autoritarios como en democracias.

Web 2.0

Para entender lo que significa el término "Web 2.0" es preciso revisar las características particulares de esta tecnología. Es posible simplificar su definición y decir que se refiere a una manera de utilizar el internet en la cual predominan las aplicaciones web que facilitan el intercambio de información, que tienen un diseño centrado en el usuario, y que permiten la colaboración online. La diferencia entre la Web 1.0 y la Web 2.0 es que en la primera los contenidos eran transmitidos unidireccionalmente, mientras que en la segunda existe la posibilidad para los usuarios de generar contenido con poca o ninguna intermediación por parte de los dueños o webmasters de las páginas electrónicas. Ahora, generación de contenido puede significar el uso de la Web como plataforma de desarrollo para nuevas aplicaciones, la interacción directa entre dos o más usuarios, la generación de blogs, comentarios, opiniones o cualquier otro tipo de contenido, entre otros. Los sitios Web 2.0 más populares, comúnmente conocidos como redes sociales, son Facebook, Twitter, y Youtube, pero los blogs y los wikis también son parte del universo Web 2.0.

En definitiva, la idea de la Web 2.0 está basada en la recopilación, almacenamiento y uso posterior de datos personales sobre los usuarios. Así Facebook, por ejemplo, utiliza la información que las personas ingresan al etiquetar fotos o poner "me gusta" en la página de alguna celebridad para brindar recomendaciones y proveer servicios que mejoren la experiencia de todos los usuarios. Un ejemplo es cómo Facebook es capaz de reconocer los rostros que aparecen en las fotografías para ayudar al usuario a etiquetarlas más rápidamente.

Mientras más usuarios y más información tengan las redes sociales, mejor será la experiencia al utilizarlas. Este hecho es importante pues su efectividad como herramientas de construcción de política, como se vio en la Primavera Árabe, está basada en su capacidad de llegar a la mayor cantidad de gente posible al menor costo posible. En esa manera, mientras más personas utilicen redes sociales con fines políticos, estas serán más efectivas.

Hace aproximadamente un año, el mundo se enteró de la historia de Facebook gracias a la película "Red Social". En dicho filme se utiliza la cifra de 500 millones de usuarios, un numero impresionante por sí solo, e incluso más importante si se considera que el crecimiento de Facebook, de unos pocos miles usuarios -en Harvard y otras universidades del 'Ivy League' de Estados Unidos- a 500 millones se dio en apenas 6 años. Quizás lo que es incluso más impresionante es el crecimiento que ha experimentado Facebook desde entonces. Los 750 millones de usuarios actuales constituyen aproximadamente el 10% de la población mundial. 7 Esta cifra se vuelve más relevante si se considera que sólo el 29.1% dicha población tiene acceso a internet.8

La explosión de las redes sociales implica que su poder como herramientas de difusión de información no deba ser subestimado. Si Mark Zuckerberg decidiera enviar un mensaje en la página de inicio de Facebook, sea cual fuere, este llegaría a 750 millones de personas en un día, esto es una audiencia comparable a la de la final de un mundial de fútbol, aunque Zuckerberg lo podría hacer todos los días del año.9 Los usuarios que no son Mark Zuckerberg también tienen un público potencial inmenso. Según estadísticas de Facebook, cada usuario tiene en promedio 130 amigos.10 Eso significa que cada mensaje que envía se difunde a una audiencia potencial de 130 usuarios más. Basta que uno de los amigos de esa persona difunda el mensaje nuevamente para que llegue a otras 130 en promedio.

La versatilidad de las redes sociales permite a los usuarios compartir contenido original, observaciones, opiniones, creaciones artísticas, modificaciones al contenido de otras personas, y enlaces directos a contenidos en páginas web de medios tradicionales como las agencias de noticias o periódicos. También puede ocurrir que los medios tradicionales monitoreen las redes sociales y transmitan a sus audiencias los contenidos más populares o interesantes que encuentren en ellas. De hecho, en Túnez la cadena Al Jazeera transmitió imágenes de las protestas tomadas de YouTube.11 De esta forma, las redes sociales y los medios tradicionales se alimentan mutuamente.12

Es importante mencionar que la gente solamente tiende a retransmitir mensajes que percibe como útiles o interesantes. Esto crea un 'filtro natural' que hace que sólo este tipo de contenidos sean difundidos ampliamente; todo lo demás simplemente se desecha. La información que se considera interesante o útil se ve transmitida una y otra vez, de forma 'viral', y puede alcanzar a miles o millones de personas en cuestión de días u horas,13 En el caso de Twitter, la difusión de la información tiene un potencial particularmente grande debido a que los tweets generalmente son públicos. Una persona con una importante cantidad de seguidores tiene una mayor audiencia por la posibilidad de estos seguidores de retwittear sus mensajes hacia todos sus seguidores, y así sucesivamente. La difusión por redes sociales es enorme, rápida, y sobre todo gratuita. Toda persona que las utiliza está potencialmente expuesta a contenido político, y lo que es más importante, es capaz de generarlo.

