¿Pensamos los ecuatorianos acerca de cómo pensamos?
-APUNTES HISTÓRICOS-

Monserrat Creamer
Profesora Artes Liberales, USFQ

En la actualidad continuamos lamentando la poca capacidad de discernir de los ecuatorianos. Esta realidad implica un altísimo costo económico e histórico para el país, y que para cambiarla es indispensable el análisis de por qué la educación en el Ecuador no ha sido una fuerza liberadora que abra espacios de reflexión para tumbar las barreras de la rigidez y de la miopía mental. Necesitamos formar personas con pensamiento crítico que evalúen sus creencias, decisiones y acciones; y sobre todo, que puedan tomar el control de sus vidas y evitar la manipulación. Esto nos remite a la historia, como sustento de nuestras limitaciones en el pensamiento.

Todo pueblo merece su suerte”, afirmó Juan Montalvo en Las Catilinarias. En la actualidad continuamos lamentando la poca capacidad de discernir que tenemos los ecuatorianos, que se manifiesta en la vulnerabilidad ante los discursos populistas, la corrupción y la malentendida actitud crítica carente de creatividad y propuestas. Sabemos que esta realidad implica un altísimo costo económico e histórico para el país, y que para cambiarla es indispensable partir del análisis de cómo pensamos y de por qué la educación en el Ecuador no ha sido una fuerza liberadora. Más específicamente trataremos de comprender por qué, históricamente, no se ha desarrollado el pensamiento crítico, indispensable para mejorar la suerte de nuestros pueblos.

El pensamiento crítico busca fundamentar y validar los conceptos, las creencias y sus supuestos; y además, necesita hacer una reflexión histórica para comprender los hilos que tejen la dinámica social y develar los intereses que la dividen. Es apropiarse de la realidad para pensarla y transformarla, sin especular y manipular las verdades hasta perderlas de vista.

Nuestro sistema educativo colonial puede ejemplificarse en la discusión que mantienen durante la conquista, Sepúlveda y Las Casas sobre la necesidad de adoctrinar al hombre americano para completar su humanidad. No es sino hasta 1945, cuando en la Constitución de la República se motiva a reivindicar el derecho de las comunidades indígenas a la educación y se reconoce la existencia del kichwa como una lengua que debe ser considerada en el país.

Hacia los siglos XVI, XVII y XVIII, la educación formal implementada por la corona española en la Audiencia de Quito se caracterizó, en breves rasgos, por ser memorística, dogmática, restringida a las élites y con un enfoque eurocéntrico alejado del contexto cultural y social del continente. Además, la experimentación y la investigación fueron casi nulas o totalmente secundarias en discordancia con los profundos cambios científicos y filosóficos que se producían paralelamente en Europa. Se impusieron modelos cerrados de interpretación de la realidad sin mayores espacios para el análisis y la reflexión que permitieran comprender el complejo encuentro entre dos mundos y visiones diferentes.

Otra marcada característica colonial es la poca dedicación a la formación intelectual de la mujer, que Simón Rodríguez la define como "para el bello sexo, se dan o se exhiben cursos de moral, cursos de virtud, cursos de pudor, cursos de modestia, cursos de maneras"1. Mientras que para García Moreno "La suerte de la mujer sobre la tierra es tan desgraciada, sobre todo en nuestro país, que me parece imposible que el nacimiento de una hija destinada a vivir padeciendo halague al hombre que piensa. Si Dios quiere llevarse a la mía en los primeros días de la vida, la llorará por mí y me consolará por ella"2.

Los maestros de escuela, desde ese entonces (siglo XVII), no gozaron de mayor valoración social y aprendieron su oficio en la escuela de San Andrés, junto con carpinteros, pintores, herreros, albañiles, latoneros y sombrereros, entre otros. En consecuencia, la educación básica fue muy deficiente y tanto Calama como Espejo consideraban que había que hacer énfasis en la enseñanza primaria porque al momento se dedicaban a ellas personas que no podían hacer otras labores y por lo tanto dejaban marcas y daños permanentes en los niños: "…los maestros de las primeras letras deben ser los mejores y no perdularios y pordioseros que medio saben hablar, leer y escribir; … se reputa por oficio vil el de maestro de primeras letras…"3

