El milagro chileno

Pablo Zambrano Pontón

Escritor y docente de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Central del Ecuador.

pabli_zam@yahoo.es

"El vicio inherente al capitalismo es el desigual reparto de los bienes. La virtud inherente al socialismo es el equitativo reparto de la miseria”.

Sir Winston Churchill

“Aquellos que son más fanáticos en sus diatribas en contra del capitalismo, implícitamente le rinden homenaje, al clamar por los productos que éste crea”.

Ludwig von Misses

"Uno de los más grandes errores es juzgar a las políticas y programas por sus intenciones, en vez de evaluarlas por sus resultados”

Milton Friedman

Fue Milton Friedman (premio nobel de Economía, en 1976), el norteamericano fundador de la escuela liberal denominada monetarista, quien actuaría el término: El Milagro Chileno, a raíz del éxito del modelo impulsado por el en este país sudamericano a mediados de la década de los setenta, durante el gobierno dictatorial de Augusto Pinochet, después del rotundo fracaso económico que supusiera la implantación del sistema socialista marxista por parte de su antecesor, Salvador Allende. De allí que, empleando esta denominación, en las páginas que siguen, se intenta demostrar que solo la ciencia económica, tiene la medicina necesaria para curar a una determinada nación de sus graves e incluso crónicas dolencias.

En tal sentido, veamos a continuación la profunda crisis económica, social y política que vive Chile, antes de la implantación del modelo liberal impulsado por Friedman y por quienes fueron sus alumnos en la Universidad de Chicago (de allí su nombre: "Chicago Boys"); con la finalidad de comprender que únicamente un buen modelo económico (no perfecto, pero con mejores resultados que los otros), es capaz de sacar del subdesarrollo y de la pobreza a una determinada nación, al margen de la retórica, el apoyo popular y el discurso político-ideológico.

Antecedentes: el gobierno socialista marxista de Salvador Allende

Salvador Allende (1908-1973), político y líder del partido socialista de Chile, llegó a la Presidencia de ese país sudamericano en 1970 y lo gobernó hasta 1973, justamente el día que falleció en el Palacio de la Moneda, que fue bombardeado por los militares chilenos. Perteneció a una familia de clase media acomodada. Estudió medicina y, ya desde su época de estudiante universitario, formó parte de grupos de tendencia marxista. El 24 de octubre de 1970, tras lograr el apoyo del Partido Demócrata Cristiano con la firma de un Estatuto de Garantías Democráticas que se incorporaría al texto constitucional, Salvador Allende fue proclamado presidente.

Allende ya en el Gobierno, intentó convertir a Chile en una "segunda Cuba" en América Latina, con tal fin se alió con Fidel Castro. La historia registra estas frases dichas por el ex Presidente de Chile: "Invito a Chile a Fidel Castro porque me da la gana. Porque soy el dueño de casa e invito a quien quiero". (Fuente: Allende al diario argentino El Cronista); “Gracias, compañero y amigo, comandante de la esperanza latinoamericana, Fidel Castro.” (Fuente: Allende en Cuba); “…la Unión Soviética, a la que nosotros denominamos Nuestro Hermano Mayor…" (Fuente: Allende en Moscú).

De esta manera, durante su régimen, se expropiaron tierras y se inició la estatización y socialización de importantes empresas hasta entonces en manos privadas, las cuales pasaron a ser dirigidas por cooperativas de trabajadores. Además, se concretó la nacionalización del cobre, sin pagar indemnizaciones a las empresas norteamericanas, lo cual significó el enfrentamiento con Estados Unidos, país que a partir de ese momento apoyó abiertamente a los grupos opositores al gobierno de Allende.

A pesar de una férrea oposición, especialmente de los representantes liberales y democristianos, que en el parlamento actuaban unidos; el Gobierno de Allende contó con un importante apoyo por parte de la ciudadanía, en particular de los sectores populares, que se veían beneficiados (en el corto plazo). En efecto, el Estado subsidiaba gran parte de los servicios básicos, además de apoyar a organizaciones de trabajadores, campesinos y pobladores urbanos en sus demandas de participación.

El enfrentamiento abierto con los grupos opositores se hacía realidad en las calles e indicaba una situación de lucha de clases a sus ojos inevitable. Acciones de grupos como el MIR y sectores del Partido Socialista venían a confirmar este diagnóstico, al considerar urgente la creación y el fortalecimiento de instancias de "Poder Popular" que fueran alternativas a los estrechos marcos que la institucionalidad prefijaba para una posible construcción de una sociedad socialista. Este intento, conocido como la "Vía chilena al socialismo", despertó el interés y el apoyo de sectores de todo el mundo, en particular del Bloque Soviético, de Cuba y de los Países No Alineados, lo que se traducía en el envío de ayuda material y de asesores industriales.

Una serie de problemas vinieron a polarizar aún más a la sociedad chilena bajo la presidencia de Allende, en gran medida debido a causas económicas. Así, la inflación se hizo incontrolable, ya que las alzas salariales y los gastos del Estado fueron financiados con emisión de circulante sin sustento en la producción, (1) la cual se vio disminuida y contraída como consecuencia del bloqueo iniciado por los Estados Unidos y el permanente conflicto que vivían muchas empresas, en virtual paralización permanente por la falta de recursos. A ello se agregaban problemas de distribución de alimentos y bienes, lo que tornó difícil la condición de vida del chileno común.

Este clima de desabastecimiento y crisis, azuzado por los distintos sectores políticos, se tradujo en numerosas movilizaciones a favor y en contra del gobierno de Allende, la más importante de las cuales fue la paralización del yacimiento de cobre denominado: "El Teniente", junto a la huelga de los gremios de transportistas, lo que prácticamente inmovilizó el traslado de bienes de un punto a otro del país. A ello se sumaban conflictos en la universidad y en los colegios profesionales (médicos y profesores fundamentalmente), que dibujaban una división profunda en todos los ámbitos de la vida nacional.