La Web 2.0 en sistemas autoritarios

Las redes sociales suplen la desorganización inherente a los grupos formados online con el bajo costo de organización y coordinación de protestas sin necesidad de líderes.14 Esta es precisamente una de las fortalezas de las Web 2.0 en cuanto a la organización de las protestas se refiere. Las manifestaciones en Medio Oriente son movilizaciones espontáneas que se convocan mediante redes sociales en cuestión de horas. No necesitan de organización jerárquica, coordinación que dure días o semanas, ni de líderes que planifiquen sus detalles. Simplemente, las personas expresan sus quejas por medio de redes sociales, estas llegan a gente que las comparte, y es por la emergencia de un sentimiento generalizado que se dan las protestas.

Es importante mencionar, sin embargo, que aunque la naturaleza no-jerárquica de las protestas parece indicarlo así, las redes sociales no son, en sí mismas, las generadoras de las exigencias que las incentivan; pero fungen como herramientas que permiten a la población online conseguir ciertos objetivos de manera más efectiva. Si bien las redes sociales no crean exigencias, las aglutinan. Y es precisamente en este carácter aglutinador de las mismas donde radica su importancia. Sin embargo, es siempre necesario que exista malestar en la ciudadanía y la voluntad de movilizarse para que eventualmente se efectúe el cambio político.15 Adicionalmente, los sectores opositores en estados autoritarios todavía necesitan del liderazgo y las actividades que estos llevan a cabo offline. El éxito de las protestas no está determinado exclusivamente por las herramientas que se utilizan para llevarlas a cabo (Twitter, Facebook, Youtube); la coyuntura social y política sumada a la capacidad de represión del Estado representan factores trascendentales. La prueba de aquello es que no todas las protestas del Medio Oriente han conseguido sus exigencias. Cada situación es distinta; en Túnez y Egipto los líderes renunciaron, pero en Libia y Siria decidieron utilizar fuerza masiva en contra de quienes protestaban pacíficamente.16 Así mismo, el gobierno Iraní socavó las protestas posteriores a las elecciones de 2009, y en Arabia Saudita y Bahréin estas no han tenido resultados visibles.17

Aún así, basta con ver el nerviosismo que las TIC han causado en distintos gobiernos alrededor del mundo para constatar que sí son percibidas como capaces de efectivizar el cambio político. Pero es también evidente que la capacidad de controlar y limitar la información resulta determinante en la forma en que un gobierno evita el surgimiento de protestas y las socava cuando estas surgen. Si las personas son capaces de transmitir su descontento a una audiencia importante, la credibilidad del gobierno se ve afectada. La tecnología de la Web 2.0 hace posibles transmisiones de los excesos de gobiernos autoritarios. Por esta razón, muchos de ellos han intentado limitar la capacidad de sus poblaciones de utilizar el internet para fines políticos.18

Tanto Egipto como Túnez intentaron limitar el acceso a redes sociales durante los primeros días de las protestas; el gobierno de Irán lo hizo en 2009 cuando la gente protestó por el supuesto fraude en las elecciones.19 Así mismo, China comúnmente utiliza la censura online. En 2008, ese gobierno se vio obligado a limitar el acceso a redes sociales cuando la gente comenzó a compartir opiniones sobre la corrupción a nivel de gobiernos locales en los días posteriores a un terremoto en el que 10,000 estudiantes murieron al ceder las estructuras de varias escuelas.20 El gobierno temía que la gente empiece a exigir, más que reparaciones inmediatas, un cambio profundo en el funcionamiento del sistema político.21

Los gobiernos autoritarios pueden censurar el contenido online al bloquear el acceso a las páginas de redes sociales y blogs, o al filtrar cierto tipo de contenidos.22 Más preocupante aún es que son capaces de utilizar las mismas redes sociales para transmitir propaganda o incluso para localizar y castigar a los disidentes en la vida real.23

La alta capacidad de los estados autoritarios de limitar la efectividad del internet como herramienta de cambio político es evidente. Sin embargo, no lo pueden hacer sin incurrir en lo que se conoce como el "dilema conservador" o "dilema del dictador".24 La capacidad que tienen las redes sociales de aglutinar exigencias crea este dilema, pues al encontrar que otras personas comparten sus demandas, los ciudadanos se sienten empoderados para transmitirlas al gobierno. Al perder el monopolio sobre la información, el estado tiende a limitar el acceso a los medios alternativos, o a utilizar propaganda para desmentir la información no oficial. Limitar el acceso puede ser conveniente, sin embargo, es posible también que la ciudadanía pueda acceder a ciertos sitios en internet mediante servidores proxy sin que el gobierno tenga la capacidad de anular el acceso a todos ellos.