También la educación superior fue limitada porque no había suficientes blancos para asistir y eran los únicos que podían acceder a las universidades, las cuales impusieron los siguientes requisitos: "Primera, - Si saben que el agraciado es hijo legítimo y natural de sus padres; y que estos dos fueron del abuelo del agraciado; y que estos lo han sido de los bisabuelos… Segunda.-Si saben que el agraciado, sus padres, abuelos paternos y maternos han sido y son habidos, comúnmente reputados por limpios, cristianos viejos, sin raza ni mezcla de judíos, moro o converso, en ningún grado, por remoto que sea. Tercera. - si saben que el agraciado, sus padres, abuelos o bisabuelos paternos y maternos hayan sido herejes o condenados por el Santo Oficio… Cuarta. - Si saben que el agraciado, sus padres… hayan ejercido por sí mismo oficios viles y mecánicos"4. González Suárez resume lo dicho indicando que para ingresar era necesario "legitimidad de nacimiento, limpieza de sangre y buen ingenio"5.

Los efectos de esta educación restringida y deficiente para la mayoría, se pueden observar en varios documentos de interés político y administrativo, donde predomina el insulto más que la argumentación racional. Ya en esa época preocupa la falta de fundamentos éticos, por lo que Calama afirma: "Quito es un manantial de vicios intelectuales, morales y políticos".6

Según los testimonios de González Suárez "Todo era manuscrito en el curso de Física y el alumno gastaba la mayor parte del tiempo en copiar cuadernos: nuestro estudio de Física Experimental fue todo meramente especulativo; jamás vimos un experimento ni presenciamos experimento alguno"7. En la misma época, un viajero extranjero en Quito hizo la observación de que la biblioteca pública permanecía vacía, no había librerías y circulaban básicamente catecismos y novelas de Alejandro Dumas.

Sin embargo, hubo matices propios que se manifestaron a través del arte, las tradiciones religiosas, la poesía, las leyendas orales, la crónica y los ensayos, las expediciones científicas y la elaboración de recetas culinarias muy variadas. Fue esta herencia tan diversa y paradójica, tan rica y limitante, la que dio forma a lo que hoy somos.

Las iniciativas reformistas de los pensadores quiteños se ven reforzadas cuando llega la misión geodésica y con ellos las ideas de la Ilustración europea que debilitan el dogmatismo dominante de entonces y se inician trabajos de experimentación científica en áreas como la cartografía, geografía, topografía y ciencias naturales. Se cobra una visión renovada de una realidad americana natural única, rica y diversa.

Al mismo tiempo germinan la crónica y la narración que permiten, más allá de su objetividad o carácter científico, el hacer una lectura del pasado para desarrollar una conciencia histórica y una autovaloración que se enfrenta a la percepción pobre y despectiva que tienen los autores europeos sobre América. Se enciende "el fuego sagrado" como lo llamaba La Condamine, para despertar la sed de conocimiento y de auto conocimiento, de independencia, de libertad económica, política y cultural.

Sin embargo, el movimiento ilustrado en el Ecuador, según Roig, hizo un fuerte esfuerzo por desterrar la superstición y la ignorancia, pero también es cierto que reprimió todo intento social de salirse del armonioso cauce. No hay una participación abierta de los diferentes sectores sociales, es decir que es "Todo para el pueblo, pero sin el pueblo"8.

A pesar de esta falta de oportunidades el ingenio y la creatividad se abrieron camino, tal como lo afirma Espejo: "… El genio quiteño lo abraza todo, todo lo penetra, todo lo alcanza… Este es el quiteño nacido en la oscuridad, educado en la desdicha y destinado a vivir de su trabajo ¿Qué será el quiteño de nacimiento, de comodidad, de costumbres y de letras?… Para decir verdad Señores, nosotros estamos destituidos de educación, nos faltan los medios de prosperar; no nos mueven los estímulos del honor, y el buen gusto anda muy lejos de nosotros: ¡molestas y humillantes verdades por cierto, pero dignas de que un filósofo las haga escuchar, porque su oficio es decir con sencillez y generosidad los males que llevan a los umbrales de la muerte de la República!"9.

Y en su obra el Nuevo Luciano expresa: "Infelicísima pobre Ciudad de Quito¡ Cerradas las puertas de la enseñanza en el templo de la sabiduría, no veo más que el confuso torbellino de la barbarie, no veo más que padrones vergonzosísimos de una pésima educación… Oh¡ si pudieses mejorar de condición, en la formación de tus niños, en la regularidad de tus jóvenes, en la sencillez de tus políticos, en la ciencia de tus doctores y en la ilustración divina y humana de todos tus miembros juntos!"10.