La oposición y algunos sectores de la Democracia Cristiana consideraron la situación insalvable, por lo que decidieron recurrir al recurso del golpe de estado militar contra el presidente Allende. En junio de 1973 hubo un primer intento de golpe, conocido como "El Tancazo”: un regimiento de blindados de la Capital (Santiago) se alzó contra el gobierno, pero las fuerzas leales, encabezadas por Prats, lograron dominar la situación. Finalmente, el 11 de septiembre de 1973, una revuelta militar bombardeó el palacio de la Moneda, sede del gobierno. El presidente Allende rechazó las exigencias de rendición y murió en el palacio presidencial. Lorenzo Bernaldo de Quirós, escribió para el Instituto Cato, un artículo denominado “Allende o la destrucción de la economía chilena”, del cual se extraen los siguientes aspectos centrales de su análisis:

RESUMEN: Allende se alineó con Castro y su política económica basada en el "bien común" no funcionó. Adam Smith, señaló hace más de 200 años, que él no había conocido jamás alguna persona, que en la búsqueda del interés social, lo consiga hacer de mejor manera que un individuo lícitamente movido por el propio interés, a lo que simplemente habría que añadir, que hay que regularlo, para que no existan abusos, fraudes, ni ambiciones desmedidas (regulación vía impuestos proporcionales o progresivos, por ejemplo). Smith señaló que para progresar, hay que confiar más en el ser humano, en el empresario particular en libertad; y no en un Estado entrometido siempre, en todo momento, lugar y circunstancia, en la Economía. Allende tuvo la buena intención de ayudar a las clases desposeídas chilenas, por ello echó mano de todo el caudal ideológico recetado en los manuales solidarios de Marx, Engels, Lenin, Castro, Chávez, etc., es decir, un Estado derrochador de recursos, convertido en empresario, desplazando a la inversión privada; y, tal como lo predice la ciencia económica (al margen de cualquier aspecto político), se generó un enorme déficit fiscal, que al tener que ser monetizado (emisión

monetaria indiscriminada), disparó la inflación y contrajo la actividad económica (caídas de la producción y del empleo). La inflación perjudica más a los que menos tienen, porque los ricos poseen mecanismos de defensa. Friedman señaló magistralmente en uno de sus videos por internet, que los regímenes populistas son similares a beber licor en una fiesta, al principio todo es alegría; pero después, cuando se termina la gran farra con los recursos del Estado, queda sólo la resaca del día siguiente y una inmensa cuenta por pagar, que la cancelan precisamente los más pobres, a quienes los populistas dicen favorecer en el discurso.

Milton Friedman y los Chicago boys

Friedman visitó Chile en 1975 durante la dictadura de Augusto Pinochet, hecho por el que fue muy criticado al no ser un gobierno de origen democrático. Invitado por la Escuela de Negocios de Valparaíso, dio una serie de conferencias sobre Economía e influenció en los asistentes económicos del Gobierno. Friedman gozó de un éxito tremendo con estas innovadoras observaciones y fue invitado por ex-alumnos chilenos de la Escuela de Chicago ("Chicago Boys”) a dictar algunas conferencias sobre la situación económica chilena. Friedman dijo: "La economía social de mercado es la única medicina", refiriéndose a la complicada situación de Chile. Abogó por la economía monetarista y explicó después que "el énfasis de aquella charla fue que los mercados libres minarían la centralización política y el control político", sosteniendo que la liberalización económica conduciría tarde o temprano a la democratización política. Pronóstico que sucedió más tarde ya en democracia, cuando los socialistas modernos (o moderados) de la Concertación, decidieron ser liberales en lo económico y solidarios en lo social. Aspecto este último que será analizado más adelante en este mismo artículo.

Milton Friedman es sin duda el mentalizador que está detrás del éxito del modelo económico y social impulsado por Chile en la década de los 70, tras el fracaso de las políticas socialistas de Salvador Allende. No hay que confundirse, mucha gente dice que Augusto Pinochet es el hombre clave en la transformación de Chile; pero no es así… el verdadero mérito lo tiene Friedman, quien con las medidas recetadas a esta economía hizo que surja una nueva y próspera nación, donde antes sólo había tristeza y subdesarrollo, durante la "corta y triste noche comunista de Allende”.

El liberalismo social o la economía social de mercado aplicada en Chile, no basa su éxito en dictaduras represivas, ni en crímenes de lesa humanidad. La pregunta que aquí cabe formularla es: ¿Cómo cambió el desolador panorama chileno, lleno de altísimas inflaciones, desempleo y cacerolazos, por un nuevo Chile, pletórico de bonanza y prosperidad, tanto en los ámbitos económicos, sociales y políticos? La respuesta es sencilla, le hicieron más caso a la ciencia económica y menos a la ideología política. En otras palabras, todo fue gracias al aparecimiento en la escena pública de los denominados: "Chicago Boys”, en homenaje a la Universidad de Chicago y a su profesor insignia Milton Friedman, quien fuera uno de los más afamados maestros del cual se nutrirían de sabias enseñanzas, los economistas chilenos que implementarían las reformas liberales en el país sudamericano. La sangrienta dictadura de Augusto Pinochet, responsable de 3.000 personas muertas o desaparecidas, 29.000 torturados y miles de exiliados, le infringió un altísimo costo social a la nación chilena, paliada sin embargo en términos económicos por el aparecimiento en escena de los "milagrosos” Chicago boys, quienes tuvieron la oportunidad de aplicar sus conocimientos durante el régimen de Pinochet; tras el fallido experimento de economía socialista intentado por Allende; con el aval de Fidel Castro y la plana mayor del soviet supremo.

Chicago Boys" (Chicos de Chicago) es un término aparecido en la década de 1970 para denominar a los economistas educados en la Universidad de Chicago, bajo la dirección de los estadounidenses Milton Friedman, Arnold Harberger, entre otros destacados profesores. Los Chicago Boys tuvieron influencia decisiva en el régimen militar de Augusto Pinochet en Chile, siendo los artífices de reformas económicas y sociales que llevaron a la creación de una política económica referenciada en la economía de mercado de orientación liberal, neoclásica y monetarista, a más de la descentralización del control de la economía. Milton Friedman acuñó el término el "milagro de Chile" (“The miracle ofChile"), para referirse a la obra de sus discípulos en el país sudamericano. "Milagro” que, tras más de 30 años de haberse materializado, ha servido de ejemplo de inspiración a Latinoamérica y al mundo entero. Tal es así que Lula en el Brasil o Mujica en el Uruguay, en la práctica y en los hechos reales, se sienten más próximos al modelo "socialista” chileno; antes que al socialismo marxista cubano-venezolano; aunque en la retórica y en el discurso florido, no dejen de elogiar profundamente al socialismo comunista, vigente en esos dos tropicales y folklóricos países caribeños.

Estos “tecnócratas” chilenos especializados en economía en la potencia americana, aplicaron luego en su país durante la dictadura de Augusto Pinochet, un programa de privatización y reducción del gasto fiscal para resolver la elevada inflación y las enormes dificultades económicas heredadas del gobierno de corte socialista-marxista de Salvador Allende. El programa económico de los Chicago Boys se puede resumir en: economía no intervenida, gobierno pequeño, rigurosa administración fiscal y libre mercado. Ideas económicas extraídas del liberalismo monetarista de su mentor: Milton Friedman, con rasgos también de la economía social de mercado alemana de Ludwig Erhard, a quien Friedman admiraba profundamente.