Así mismo, la información alternativa, entendida como aquella generada directamente por los usuarios en redes sociales, compite contra la propaganda gubernamental, restándole credibilidad. En esos casos, el gobierno puede cerrar completamente el acceso a una o varias TIC con el objetivo de limitar la capacidad de los disidentes para organizarse. Al hacerlo, sin embargo, corre el riesgo de que la ciudadanía se radicalice al ver limitado un servicio cuyo uso es predominantemente para actividades no políticas.25 Debido a que las redes sociales no son utilizadas exclusivamente para la disidencia, censurarlas tiene un efecto aún mayor sobre la ciudadanía. Ethan Zuckerman lo pone de la siguiente manera: "Las herramientas específicamente diseñadas para derrotar la censura estatal pueden ser cerradas sin grandes castigos políticos, pero las herramientas más amplias que la población en general utiliza para … compartir fotos de gatos lindos, son más difíciles de cerrar."26 Incluso si la ciudadanía no se radicaliza, el cerrar el acceso a tecnologías de la información durante mucho tiempo tendrá consecuencias económicas; un país no puede generar riqueza si sus habitantes no tienen acceso a TIC.27 Aún con todo esto, países como China se han vuelto expertos en limitar el acceso a información mediante la intimidación a sus ciudadanos y a los proveedores de servicio internet, con el objetivo de que ejerzan la auto-censura.28

La Web 2.0 ha sido determinante en los proyectos de los disidentes en países autoritarios cómo Túnez y Egipto, pero por la eficiencia del gobierno en limitarlos, no ha tenido la misma efectividad en otros como China e Irán. En definitiva, las redes sociales constituyen importantes, aunque definitivamente falibles, instrumentos de oposición y resistencia en sistemas autoritarios.

La Web 2.0 en democracia

Es difícil negar que las redes sociales contribuyen a una mayor difusión de información y son capaces de exponer a sus usuarios a acontecimientos y discusiones de carácter político. Sin embargo, existe un debate sobre la efectividad de las redes sociales como herramienta de construcción de la política en países democráticos. Por un lado están quienes se pueden denominar "cyber-optimistas"; aquellas personas que piensan que el internet, y ahora especialmente las redes sociales, son inherentemente democráticas y democratizadoras; por otro lado, los cyber-pesimistas piensan que el internet y las redes sociales simplemente reflejan las interacciones de poder de la sociedad offline, y a pesar de parecer efectivas, son incapaces de cambiar los comportamientos políticos de forma sustantiva.

En este sentido, el desarrollo del internet ha generado grandes expectativas sobre cuál sería su influencia en la esfera política. Algunos, los más optimistas, pensaban que el internet se iba a convertir en la plataforma desde la cual emergería una nueva democracia participativa; los ciudadanos serían capaces de deliberar sobre la mayor cantidad de temas de política pública posible y de dar su opinión al respecto, o incluso su voto electrónico directo. Según estos cyber-optimistas, al tener acceso ilimitado a fuentes de información no controladas por los poderes tradicionales, la ciudadanía participaría cada vez más en la política. Eso derivaría en la creación de democracias participativas que no necesitaran de representantes electos.

La verdad es que resulta muy difícil que el internet sea la panacea para la democracia. El desarrollo del internet probablemente no cambiará radicalmente los patrones tradicionales de construcción de política -hasta ahora no lo ha hecho. En un célebre artículo en The New Yorker titulado "Cambio pequeño: Por qué la revolución no será tweeteada", Michael Gladwell, uno de los llamados cyber-pesimistas, argumenta que quienes logran verdaderos cambios políticos son grupos jerárquicos de activistas comprometidos y dispuestos a sacrificarse por su causa.29 Para Gladwell, los sitios como Facebook y Twitter se basan en redes de lazos débiles que carecen de jerarquía y son incapaces de incentivar el activismo de alto riesgo que es necesario para efectuar el cambio político efectivo. 30 El ejemplo de Gladwell es acertado. En Facebook se crean grupos que buscan apoyo para causas políticas que llegan a tener miles y hasta millones de miembros. No todas, y a veces muy pocas de las personas que hacen click en un grupo en Facebook que busca ayuda para los refugiados del conflicto en Darfur están dispuestas a sacrificarse por la causa, y muchos ni siquiera están dispuestos a donar dinero. 31 En la esfera de la política doméstica se da el mismo fenómeno. En las redes sociales abundan los movimientos y demandas políticas, pero esto no significa que las personas que las apoyen online lo vayan a hacer significativamente offline.