Luego en la República, las autoridades ya no dependen de la corona española pero la estructura educativa no varía mucho y en lo sucesivo estuvo sujeta a los vaivenes e intereses políticos y a una mayor inestabilidad. También perduró el analfabetismo popular, la tendencia rígida memorista en la instrucción, la escasa formación técnica y pragmática, el descuido de la formación intelectual de la mujer, la deficiente formación escolar básica y la poca articulación entre los niveles de educación que a su vez no respondieron a las necesidades del contexto.

Pero no pueden desmerecerse esfuerzos como los de Rocafuerte cuando define como prioridad del Estado el desarrollo de la "instrucción pública", o más tarde el de José María Urbina que proclama la ley de la Libertad de Enseñanza. En la época de Gabriel García Moreno se trata de modernizar la educación y se crea la Escuela Politécnica. Luego de la revolución liberal y en las primeras décadas del siglo XX, la educación se vuelve laica y además acceden a la universidad los sectores medios y populares.

Con la Revolución Juliana se decreta la autonomía universitaria y desde los años 30's las universidades ecuatorianas participan activamente en los conflictos sociales, económicos y políticos del país. En 1946 Velasco Ibarra autoriza la creación de universidades particulares y desde allí se han surgido muchos centros educativos con diferentes alternativas y enfoques

En las últimas décadas del siglo XX, los docentes se organizan para fortalecer sus derechos y conforman la Unión Nacional de Educadores, que luego es monopolizada por sectores políticos y aquellos impulsos logrados en el área de educación pierden fuerza tanto en la metodología como en los contenidos, al retroceder a explicaciones reduccionistas y dogmáticas de la realidad política, social y económica del país.

En la actualidad, está claro que es necesario centrar el proceso de enseñanza - aprendizaje en el niño o niña; pero en la práctica, persiste el modelo de instrucción directa basado en la memorización de contenidos del texto e impartidos por el maestro; sin espacios para el análisis, la interpretación, la explicación, la inferencia y la evaluación. Estamos hablando de la necesidad imperiosa de enfocar la educación en el desarrollo del pensamiento crítico, para abrir espacios de reflexión que tumben las barreras de la rigidez y de la miopía mental con el fin de formar personas que puedan tomar decisiones adecuadas, resolver problemas, plantear preguntas significativas, reunir y evaluar información relevante y comunicar de manera efectiva las soluciones a problemas complejos; pero sobre todo, para tomar el control de sus vidas y evitar la manipulación. He- gel ya lo advertía en su método dialéctico de estudio de la historia cuando afirmaba que solo el debate entre ideas nos lleva a nuevas propuestas y discusiones, pero que en ese proceso la razón se desarrolla y paralelamente se va conquistando la libertad.

REFERENCIAS

  1. Rodríguez Simón. Sociedades Americanas. Fundación Biblioteca Ayacucho.P.261
  2. Goetschel Ana María (1999). Mujeres e Imaginarios, Quito en los inicios de la modernidad..Series Pluriminor. Quito.
  3. Paladines Carlos, (1996)Pensamiento Pedagógico Ilustrado. Municipio Metropolitano de Quito. Ediciones UPS. Quito.P.204
  4. Ibid P.78
  5. Hurtado Oswaldo (1993) Crisis y Reforma de la Universidad Ecuatoriana. Quito. FESO.P.11
  6. Freile Carlos (1997) Eugenio Espejo y su tiempo. Quito. Ediciones Abya - Yala.P.45
  7. Vargas José María.(1991) Obras Selectas.Vol2.Ediciones del Banco Central del Ecuador.P.28
  8. Despotismo Ilustrado. http://es.wikipedia.org/wiki/Despotismo_ilustrado. (Recuperado el 10-09-09)
  9. Espejo Eugenio, Primicias de la cultura de Quito. Tomo I.p.68. Tomado de Espejo Conciencia Crítica de su época. Ediciones de la Universidad Católica. Quito 1978..p.117
  10. Espejo Eugenio, Nuevo Luciano, Tomo III.p.400.Tomado de Espejo Conciencia Crítica de su época. Ediciones de la Universidad Católica. Quito 1978.p.91-92