Pinochet adoptó el programa de los Chicago Boys, que ingresaron al gobierno en 1975, haciéndose cargo de los ministerios de Hacienda, Economía y el Banco Central. Para convencer a Pinochet de sus ideas, trajeron a Chile al mismísimo Friedman; quien propuso una terapia de choque (shock) a la economía chilena, en lugar de las recetas gradualistas de las que son partidarios los socialdemócra- tas keynesianos. Se implantó así, una política de reducción del gasto, reestructuración del gobierno y control del presupuesto. Se implantó una reforma impositiva y desreglamentación económica. Se completó una reforma del seguro social y un plan de privatización de las empresas claves del Gobierno. Se redujo el gasto público en un 20% y se despidió al 30% de los empleados públicos. El sistema se empezó a recuperar a partir de 1977, dos años después de iniciadas las reformas.

Al principio fue duro el modelo liberal, por la debacle económica en la que quedó el país tras el deficitario, expansivo e inflacionario esquema marxista de Salvador Allende. No obstante, en el mediano y sobretodo en el largo plazo, especialmente cuando se incorporó la parte social al liberalismo chileno, se comenzaron a notar sus benéficos efectos. La ciencia macroeconómica expresada en los escritos de intelectuales de la talla de Rudiger Dornbusch o Stanley Fischer, es bastante clara cuando manifiesta que el modelo liberal es un esquema de largo plazo y lo utilizan los países que desean conseguir resultados exitosos durante amplios espacios de tiempo (desarrollo económico sostenido); en oposición al keynesianismo que sirve por ejemplo (y muy bien) en el corto plazo, cuando lo que se pretende es reactivar la economía y salir de las recesiones, pues en el largo plazo, genera inflaciones galopantes e incluso hiperinflaciones, por la indisciplina fiscal de los discípulos de Keynes (más que de su propio maestro, quien creía también en la disciplina fiscal y en un esquema capitalista no basado en la explotación). En tanto que el marxismo, económicamente ha demostrado su nulidad práctica, tanto en el corto como en el largo plazo. La utilidad de este último, únicamente residiría en los temas sociales, que tranquilamente existen también en los sistemas socialdemócratas, en la doctrina social de la iglesia, en el cristianismo o en cualquier religión pacífica; puesto que el marxismo es un sistema violento por naturaleza, que pregona la lucha de clases y la "revolución socialista", donde se persigue duramente a todo aquel que disiente con el pensamiento único e infalible de sus monarcas, de sus líderes, de sus caudillos, e incluso (y en ocasiones también), de sus propios seguidores.

Milton Friedman y sus recomendaciones a Chile

En una carta dirigida por M. Friedman a Pinochet (que usted la puede leer completa en el siguiente enlace digital: http:// www.elcato.org/node/2067). el economista norteamericano estaba preocupado por la situación del Chile de ese entonces (1975), tras la debacle económica que el experimento socialista de Allende generó. No obstante, albergaba la esperanza de que el pueblo chileno pudiera recuperarse de tan dura y terrible situación. Al final, los resultados son los que importan, no sólo las buenas intenciones. Chile actualmente es el país sudamericano con la mejor calidad de vida de la región, desmitificando la supuesta “maldad” del modelo económico liberal. Obviamente no comparto la mortandad que hubo en el régimen dictatorial de Pinochet en Chile. Pero, ¿Puede alguien en su sano juicio decir que las reformas económicas que se aplicaron en esa nación sudamericana durante la década de los 70, 80, 90 y 2000, fracasaron?, ¿Puede alguien ser capaz de discutir todas las bondades sociales, que tres décadas del liberalismo en Chile, han tenido? ¡Bueno! Seguramente habrá quienes lo nieguen, con el único argumento de que esas reformas fueron realizadas en dictadura, lo que sin duda ayudó a que no hubiera oposición alguna a tales medidas, pero no son la explicación del progreso actual de Chile; pues, si no hubiesen sido acertadas y buenas las recetas liberales de Milton Friedman, ¿Por qué las siguieron apoyando los gobiernos socialistas de la Concertación? (como más adelante lo veremos en este mismo artículo).

Milton Friedman fue uno de los economistas más influyentes del siglo XX. Ganador del Premio Nobel en economía en 1976 por sus análisis del consumo y su teoría monetaria. Además, por demostrar la complejidad de las políticas de estabilización, se le reconoce por ser uno de los fundadores de la Escuela Monetarista de Chicago. De allí que personalmente no comprendo ¿de qué lo acusan? Si como lo vemos claramente, es el artífice principal de que Chile sea hoy por hoy el modelo sudamericano de desarrollo económico por excelencia.

Gracias a las reformas económicas que Friedman recomendó a Chile en la década de los 70, los chilenos han sobrevivido al durísimo terremoto que los azotó a inicios del 2010 (8.8 grados en la escala de Richter). Es decir, casi 500 veces más potente que el de Haití. Sin embargo, el balance de fallecidos -795- es muy inferior a las 230.000 personas que se estima han muerto en la más pobre y pauperizada nación latinoamericana: Haití. No es casual que los chilenos estaban viviendo en casas de ladrillo y los haitianos en casas de yaguas cuando llegó el terremoto. A las reformas liberales, incluso se debería que el Palacio de La Moneda, construido a finales del siglo XVIII, siga en pie, a diferencia de lo ocurrido con la casa de gobierno en Puerto Príncipe.

¿Qué fue lo que hicieron los chilenos que les permitió sortear tan duro y difícil evento telúrico?

Con el manual del liberalismo y del progreso socioeconómico bajo el brazo, los discípulos de Friedman en la Universidad de Chicago, decretaron:

En los principales cargos económicos, por expresa recomendación de Friedman a Pinochet, se colocaron, economistas liberales realmente técnicos, denominados "Chicago Boys”. En Chile, se privilegió a la economía por sobre la ideología y allí están sus pragmáticos resultados en los dos frentes: económicos y sociales.

Hacia 1990, el año en que entregó el poder Augusto Pinochet, el Producto Nacional Bruto había aumentado en un 40% (en dólares de 2005) mientras que los "progresistas” gobiernos de Perú y Argentina se estancaban. Posteriormente, los sucesores de Pinochet —una coalición de centroizquierda, elegida democráticamente— ampliaron las políticas de liberalización. El resultado es que los chilenos se han transformado en el pueblo más rico de América Latina. Tienen los niveles más bajos de corrupción, la tasa de mortalidad infantil más baja y el menor número de personas que vive por debajo del umbral de la pobreza. ¿Se puede acaso argumentar que éste no sea un modelo y un ejemplo exitoso de liberalismo social o economía social de mercado?

Uno de los principales detractores intelectuales de Friedman, Paul Krugman (keynesiano, premio Nobel de Economía en el 2005), en un artículo titulado "Fantasies of the Chicago Boys" publicado el 7 de marzo del 2010, en New York Times, opina lo contrario y critica, como lo ha hecho siempre, a los Chicago Boys y a Friedman.