Otra de las críticas que comúnmente se hacen sobre la posibilidad de que el internet sea una herramienta democrática efectiva es que este no se utiliza predominantemente para fines relacionados con la política. De hecho, según estadísticas utilizadas por Michael Margolis y Gerson Moreno-Riaño en el libro "Prospectos de democracia en internet", solo el 15% de estadounidenses nombraron al internet como su fuente principal de noticias sobre la campaña presidencial de 2008.32 La mayoría de usuarios norteamericanos en general no utiliza el internet para obtener información política sino para entretenimiento y con fines sociales.33

De la misma forma, el internet facilita la difusión de información, pero no necesariamente garantiza que esta información esté, como dirían los cyber-optimistas, libre de la influencia de los poderes tradicionales. Los estudios antes mencionados también señalan que la información política que se obtiene en internet proviene generalmente de los mismos periódicos, canales de televisión y agencias de noticias que utilizan otros medios de difusión.

Todos estos argumentos son válidos. Sería iluso pensar que la Web 2.0 sea capaz de reemplazar las complejas organizaciones que en la vida real se encargan de abogar por cambios políticos y sociales. Sin embargo, el objetivo no es, como afirmarían los cyber-optimistas, que todas las personas participen en la construcción de todas las políticas públicas y que de esta manera se hagan innecesarias las instituciones de representación. Lo que la Web 2.0 puede ayudar a conseguir, es que la mayoría de ciudadanos tenga acceso a información alternativa de la que reciben del gobierno y medios tradicionales, y puedan también participar del diálogo político; expresar su opinión y tener acceso a la opinión de otros.

La diferencia fundamental entre la Web 2.0 y los medios tradicionales de comunicación como la prensa escrita, la radio o la televisión, es, precisamente, la posibilidad que tienen los usuarios de generar contenido. Ninguna herramienta tecnológica, por sí misma, como señalan Margolis y Moreno-Riaño, puede cambiar la disposición de los ciudadanos a participar en el diálogo político; sin embargo, la Web 2.0 es capaz de ayudar a que se cuente con todos los medios necesarios para hacerlo.

Diálogo político y deliberación

En su artículo "El poder político de los medios de comunicación social," el autor Clay Shirky sostiene que en el largo plazo las redes sociales pueden contribuir al fortalecimiento de la sociedad civil, convirtiéndose en herramientas que faciliten la opinión pública.34 Shirky toma el análisis sociológico de Katz y Lazarsfeld para probar este punto. Según este análisis, la creación de opiniones políticas es un proceso que se compone de dos partes. En primera instancia, los medios masivos difunden información y opiniones que son recogidos por los ciudadanos, pero que no necesariamente cambian su opinión sobre los asuntos.35 En el segundo paso, los ciudadanos discuten con sus amigos y familiares sobre los asuntos y en base a eso forman sus opiniones políticas.36 Las redes sociales pueden ser efectivas en incentivar las interacciones del segundo paso porque eliminan las barreras temporales y espaciales. Ya no es necesario coincidir con otra persona en el mismo lugar para tener una discusión sobre política; ni siquiera es indispensable hacerlo al mismo tiempo. Con la Web 2.0 uno puede mantener tanto una conversación privada, así como, una discusión en la que participen miles de personas. Además, los ciudadanos que utilizan redes sociales pueden dialogar potencialmente con cualquier persona, gobierno u organización, para dar forma a sus opiniones; no están en ninguna manera limitados a su círculo social.

Un fenómeno reciente en el Ecuador es la utilización, por parte de políticos y oficiales electos, de cuentas de Twitter para publicar microblogs. Con este mecanismo, los usuarios de la comunidad Twitter pueden dirigirse directamente al personaje público en cuestión con sus opiniones, comentarios, quejas, o recomendaciones. El Presidente Correa, por ejemplo, habitualmente responde tweets dirigidos a su cuenta @mashirafael. Este tipo de diálogo entre una autoridad y sus electores no era posible antes del advenimiento de la Web 2.0 y puede influir en la formación de una opinión política. Es verdad también que puede ser utilizado para dar la impresión a la ciudadanía de que tiene participación en las decisiones del gobierno. Aún si es así, el político está directamente expuesto a la opinión, potencialmente, de cualquier persona. Si estaría dispuesto a escuchar y a actuar considerando - aunque no exclusivamente- las opiniones de los usuarios de Twitter, se abriría ya un nuevo espacio de participación política.

Sigue siendo motivo de discusión si en las redes sociales verdaderamente se llevan a cabo deliberaciones sustantivas de temas políticos. Este es, quizás, el punto más criticable de los cyber-optimistas. Twitter, por ejemplo, no permite un diálogo político profundo dado el límite de 140 caracteres en cada publicación. En Facebook, las comunidades que se forman muchas veces defienden una posición concreta y no necesariamente incentivan el diálogo constructivo. Es cierto que la mayoría de personas probablemente no utiliza las redes sociales para deliberar y llegar a soluciones conjuntas sobre temas políticos. Pero esto también es verdad de todos los otros medios masivos. La televisión es usada para entretenimiento y lucro mucho más de lo que es usada para generar consensos políticos. Lo mismo se puede decir de las redes sociales online. Lo que distingue a la Web 2.0 es su manera de facilitar la generación de contenido inédito por parte de los usuarios y su potencial -si es que es utilizada correctamente- de fortalecer los espacios de opinión pública de una forma en que los medios de comunicación tradicionales hasta ahora no han logrado.

Información alternativa

Quienes ven a las redes sociales como simples reflejos de la sociedad offline argumentan, como lo hacen Margolis y Moreno-Riaño, que las grandes empresas tienen tanta predominancia en el internet como la tienen en los medios tradicionales.37 Los estudios citados afirman que la mayoría de estadounidenses recurre a la información brindada por las organizaciones tradicionales de prensa, incluso en internet. 38 Por esta razón, sostienen, la información que se puede conseguir en internet no es más independiente ni balanceada que la que se ve en la televisión. 39 No se puede negar que empresas con grandes recursos económicos sean capaces de imponer una presencia importante en cualquier medio de difusión masiva, especialmente uno que les permita estar más cerca de su público -después de todas las redes sociales también son negocios. Es aquí donde los cyber-pesimistas tienen un punto fuerte a su favor. Debido a que la ciudadanía en general no tiene ni la capacidad ni la voluntad de hacer periodismo independiente efectivo, la difusión de noticias, incluyendo en internet, sigue dependiendo de los medios tradicionales. Sin embargo, las redes sociales han asumido un rol informativo en situaciones en las que la prensa tradicional no lo ha podido hacer, o como alternativa a ésta.

El uso de Twitter el 30 de Septiembre de 2010 en Ecuador fue un claro ejemplo de cómo los ciudadanos recurren a las redes sociales para conseguir información cuando esta es restringida o poco confiable. Ante la cadena nacional ininterrumpida en medios públicos y privados, los ecuatorianos recurrieron a redes sociales para recolectar las experiencias personales de quienes estaban más cerca de los hechos; muchos periodistas reportaron por medio de Twitter ese día, pero muchas personas que no eran periodistas también lo hicieron.

Un ejemplo dramático se da en México donde Twitter está siendo utilizado para informar sobre los actos de violencia cometidos por los carteles de la droga. Un artículo del New York Times relata cómo la matanza de 35 personas en Veracruz fue reportada en Twitter antes de que lleguen la policía y los medios al lugar de los hechos.40 Los mexicanos están reportando muertes y agresiones que de otra manera no se difundieran por el temor que los medios tradicionales y las oficinas públicas tienen a represalias.41 Debido a la existencia de Twitter, los criminales tienen menos habilidad de mantener sus acciones delictivas en secreto. Sin embargo, explica el New York Times, han aparecido cuerpos de personas asesinadas aparentemente por publicar este tipo de información en redes sociales.42 Así mismo, las autoridades mexicanas ven con nerviosismo el rol de Twitter por el potencial pánico que mensajes falsos pueden causar. 43 De todas formas, por motivos de seguridad, y por la ausencia de otro tipo de información, los ciudadanos están acudiendo a Twitter como alternativa a los medios tradicionales para información.

El hecho, sin embargo, que las redes sociales puedan, en tiempos de crisis, ser fuentes de valiosa información inédita, no significa que sean fuentes confiables y permanentes de información alternativa. El contenido que comúnmente se publica en la Web 2.0 se parece más a un barómetro de opinión pública que a un noticiero. Así, tanto los ecuatorianos durante el 30 de septiembre, como los mexicanos en el episodio que reporta el New York Times, expresaron la información desde su punto de vista particular.