No obstante, las críticas de Krugman, este economista keynesiano deberá reconocer que en Chile la corrupción es muy baja. Y cuenta con uno de los códigos de construcción más estrictos del mundo, algo que tiene sentido en un país que está entre dos masivas placas tectónicas. Pero tener códigos es una cosa y hacerlos cumplir es otra. La calidad y consistencia de la aplicación de las normas es una muy buena "institución”. Y las buenas instituciones están muy relacionadas con la riqueza de las naciones. Mientras más pobre un país, más probable que se intenten reducir costos del hormigón, o use cemento de mala calidad, o se mienta sobre el acatamiento de las normas. En el terremoto de 2008 en Sichuan, China, miles de niños quedaron sepultados bajo escuelas construidas de acuerdo con los códigos.

Las críticas a Friedman (endilgadas por quienes son amantes de un Estado paquidérmico y obeso) siempre han sido mordaces y muy duras. Así, la escritora izquierdista Naomi Klain, en el libro "La doctrina de choque”, tituló uno de los subcapítulos El mito del milagro de Chile". Según el mismo, lo único que consiguieron Friedman y los muchachos de Chicago fue "aumentar la riqueza en lo alto y hacer desaparecer una gran parte de la clase media." (Un mito frecuente que en múltiples ocasiones ha sido desmentido por la historia, por la pragmática realidad objetiva). Habría que preguntarles pues señora Klein y economista Krugman, a la mayoría de los chilenos de todas las clases - que viven después de un verdadero choque (el sismo) -, si las recetas liberales de Friedman y los “Chicago Boys”, ¿ayudaron o no, a darles los medios para sobrevivir el terremoto y, ahora, reconstruir sus vidas?

Treinta años después del “milagro chileno”, su artífice e ideólogo principal: MILTON FRIEDMAN, fue entrevistado por el diario chileno, “la tercera”, de donde se extraen los aspectos más importantes de dicha conversación:

(…) ¿Cuáles fueron los efectos positivos que tuvo su visita?

A Chile le está yendo bien, por lo que puedo ver. No sigo de cerca la situación de Chile, no he visto sus estadísticas, pero lo puedo ver por lo que los periódicos dicen. Su tasa de crecimiento es la más alta de los países latinoamericanos.

Cuando usted vino a Chile por primera vez, ¿qué país encontró?

Uno en una situación muy difícil. Había una inflación muy alta y un desempleo extendido. Había mucha preocupación entre la gente. Pero también había esperanza, porque un nuevo gobierno se había hecho cargo y porque el gobierno comunista de Allende había sido reemplazado.

Y cuando visitó el país por segunda vez en 1981…

Se veía mucho mejor, mucho mejor que cuando estuve antes. Chile todavía no era próspero, pero hubo una gran recuperación.

¿Le sorprendió que los gobiernos de centro izquierda que siguieron adoptaran una política de libre mercado?

Para nada. Los chilenos ya habían experimentado lo que la política socialista podía hacer bajo Allende. Tiene que ver más con una contención de la izquierda y el Partido Socialista que con otra cosa. El Partido Socialista se ha contenido, no ha seguido el socialismo del todo.

¿Ve eso como una situación particular de Chile o, más bien, como un fenómeno global?

Pasó en Chile, pero más recientemente, después de la caída del Muro de Berlín y el colapso del socialismo, es más global. La definición en el diccionario de socialismo es: la propiedad y operación de los medios de producción por el Estado. Hoy no hay gobiernos socialistas en el mundo que sigan el socialismo, sólo Corea del Norte.

¿Cree que Chile puede convertirse en un país desarrollado, pese a ser tan pequeño?

Sí, por supuesto, ¿por qué no? Ustedes tienen excelentes recursos, gente trabajadora y están creciendo. Es sólo una cuestión de tiempo.

"El mundo comunista se propuso, mientras aún vivía, tomar América Latina por métodos aparentemente legales, y en Chile se impidió que eso pasara. El mundo comunista, como resultado, quiso manifestarse y actuar en contra de cualquiera que estuviera asociado a Pinochet”. ¿Cómo usted?

Como yo. Reconocíamos las mismas caras entre quienes protestaban en Chicago y quienes lo hacían en San Diego. Fueron manifestaciones organizadas y no espontáneas.

¿Qué tan asociado se siente a la experiencia económica chilena?

Mi única asociación real es que fui profesor en la Universidad de Chicago. Gracias a un acuerdo de cooperación con la Universidad Católica de Chile, teníamos a nuestra gente en Chile que pudo seleccionar al mejor grupo de estudiantes que hayamos tenido alguna vez. Ellos regresaron y no tenían simpatías por el gobierno de Allende, como consecuencia eran casi los únicos economistas disponibles. En un primer período se hicieron cargo los militares -no sé por qué- y el resultado fue que la inflación, en vez de retroceder, se mantuvo alta. Finalmente, recurrieron a los Chicago Boys, que eran los únicos que tenían un plan coherente para reformar la economía.

Eso fue casi al mismo tiempo que usted visitó Santiago…

Una segunda contribución fue que di charlas. Una sobre cómo controlar la inflación -consejos que fueron seguidos- y una más general sobre sociedad libre y cómo la libertad de mercado era necesaria para la libertad política.

¿Se formó una opinión sobre Augusto Pinochet?

En lo que se refiere a Pinochet, lo vi una vez y tuve un encuentro con él por una hora o algo así. Fue una conversación en la que él hablaba en español y yo en inglés. Ese fue el único contacto que tuve con él.

La inflación era una preocupación muy grande cuando vino. Hoy hay bajas tasas de inflación en el mundo. Para algunos es porque los países concluyeron que una baja inflación es más importante en una economía integrada al mundo.

Primero, hay una preocupación extendida por la inflación y, segundo y más importante, los bancos centrales del mundo han aprendido la lección y descubierto que tienen una responsabilidad principal en prevenir la inflación y que pueden hacerlo.

(…) Chile se ha abierto mucho al mundo. ¿Ve que el resto del mundo y Latinoamérica se muevan en la misma dirección?

Pienso que Latinoamérica no se ha movido en esa dirección. En general, el resto del mundo, que no es Latinoamérica, se ha movido en esa dirección. Estados Unidos está mucho mejor que 20 ó 30 años antes.

¿Lamenta haber venido a Chile hace 30 años, después de todo lo que pasó?