Esto niega la posibilidad, al menos por ahora, de que las redes sociales generen un cambio importante en el origen de las noticias. Pero gracias a ellas, los gobiernos e incluso los medios tradicionales deben tener cuidado con el manejo que hacen de la información y del acceso a ella. Cuando la percepción de un ciudadano no corresponde a la información que recibe por parte del gobierno o los medios tradicionales, este puede publicarla en redes sociales o blogs. Si hay suficiente gente que opina de forma parecida, se activarán los mecanismos de transmisión viral de la información. Esto causará que los contenidos que dichos usuarios generen sean ampliamente difundidos. Si son lo suficientemente importantes, se podrían incluso formar redes de ciudadanos con opiniones parecidas que exijan, con protestas o de cualquier otra forma, cambios en el comportamiento del poder. Esto definitivamente generará interés por parte de algunos medios quienes también lo publicarán, haciendo que los contenidos se discutan a una escala mayor. Si existe un uso amplio de redes sociales, y libertad de opinión, los gobiernos y medios tradicionales tienen menos posibilidades de ejercer un monopolio sobre la información.

Así, si bien es cierto que la Web 2.0, por sí sola, no cambia las relaciones tradicionales de poder, sí es capaz de habilitar espacios para que la ciudadanía haga llegar sus opiniones sobre temas políticos a sus gobernantes y al público en general. Quizás de forma más importante, la facilidad de recolectar y difundir información en redes sociales permite a la ciudadanía exigir a quienes ostentan el poder mayor responsabilidad y una rendición de cuentas más efectiva por las consecuencias que no hacerlo pueden tener sobre su imagen pública.

Conclusión

En el caso específico de Ecuador, el acceso universal a TIC expondría a la población a información y opiniones políticas alternativas a las que recibe del gobierno, las redes clientelares y los medios tradicionales. El acceso libre y universal de la ciudadanía a la Web 2.0 no sólo que permite a la misma relacionarse directamente con contenido producido por fuera de las habituales fuentes de información, sino que dicho contenido puede, a su vez, influir en las percepciones y expectativas que los individuos tienen de la política. Cabe resaltar, sin embargo, que el solo acceso no supone una transformación en sí misma de la cultura política de la población ecuatoriana, especialmente si este acceso no cambia la adhesión 'ciega' y preexistente a contenidos políticos de líderes populistas o redes clientelares. En este sentido, es importante saber utilizar la Web como herramienta política.

Actualmente, las cuentas activas de Facebook en el Ecuador son aproximadamente 3,8 millones o el 26,4% de la población.i Se podría deducir, entonces, que sólo un pequeño porcentaje de ecuatorianos que tienen acceso al internet no utilizan Facebook. Esto demostraría que el uso de redes sociales en el Ecuador es casi universal entre los usuarios de internet. Otros datos interesantes, publicados recientemente por el INEC, muestran que el 54.8% de los jóvenes de entre 16 y 24 años en el Ecuador tiene acceso a internet. De ellos, el 51.8% utiliza el internet al menos una vez al día y el 42.4% al menos una vez a la semana. Esto significa que aproximadamente la mitad de jóvenes ecuatorianos utiliza el internet continuamente, y al hacerlo, está en constante contacto con la información que se genera mundialmente en la Web 2.0. Adicionalmente, las cifras muestran que el 45% de todos los usuarios ecuatorianos de Facebook son jóvenes de entre 16 y 24 años, y el 24% entre 25 y 34 años.ii Si los datos del INEC y de las fuentes online son correctos, más de la mitad de los jóvenes ecuatorianos está potencialmente expuesta al contenido político que se genera en las redes sociales y en el internet en general, y lo que es más importante, son capaces de generar contenido por sí mismos, sin necesidad de mediación alguna.

Mundialmente, son los jóvenes los que más utilizan la Web como herramienta política. Esto se evidencia en cómo las protestas en Medio Oriente y los movimientos de 'indignados' en países como España, Chile y Estados Unidos se organizan y coordinan por la población joven a través de redes sociales. Los jóvenes están haciendo uso de la Web para hacerse escuchar, tener una voz, trascender. Las redes sociales están tomando una identidad de herramientas que permiten que se escuchen las voces de muchos.

Esto último podría responder a un fenómeno generacional. De hecho, la generación que protesta alrededor del mundo exige participación, libertad de opinión, y transparencia y rendición de cuentas por parte de sus gobiernos.

Alcanzando, entonces, un acceso - sino universal al menos general- de los ecuatorianos a la web 2.0, éstos entrarían en inmediato contacto con el espíritu de las protestas que se llevan a cabo a nivel internacional. De ahí que las redes sociales puedan constituirse en una herramienta que facilite la transformación hacia una cultura política tendiente a valorar los principios antes mencionados.