¿Lamentar? Cómo voy a lamentarlo (…)

FUENTE: http://www.latrmchera.org/foros/showthread.php?125-Milton-Friedman-quot- S%ED-Chile-puede-convertirse-en-un-país-desarroUado-quot

RESUMEN: Por ello muchos economistas no consideran que el modelo chileno obedezca a una gestión extraordinaria de Augusto Pinochet. ¿Qué podía saber un militar sobre la economía científica que sería aplicada por Friedman y los Chicago Boys? ¡Obviamente nada! Su único y gran mérito económico fue decirles a Friedman y los Chicago Boys: "Muchachos, adelante con su plan macroeconómico”. Que después sería magistralmente combinado con la política social de la Concertación, pero únicamente después de crecer, no solamente repartiendo lo poco que había quedado tras la debacle comunista de Allende. Chile no le huyó a la competencia internacional por ejemplo y se insertó de lleno en la globalización, además se dejó que la población eligiera libremente entre las AFP'S chilenas y el seguro social público. Así, cada chileno sabe exactamente cuánto tiene depositado en sus cuentas individuales. Una pregunta estimado ecuatoriano ¿sabe usted cuánto ha depositado en el IESS durante sus años de aporte? ¡Imposible saberlo! Aquí tenemos el sistema de reparto, que probablemente debería seguir existiendo (por ser solidario), pero compitiendo libre y sanamente con aseguradoras privadas, para mejorar su eficiencia y su productividad.

La economía chilena post Chicago boys, Aplicación plena del liberalismo socialmente responsable. Década de los 90

Si bien es cierto que el modelo liberal recomendado por Friedman y los Chicago Boys para Chile, fue un éxito innegable, máxime si se consideran las duras circunstancias en las que fue implementado, luego de la debacle económica comunista. No cabe duda que la consolidación plena del modelo, se la consiguió en el largo plazo, tal como lo señalan autoridades macroeconómicas de reconocido prestigio como Rudiger Dornbusch y Stanley Fischer, connotados autores de los textos tradicionales de Macroeconomía.La década del noventa fue la más exitosa del siglo XX para Chile, desde el punto de vista del desempeño de los indicadores económicos y sociales. Así, a nivel macroeconómico los resultados fueron espectaculares y envidiables para otras economías en desarrollo, como se puede apreciar en la siguiente síntesis (basada en la información oficial): un crecimiento anual del PIB de 6,7% en 1990-1999, en contraste con un 2,7% en 1981-1989. Una tasa de inversión de 27,9%, versus un 19,1% en los mismos dos períodos anteriormente señalados, respectivamente; Una tasa de inflación de 10% promedio anual en la década de los noventa, versus un 19,7% en los años ochenta. En el ámbito social, un desempleo de 6,3% en la década del noventa, versus un 18% en los años ochenta. Un incremento del índice de sueldos y salarios reales de 3,9%, anual versus una disminución de menos (-) 0,7% en los años ochenta.

El aporte de la concertación al desarrollo socio económico del Chile actual.

La política social de la Concertación, ha priorizado el mejoramiento de las condiciones de vida de los grupos más vulnerables, es decir, de aquellos individuos y familias que lamentablemente sobreviven bajo la extrema pobreza, cuya magnitud, como proporción de la población total, bajó desde 39% en 1990 a 21% en 2000, debido a un fortalecimiento de la institucionalidad social del Estado y por la asignación de una cuota creciente de recursos a este objetivo.

La última década del siglo XX se caracterizó en Chile por el doble proceso de transición democrática y consolidación del sistema de economía abierta de mercado. Desde el punto de vista de la economía, las condiciones para la transición a la democracia en 1990 eran muy favorables. En primer lugar, a diferencia de la mayoría de los países latinoamericanos, en Chile ya se habían implementado las principales reformas de mercado y se habían asumido los principales costos sociales derivados de los ajustes de los años ochenta. La renegociación de la deuda externa, el mejoramiento de los términos de intercambio y una buena percepción de los inversionistas extranjeros habían facilitado una recuperación de la economía, la cual desde 1986 comenzó a crecer a tasas aceleradas. En 1989 el crecimiento del PIB llegó a más de un 10%, aunque en parte esto correspondió a una política expansiva del gasto, influida por la campaña electoral de ese año.

En la perspectiva del largo plazo, el alto crecimiento económico ha sido liderado por las exportaciones, que

se han convertido en un motor de crecimiento. Su ritmo de crecimiento medio anual en los noventa fue de 9,2%, a pesar de que el principal mecanismo de incentivo, como es el tipo de cambio, estuvo permanentemente apreciándose hasta 1998, con una caída aproximada de 30% en términos reales.

Esta apreciación del tipo de cambio (subida del precio del peso chileno en relación con otras monedas en el mercado internacional de cambios) fue resultado del alto crecimiento de la oferta de divisas (proveniente tanto de las exportaciones como de las inversiones extranjeras, todo lo cual aumentó las reservas internacionales en casi tres veces hacia fines de la década). Este desempeño exportador ha consolidado en Chile un modelo de desarrollo orientado internacionalmente.

Esta orientación estratégica encuentra su fundamento en un alto grado de consenso político, si se tiene en consideración que se trata de una economía pequeña (15 millones de habitantes de ingresos medios), con gran diversidad de recursos naturales y una serie de otras ventajas competitivas que han sido adquiridas en el largo plazo; como por ejemplo la favorable ubicación que tiene Chile en los índices de competitividad internacional, la estabilidad macroeconómica, los altos índices de escolaridad, la buena infraestructura física y en telecomunicaciones, la capacidad institucional y de gobierno, los importantes logros en el desempeño empresarial, entre los más importantes.

La política económica de la Concertación, la característica distintiva del modelo de desarrollo chileno de los años noventa ha sido la consolidación de una economía de mercado con rasgos sociales muy específicos (LIBERALISMO SOCIAL). Principalmente, se han implementado reformas institucionales orientadas a enfatizar el contenido de equidad del desarrollo y un papel regulador del Estado que ha buscado corregir las innegables fallas y distorsiones que tienen los mercados (pues éstos no son perfectos) e incentivar al sector privado a crear bienes públicos y externalidades positivas. La posibilidad de haber constituido una alianza política de apoyo, como ha sido la Concertación de Partidos por la Democracia, no ha sido un tema menor. Por cierto, es innegable que la política económica de la Concertación asumió las reformas institucionales que implantó el régimen militar, orientadas a desarrollar una economía de mercado abierta.

Aquí hubo una definición prioritaria: el país había pasado por demasiados traumas como para empezar todo de nuevo e ignorar los progresos alcanzados. Pero sobre la institucionalidad existente, la Concertación definió un valor agregado con un cambio de signo orientado a la consolidación democrática y a un mejoramiento de la equidad social del modelo de desarrollo. Fue la estrategia política de la continuidad con el cambio, acompañada de una estrategia económica de desarrollo con equidad.