Bajo el escenario actual, la Web 2.0, por si sola, no alcanza a determinar la construcción política; sin embargo, los hechos recientes evidencian una tendencia hacia la intensificación del rol de las redes sociales como fuentes de información alternativa, espacios de diálogo y deliberación política, mecanismos de convocatoria y coordinación para la sociedad civil, y por último, y aún más importante, como elementos transformadores de la cultura política.

Como se mencionó antes, el mero acceso no lo es todo; se necesita de educación y libertad de expresión. Ni el gobierno, ni los medios tradicionales, ni los proveedores de internet y dueños de redes sociales deben ejercer censura o limitar la libertad de expresión, ni perseguir a los usuarios por causa de su opinión. El internet debe permanecer libre.

El acceso, sumado a la cultura política, más la indispensable libertad de expresión, representan la fórmula de empoderamiento ciudadano que permitiría a la Web 2.0 convertirse en un instrumento de construcción de la política en el Ecuador.

1 Shirky, C. (2011). "The political power of social media." Foreign Affairs. January/ February 2011.

2 Mydans S, (3 de Octubre de 2007) “Monks are Silenced, and for Now, internet Is, Too.” The New York Times. Obtenido el 10 de Agosto de 2011, en http://www.nytimes. com/2007/10/04/world/asia/04info.html

3 Ulrich Bull, H. (2011) "From Revolution to Participation: Social Media and the Democratic Decision-Making Process." Business & Information Systems Engineering. 3(4). P 195.

4 Cottle, S. (2011). "Media and the Arab Uprisings of 2011: Resarch notes." Journalism 12(5). P. 648

5 Ulrich Bull, H. (2011) “From Revolution to Participation: Social Media and the Democratic Decision-Making Process.” Business & Information Systems Engineering. 3(4). P 195.

6Samuel P. Huntington habla de tres olas de democratización, la última entre las décadas de 1970 y 1990. Huntington, S. (1991). The Third Wave: Democratization in the Late Twentieth Century. University of Oklahoma Press.

7La población mundial es de 6'855.298.767 según el Banco Mundial. The World Bank (2011). Data: Population, total. Obtenido el 3 de Septiembre de 2011 de: http://data. worldbank.org/indicator/SP.POP.TOTL/countries?display=gr---aph

8The World Bank (2011). Data: Internet Users (Per 100 people) Obtenido el 3 de Septiembre de 2011 de: http://data.worldbank.org/indicator/IT.NET.USER.P2?display=graph

9Facebook (2011). Statistics. Obtenido el 1 de agosto de 2011 en http://wwww.face- book.com/statistics

10Facebook (2011). Statistics. Obtenido el 1 de agosto de 2011 en http://wwww. facebook.com/statistics

11Preston, J. (Febrero 5, 2011). "Movement Began With Outrage and a Facebook Page that Gave it an Outlet." Obtenido el 12 de octubre de 2011 de http://www.nytimes. com/2011/02/06/world/middleeast/06face.html?_r=1&pagewanted=all

12Gustafsson, N. (2010). “This Time it's Personal: Social NetWorks, Viral Politics and Identity Management.” Emerging practices in cyberculture and social networking. Editions Rodopi: Amsterdam, Netherlands. P 9.

13Gustafsson, N. (2010). "This time it’s personal: Social Neteworks, Viral Politics and

14A ction on Armed Violence (AOAV) (17 de marzo de 2011) “Explosive Violence Update: Libya”. Obtenido el 15 de octubre de 2011 en http://reliefweb.int/sites/relief- web.mt/files/reliefweb_pdf/node-392440.pdf. Social Watch (15 de Septiembre de 2011). “Syria: Silenace is not an option.” Obtenido el 15 de octubre de 2011en http://www. socialwatch.org/node/13653

15“Middle East and North Africa in turnmoil.” (2011) The Washington Post. Obtenido el 12 de octubre de 2011 en http://www.washingtonpost.com/wp-srv/special/world/ middle-east-protests/

16Ulrich Bull, H. (2011) “From Revolution to Participation: Social Media and the Democratic Decision-Making Process.” Business & Information Systems Engineering. 3(4). P 195.

17Ulrich Bull, H. (2011) “From Revolution to Participation: Social Media and the Democratic Decision-Making Process.” Business & Information Systems Engineering. 3(4). P 195.

18The New York Times (6 de mayo de 2009) “Sichuan Earthquake”. Obtenido el 15 de octubre de 2011 en http://topics.nytimes.com/topics/news/science/topics/earthquakes/ sichuan_province_china/index.html

19Shirky, C. (2011). “The political power of social media.” Foreign Affairs. January/February 2011.