Este valor agregado tuvo tres componentes básicos: el primero, es un Estado Regulador que velaría por corregir las fallas de los mercados en sus efectos sobre la asignación de recursos y la ampliación de las capacidades competitivas; el segundo, es un Estado Social que buscaría corregir las inequidades sociales; y el tercer componente de este valor agregado es la consolidación de un Modelo de Desarrollo Exportador basado en una competitividad sistémica (o endógena, como la denominó Fajnzylber); es decir, basada en un aumento de la productividad antes que en una disminución de los salarios reales.

Un primer tema de controversia ha sido el uso del mercado y la apertura internacional como ejes centrales de la estrategia de desarrollo. Algunos sectores críticos argumentan que los mismos reproducen el programa neoliberal de la dictadura militar. Sin embargo, la posición predominante es que ni el mercado ni la inserción internacional pueden considerarse sinónimos del programa neoliberal: este último implica una "sociedad de mercado", lo cual es confiar en el mercado como instrumento supremo de orientación de las relaciones sociales y del sistema de valoraciones de precios. La frecuente confusión entre economía de mercado y neoliberalismo tiende a oscurecer muchos temas de las políticas públicas.

Por otro lado, el programa de la Concertación está basado en la lógica de una economía de mercado; valora la participación activa de la sociedad civil y reivindica un papel activo del Estado en las políticas sociales, en la regulación económica y en la redistribución del ingreso, incluso en la política comercial, donde se pasa de una apertura unilateral a una apertura conducida y negociada con otros países.

En la filosofía económica de la Concertación se recupera la idea de que en un sistema de mercado el Estado tiene funciones reguladoras importantes que desempeñar, para hacer más eficientes los mercados. Desde la derecha conservadora, a menudo se desacredita el concepto de regulación como sinónimo de dirigismo (¡lo cual es un extremo también!) Las principales regulaciones económicas han sido macroeconómicas, en dos sentidos. En primer lugar, una política fiscal responsable que, aunque forzada a expandir el gasto para responder a la deuda social, lo hizo con un financiamiento adecuado que le permitió incluso obtener un superávit de 1,5% del PIB en los años noventa, comparado con un 0,3% en 1974-1989. En segundo lugar, una regulación de los flujos de capitales externos, cuya abundancia en los años noventa ha afectado la estabilidad macroeconómica de muchos países, como ocurrió en México en 1995 ("efecto tequila") y en los países asiáticos a fines del siglo XX e inicios del siglo XXI; y que le permitió a Chile, que ya había sufrido una crisis similar en los ochenta, evitar las graves conmociones recesivas que afectaron a esos países, es decir, sus gobiernos también priorizaron el ingreso de capitales productivos, por sobre la entrada de capitales financieros especulativos (“golondrina”) (Ffrench-Davis, 2003).

RESUMEN: Gracias a la Concertación Liberal y Socialdemócrata de 1989, se comenzó una nueva etapa política en la vida chilena. En ese país no importa si gana la izquierda o la derecha política, porque ellos saben por dónde transitar, para conseguir el bien común: por el camino de la libertad económica y de la solidaridad social (Liberalismo Social o Economía Social de Mercado).

Así, las políticas liberales sociales de la Concertación, practicaron la orientación hacia afuera de una determinada economía. Las naciones que se abren al comercio exterior se vuelven más productivas y competitivas, porque la misma competencia obliga a los productores a mejorar la calidad de sus productos. Aislándose y encerrándose en un autárquico mercado, lo único que se generan son las condiciones necesarias para el aparecimiento de monopolios de productores aliados convenientemente con un Estado proteccionista, que con la magnífica intención de reactivar la producción y el empleo nacionales, lo único que consigue es anular la productividad y fomentar la ineficiencia empresarial.

En América Latina y concretamente en el Ecuador deberíamos quitarnos ese prurito del “neoliberalismo” e imitar lo que hizo Chile, esto es, confiar al mercado los temas económicos y al Estado los aspectos sociales. Mercado y Estado están para ayudarse, para complementarse, no para competir inútilmente. El liberalismo social es verdaderamente una doctrina progresista como lo estamos confirmando al leer el ejemplo chileno en Sudamérica ¿O también lo negarán aquellos individuos que dicen que no hay que imitar modelos de desarrollo, sino que hay que construir uno propio?, ¿Para qué experimentar con modelos fallidos, teniendo tan cerca de nosotros a un sistema tan exitoso, como innegable e indudablemente lo es, el modelo socioeconómico chileno? ¡Nadie dice que hay que copiar porque las realidades son diferentes! Pero, si hay que tener las condiciones necesarias que garanticen el desarrollo y una de ellas es dejar de intervenir irracionalmente en la economía en todo tiempo y lugar, contradiciendo inclusive las recomendaciones del propio Keynes. Un Estado altamente intervencionista, constituye un caldo de cultivo para sufrir incesantes déficits fiscales, que se terminan pagando a futuro, con más inflación, con menos producción y con altísimos costos sociales.

El denominado “neoliberalismo” plantea un aperturismo unilateral. El liberalismo social un aperturismo inteligente, esto es, firmar tratados de libre comercio en condiciones de igualdad y de justicia.

Abrirnos al libre mercado, siempre y cuando nuestros socios comerciales también lo hagan. ¡El “aperturismo ciego", tampoco es la solución!

Indicadores del Chile actual

La economía de Chile es una de las más prósperas de América Latina. Además, cuenta con el Índice de Desarrollo Humano (IDH) más alto de Latinoamérica. Según predicciones, cálculos y estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), la nación conseguirá un PIB per cápita (ingreso o renta promedio por habitante) de alrededor de 18,000 USD en un periodo de 4 años (2014), lo que implicaría que cada habitante chileno en promedio recibiría en dicho año, una renta media de $ 1.500 dólares por mes.

En enero del 2010, Chile se convirtió en el primer miembro pleno de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) en Sudamérica y segundo en Latinoamérica, después de México, debido al reconocimiento en los avances económicos de las últimas décadas, desarrollo social y fuerte reestructuración institucional, que ha llevado a Chile a ubicarse en la treintena de miembros de esta organización, que agrupa a las principales economías industrializadas del mundo. (5)

Chile posee una economía diversificada y competitiva, destacando el mercado del comercio minorista en el que sobresalen empresas chilenas con inversiones en distintos países de Sudamérica, tales como Cencosud, Falabella, Ri- pley y La Polar. Además, tiene uno de los sistemas bancarios más estables y desarrollados de América. Su principal sector económico es la minería, principalmente el cobre, siendo el mayor productor de concentrado de este mineral en el mundo. (6)

En los últimos años la economía chilena ha mostrado un dinamismo y una tasa de crecimiento muy estable, promediando el 5%, el cual fue frenado sólo por la crisis económica. De esta manera, Chile pretende convertirse en la plataforma latinoamericana de inversiones para muchas empresas, siendo este país el punto de partida para ingresar a otras economías de la región.

Chile es un país que tras estos más de 30 años de LIBERALISMO SOCIAL, ha logrado que este flagelo de la humanidad, denominado pobreza, a la que es preciso combatir por la vía de la ciencia económica, de la técnica y del pragmatismo; se reduzca del 43 al 13%, al punto que un sismo de 8.8 grados en la escala de Ritcher, que los afectó a inicios del 2010, no los ha podido derrotar, demostrándose con esto que los desvaríos ideológicos de la retórica populista y anti liberal, sin resultados prácticos que mostrar, son más peligrosos que los terremotos.

Comercio exterior

El comercio exterior de Chile, se caracteriza por ser abierto al mundo (desarrollo orientado a la exportación): el rostro exportador chileno ha estado compuesto en el último lustro por un 45% de carácter industrial, 45% de carácter minero y un 10% de exportaciones agrícolas, aproximadamente. Estas cifras se modifican coyunturalmente debido a las variaciones del precio del cobre (del cual Chile depende en un 35% sobre las ventas al exterior). Dentro del rubro industrial resalta la exportación de celulosa, madera, metanol, productos agroalimentarios como los hortofrutícolas, lácteos y pesqueros (Chile es uno de los mayores proveedores de alimentos al resto del mundo). Las industrias forestales, del mueble, del salmón y del vino -de reconocido prestigio internacional- han adquirido gran importancia en la última década.

Chile es un decidido impulsor de la liberalización económica y por tanto, del libre comercio. Es el país del mundo con el mayor número de tratados de libre comercio, firmados con áreas económicas que representan cerca del 90% de la población mundial (entre otros con NAFTA, Unión Europea, EFTA, Corea del Sur, China) que le da acceso preferencial casi la totalidad del mercado mundial de bienes y servicios. Como resultado es una de las economías más globalizadas y competitivas del planeta, gracias a una política consensuada en torno a ésta materia durante más de 20 años.

Según información del Banco Central de Chile, durante el año 2009, las exportaciones totalizaron los US $ 53.735,4 millones de dólares FOB (7) y las importaciones alcanzaron una cifra de US $ 42.427,5 millones. Arrojando como resultado una balanza comercial positiva de US $ 11.307,9 millones. Valores que demuestran a las claras la competitividad del comercio exterior chileno.

Cabe destacar que la producción chilena industrial abarca todos los rubros productivos (alimentaria, siderúrgica, maquinaria…). Aunque Chile ha reducido su dependencia de las exportaciones del cobre del 60% (durante la década de los setenta), al 35% en los últimos años, todavía es muy alto, y gran parte del crecimiento chileno está relacionado

con los altos precios de éste y otros minerales. Todavía no se ha alcanzado un elevado nivel de producción industrial con alto valor agregado.

Como conclusión del comercio exterior de Chile podemos decir entonces, que este país compensa su déficit comercial externo en la industria, obteniendo superávits en el sector agrícola y fundamentalmente en la minería. Con lo cual se desmonta el mito de que para ser un país desarrollado (o con muchas probabilidades de serlo), hay que ser una nación altamente industrializada.

Aspectos sociales

Gracias al liberalismo, correctamente aplicado y perfectamente entendido tanto por sus líderes como por la mayoría de la población, actualmente, Chile cuenta con buenos indicadores sociales como una esperanza de vida de 77,7 años (74,8 años para los hombres y 80,8 para las mujeres) y una tasa de mortalidad infantil de (7,8/1000) a nivel de los países más desarrollados.

El Crecimiento económico de las últimas décadas ha sido el factor que más ha contribuido a mejorar los aspectos sociales. Esto se refleja también en la fuerte disminución de la pobreza del 45,1% en 1987 al 13,7% en el año 2006 (8) (fue el primer país latinoamericano en cumplir, y superar las metas del milenio de reducción de pobreza). (9)

CONCLUSIÓN DE LAS CUENTAS NACIONALES: Los índices de crecimiento económico chileno más altos (expansión económica) de las dos últimas décadas corresponden a los años: 1992, 1995 y 2004. En tanto que las caídas más pronunciadas (recesiones) corresponden a los años: 1999 y 2001. Lo que demuestra la existencia de ciclos económicos normales en la actividad económica, como acertadamente lo predijera el economista de la escuela austriaca: Friedrich Hayek, premio nobel de Economía en 1974. No hay de que asustarse, ni porque alarmarse; las crisis son normales en la economía capitalista, así como las recuperaciones. Las crisis son generalmente cortoplacistas, mientras que las recuperaciones son de más largo plazo.

Los superávits en la balanza comercial fueron una constante en la última década en Chile: 1999-2009. Siendo el año de más alto repunte comercial del sector externo el año 2007, registrándose una cifra de alrededor de 23.000 millones como balance neto entre el valor de las exportaciones y el de las importaciones. Los déficits comerciales internacionales se presentaron recurrentemente en la mayor parte de la década de los 90 en Chile, siendo el más alto el del año 1998, con alrededor de $ 2.000 millones como desequilibrio neto.

Los que dicen que es "neoliberal" manejar sanamente la economía, deberían replantear seriamente sus creencias políticas acerca de la ciencia macroeconómica; porque basta ver la realidad en la que vive hoy por hoy la economía chilena, ampliamente ponderada por cuanto organismo internacional existe, leer los diarios y revistas, mirar el internet o visitarla por negocios o por diversión, para darse cuenta todo lo que los adecuados equilibrios macroeconómicos son capaces de hacer para conseguir prosperar. Así, mientras en países altamente deficitarios en lo que a captación de ingresos públicos en relación con los gastos fiscales se refiere, se desatan crisis monumentales, como la que vivió Grecia en el año 2010 (déficit de alrededor del 13% del PIB). Hay naciones que gracias a la disciplina fiscal, reflejada en el indicador déficit/superávit se refiere, consiguen importantes resultados. Chile, por ejemplo, ha mantenido superávits públicos en forma permanente, en las dos décadas analizadas. Con excepción de los años 1999, 2000, 2001, 2002 y 2003, donde registró déficits totalmente manejables de alrededor del 2% frente al PIB (se consideran normales déficits de hasta el 4%, pasado ese porcentaje, hay que tener cuidado). En tanto que, el resto de años únicamente presentó superávits, siendo los más altos, los que corresponden a los años 2007 y 2008, con un espectacular superávit del 8,7% frente al PIB, en cada uno de los años señalados.