20Kyriakopolou, K. (2011) “Authoritarian States and Internet Social Media: Instruments of Democratization or Instruments of Control.” Human Afairs. 21. P. 4

231Kyriakopolou, K. (2011) "Authoritarian States and Internet Social Media: Instruments of Democratization or Instruments of Control." Human Afairs. 21. P. 4

24Toda esta discusión está basada en el análisis de Shirky sobre el “Conservative Dilema.” Shirky, C. (2011). "The political power of social media.” Foreign Affairs.

January/February 2011.

25Esto ocurrió en Túnez. Ver: Ulrich Bull, H. (2011) "From Revolution to Participation:

29 Gladwell M. (2010). “Small Change: Why the revolution will not be tweeted.” The New Yorker. Obtenido el 1 de Agosto, 2010 de http://www.newyorker.com/ reportinig/2010/10/04/101004fa_fact_gladwell?currentPage=all

30 Gladwell M. (2010). “Small Change: Why the revolution will not be tweeted.” The New Yorker. Obtenido el 1 de Agosto, 2010 de http://www.newyorker.com/ reporting/2010/10/04/101004fa_fact_gladwell?currentPage=all

31 Gladwell M. (2010). “Small Change: Why the revolution will not be tweeted.” The New Yorker. Obtenido el 1 de Agosto, 2010 de http://www.newyorker.com/ reporting/2010/10/04/101004fa_fact_gladwell?currentPage=all

32 Margolis M. y Moreno-Riano G. (2009) “Prospect of Internet Democracy.” Ashgate Publishing Group. P. 34.

33 Margolis M. y Moreno-Riano G. (2009) “Prospect of Internet Democracy.” Ashgate Publishing Group. P. 34.

34Shirky, C. (2011). "The political power of social media." Foreign Affairs. January/February 2011. P. 5.

35Shirky, C. (2011). "The political power of social media." Foreign Affairs. January/February 2011. P. 5.

36Shirky, C. (2011). "The political power of social media." Foreign Affairs. January/February 2011. P. 5

37 Margolis M. y Moreno-Riaño G. (2009) "Prospect of Internet Democracy." Ashgate Publishing Group. P. 34.

38 Margolis M. y Moreno-Riaño G. (2009) “Prospect of Internet Democracy.” Ashgate Publishing Group. P. 34.

39 Margolis M. y Moreno-Riaño G. (2009) “Prospect of Internet Democracy.” Ashgate Publishing Group. P. 34.

40Cave, D (Sept 24, 2011). "Mexico turns to social media for information and survival" The New York Times. Obtenido Septiembre 24, 2011 de http://www.nytimes. com/2011/09/25/world/americas/mexico-tums-to-twitter-and-facebook-for-information- and-survival.html?_r=1&nl=todaysheadlines&emc=tha26

41Cave, D (Sept 24, 2011). “Mexico turns to social media for information and survival” The New York Times. Obtenido Septiembre 24, 2011 de http://www.nytimes. com/2011/09/25/world/americas/mexico-turns-to-twitter-and-facebook-for-information- and-survival.html?_r=1&nl=todaysheadlines&emc=tha26

42Cave, D (Sept 24, 2011). "Mexico turns to social media for information and survival” The New York Times. Obtenido Septiembre 24, 2011 de http://www.nytimes. com/2011/09/25/world/americas/mexico-turns-to-twitter-and-facebook-for-information- and-survival.html?_r=1&nl=todaysheadlines&emc=tha26

43Cave, D (Sept 24, 2011). "Mexico turns to social media for information and survival” The New York Times. Obtenido Septiembre 24, 2011 de http://www.nytimes. com/2011/09/25/world/americas/mexico-turns-to-twitter-and-facebook-for-information- and-survival.html?_r=1&nl=todaysheadlines&emc=tha26

44Datos sobre Facebook en Socialbakers, un sitio especializado en estadísticas sobre el uso de redes sociales. Socialbakers (2011). Ecuador Facebook Statistics, Penetration, Demography. Obtenido el 3 de Septiembre de 2011 de: http://www.socialbakers. com/facebook-statistics/ecuador. La población nacional según el censo de 2010 es de 14'483.499 personas. Instituto Nacional de Estadística y Censos (2011). Resultados Censo 2010. Obtenido el 3 de septiembre de 2011 de: http://www.inec.gov.ec/estadisticas/

45Socialbakers (2011). Ecuador Facebook Statistics, Penetration, Demography. Obtenido el 3 de Septiembre de 2011 de: http://www.socialbakers.com/facebook-statistics/ ecuador.