Como dice Guy Sorman en su libro "la economía no miente", a cada argumento esgrimido por la doctrina liberal, los intelectuales seguidores del Estado intervencionista y en particular los socialistas, le anteponen un mito. Uno de ellos es decir que el modelo liberal chileno fue exitoso sólo por haber sido aplicado en dictadura, dando a entender con esto que es preciso un régimen represivo, para poder aplicar un sistema o un modelo “inhumano”, como ellos aseguran (sin razón, desde luego) que es el liberalismo socialmente responsable. ¡No es así!, como lo leemos a continuación.

Mito: el liberalismo social chileno fue exitoso por haber sido aplicado en dictadura

Hay un mito fuertemente arraigado entre la intelectualidad latinoamericana y ese es decir que el modelo liberal social chileno ha sido exitoso debido principalmente a que fuera implantado en dictadura, olvidándose que la democracia es una de las principales conquistas del liberalismo, mientras que, por el contrario, la monarquía es dictatorial, totalitaria, represiva y antiliberal.

Dice Federico Jiménez Losantos:

“Hay una tendencia inconfesablemente racista tanto en la izquierda como en la derecha de Europa y los USA según la cual las dictaduras están justificadas y pueden resultar beneficiosas para los países del Tercer Mundo. Que se haga en nombre de la Justicia es la coartada socialista y comunista para la defensa de tiranías como la cubana o la sandinista, una excusa intelectual e inmoral que Carlos Rangel (escritor venezolano, ya fallecido) criticó demoledoramente en "Del buen salvaje al buen revolucionario" y "Tercermundismo".

Pero en torno al “Caso Pinochet" está desarrollándose un discurso que, en nombre del liberalismo, supone una manipulación de la historia y justifica lo injustificable en materia de libertades apelando a los resultados económicos del régimen que las conculcó. Paul Craig Roberts en su artículo “Los enemigos del mercado", desarrolla, sin duda de forma involuntaria, una argumentación típicamente marxista: los atropellos a la libertad están justificados por los resultados económicos de la gestión de los liberticidas.

Pues bien, ni lo están en los regímenes comunistas ni en los capitalistas, porque nunca la libertad económica y la prosperidad se asientan de forma duradera sobre la falta de libertad política. Y sin un poder judicial independiente, base de cualquier Estado de Derecho, no puede haber libertad real ni auténtica prosperidad.

(…) Y por mucho que justifiquemos el golpe de Estado contra Allende, no hay ninguna relación de causa-efecto entre los crímenes que se investigan en la “Caravana de la Muerte" y la política económica liberal de Pinochet.

En primer lugar, porque la reforma de las Pensiones no precisa de la tortura y el asesinato. Y en segundo lugar, que debería ser el primero a la hora de hacer identificaciones categóricas y peligrosas, porque el régimen de Pinochet mataba sin necesidad real de hacerlo.

Sólo después de fracasar en su política intervencionista, típicamente cuartelera, Pinochet llamó a los “Chicago boys" a la desesperada, para que arreglaran una situación financiera que llevaba a la ruina no sólo al país en general sino a su dictadura en particular. Pinochet dio el golpe para evitar el comunismo, no para implantar el liberalismo. Como sucediera con Franco (en España), sólo tras fracasar el intervencionismo de derechas se decidió a llamar a los tecnócratas de signo liberal. Con éxito, afortunadamente. Pero no hasta el punto de ocultar los móviles y la realidad de su sistema político.

Puede que la izquierda chilena necesite identificar las reformas liberales con Pinochet para destruirlas. Pero ciertamente los liberales de Chile, de España y de todo el mundo no necesitamos identificarlas con la dictadura de Pinochet y sus peores episodios represivos para defenderlas. Si la libertad económica -que no puede existir, insistimos, al margen de un Estado de Derecho- dependiera para sobrevivir de su asociación con el futuro de Pinochet, poco futuro tendría la libertad. (…)"

Fuente: http://www.liberalismo.org/articulo/160/72/pinochet/liberalismo/bolsillo/

Conclusión: el modelo chileno es exitoso por ser fruto del liberalismo socialmente responsable, no por ser el resultado de ninguna dictadura.

Si el modelo chileno fuera exitoso sólo por haber sido implantado en dictadura… ¿No les parece obvio que los socialistas de la Concertación de 1989, habrían abandonado el modelo estando ya en democracia? El propio Milton Friedman no estuvo de acuerdo con la dictadura política chilena, pese a los importantes avances en economía que él iba observando. Así, en varias reuniones manifestó su inquietud por el estado de la libertad en Chile. Efectivamente, su preocupación era que, si bien la prosperidad y el éxito económico serían alcanzados en la medida que se ampliara el terreno de la libertad económica, y le entusiasmaba el avance chileno en ese sentido, comentó que era fundamental que ésta fuera acompañada de transformaciones que le permitieran caminar con el sendero de la libertad política. Una cuestión no menor para el pensamiento liberal, ya que al igual que Hayek, sostuvo que la libertad es una, económica y política, por tanto, la apertura de mercado debe ir acompañada de la democracia, de lo contrario es frágil. Sus aprehensiones en ese terreno le hicieron rechazar el ofrecimiento de recibir grados honoríficos de dos universidades chilenas —no se dice cuales—, No porque dudara de su calidad, sino porque estimaba que de aceptar podría ser interpretado como un apoyo político suyo al régimen militar. Hoy Chile es una de las economías más prósperas y solidarias a nivel mundial. En Ecuador y en América Latina en general, no necesitamos, ni queremos un Pinochet. Pero ¡No nos vendrían nada mal unos "Chicago boys"!

1 Hay socialistas marxistas que consideran al dinero como una mercancía que desempeña el papel de ser el equivalente general de todas las demás mercancías. Entonces, si es simplemente una mercancía, la fabrican, ¿cómo que fuera pan y listo Ë dónde está el problema?… El problema viene después y lo paga el pueblo, con más inflación, porque la economía no entiende de ideologías; ¡la economía es una ciencia! Y como tal, debe ser respetada.

2 El dinero crecio pero la produccion no, por tanto se produjeron problemas de escasez generalizada de bienes y servicios, es decir, más inflación y menos producción.

3 Veinticinco años de Inflación y Estabilización en Chile (1973-1988). S. Edwards.

4 www.es.wikipedia.org

5 OCDE (11-01-2010). «Chile, primer país sudamericano miembro de la OCDE». (www.oecd.org)

6 http://atinachile.bligoo.com/content/view/16881/Chile-primer-productor-de-concentrado-de-cobre-del-mundo-y-lo-regala.html

7 Para que tengamos una idea de esta cifra basta decir que las exportaciones chilenas son prácticamente iguales, a la producción de bienes y servicios finales de la economía ecuatoriana, esto es, casi equivalen al Producto Interno Bruto Ecuatoriano (PIB).

8 Ministerio de Planificación - Encuesta CASEN 2006

9 www.fundacionpobreza.cl (archivo.pdf)