Claudio Creamer
Profesor de la USFQ
Más allá de la crisis económica, otras grandes crisis se desarrollan: alimentos, energía, agua y demografía, Esto sobre la base de puntos claves: problemas alimentarios que afectan más a los más pobres, demografía que impacta de manera diversa pero profunda, energía en busca de equilibrio entre oferta y demanda, y agua que puede ser fuente de graves conflictos, Los grandes desafíos son ¿qué relación y sinergias tienen entre ellas? ¿Cómo se proyectan al futuro? ¿Cuáles son las situaciones hipotéticas de un futuro orden mundial? ¿Podrán los estados - nación en forma independiente afrontar las diferentes crisis? ¿Qué tan necesario es el fortalecimiento de la capacidad de gobernanza mundial?
Si bien la crisis económica internacional es la más visible, cabe recordar que otras crisis o desafíos se están desarrollando a nivel mundial en un tono más silencioso: la alimentaria, la energía, la población y el agua. Este artículo informa sobre sus tendencias a futuro y la necesidad de discutir y unir esfuerzos para solucionar estos problemas que están interrelacionados.
No se ha profundizado sobre la grave crisis del cambio climático que ya ha sido muy difundida y debatida, para muchos analistas representa uno de los mayores retos para la humanidad en este siglo.
Sin embargo, se lo ha relacionado con los temas tratados. Y en cuanto a la crisis económica como tal, dejamos la referencia a otros trabajos presentados en esta misma publicación.
Sin embargo, cabe resaltar que al terminar el auge de los productos básicos y con la desaceleración mundial, bastantes países en desarrollo continúan siendo muy vulnerables, a pesar que en los últimos años mejoraron sus relaciones de intercambio. Y que el incremento de los precios de sus importaciones netas de alimentos y energía es una carga difícil para varios de estos países, especialmente para su población de más bajos ingresos. (Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo/2008).
Sobre esta base surgen otras dudas: parece ser la crisis más visible la económica, pero ¿existen otras crisis en curso? ¿Qué relación y sinergias tienen entre ellas?
¿Cómo se proyectan al futuro, especialmente en la próxima década (20102020)?
¿Cuáles son las situaciones hipotéticas de un futuro orden mundial en estos años?
¿Podrán los estados - nación en forma independiente afrontar las diferentes crisis que se están configurando? ¿Qué hacer a nivel internacional al respecto? ¿Qué tan necesario es el fortalecimiento de la capacidad de gobernanza mundial?
Son preguntas que merecen una permanente reflexión y soluciones que articulen el corto y el largo plazo a nivel global.
A continuación, presentaremos un bosquejo de cuatro crisis y desafíos claves para el planeta: el crecimiento demográfico, la creciente escasez de agua, el desafío energético y la crisis alimentaria.
El análisis de estas crisis y/o desafíos no cubren todas las dimensiones de la crisis actual que son varias más (empleo, narcotráfico, terrorismo, crisis ética, conflictos culturales, etc.), sin embargo, cubre las dimensiones más importantes que según una amplia comunidad de movimientos, instituciones y científicos afectan la supervivencia del planeta.
La Reunión de Alto Nivel sobre Seguridad Alimentaria (RANSA), celebrada en Madrid el pasado enero y citada por el Gobierno de España y las Naciones Unidas, considera que el desafío más prioritario para la humanidad es eliminar el hambre y la pobreza extrema, principales razones de la inestabilidad en el planeta. También la FAO, en un informe del 2008, indicó que, en 2007, especialmente por el aumento de los precios, se incrementó en 75 millones el número de personas que sufren hambre en el mundo; se prevé otro aumentode 40 millones en 2008, con lo que el mundo actualmente llega a 963 millones de personas subnutridas. Equivale a la sexta parte de la población mundial; la mayoría de los afectados están en los países en desarrollo. (Graziano da Silva/2009)
Entre las principales razones de la aceleración de la inflación alimentaria de 2007 y 2008, sobresale la desaceleración del aumento de la producción mundial, a causa de la caída de la tasa de crecimiento del rendimiento de los cultivos y las tierras cultivadas. Por otra parte, se da un significativo incremento de la demanda de los países en desarrollo que atraviesan un proceso de veloz crecimiento, por ejemplo, la China y la India. Otras razones incluyen un aumento de los precios de los combustibles y del costo del transporte, parcialmente la depreciación del dólar y las turbulencias financieras, producto de los préstamos hipotecarios de alto riesgo en los Estados Unidos, que tal vez facilitaron la especulación sobre contratos de futuros de productos básicos.
Hay que agregar importantes razones históricas, como el abandono del sector agrícola durante los últimos dos decenios, sin suficiente inversión en numerosos países en desarrollo. En el marco de los programas de ajuste estructural, se recomendó a estos países liberalizar el comercio exterior de productos agrícolas, mientras los países desarrollados continuaban apoyando en alto grado al sector agrícola.
Estas condiciones históricas no favorecieron particularmente a los países agricultores de los países menos adelantados (PMA) que no pudieron competir con las importaciones de productos agrícolas, subvencionados y con precios más bajos provenientes de los países desarrollados. Como resultado se expandieron las importaciones de alimentos y se disminuyó el ingreso de los agricultores.
En general, los países en desarrollo más pobres fueron más afectados negativamente que los países desarrollados por el incremento reciente de los precios de los alimentos. Según cálculos de la FAO, los hogares de los países en desarrollo, especialmente los PMA, asignaron al consumo de alimentos una proporción bastante más alta de sus ingresos (60 - 80%) en contraste con un 10 - 20% en los desarrollados.
Esta situación afectaría a los hogares pobres (del campo y la ciudad) que acostumbran a ser compradores netos de alimentos, al conllevar una contracción de su consumo alimentario y reducir la satisfacción de otras necesidades básicas (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y Desarrollo/2008). La crisis económica afecta hasta ahora a uno de cada 6 habitantes del mundo en el deterioro de su seguridad alimentaria.
La Cumbre Mundial sobre la Alimentación en 1996 la definió así: "Seguridad Alimentaria, a nivel de individuo, hogar, nación y global existe cuando todas las personas en todo momento tienen acceso físico y económico a suficiente comida, segura y nutritiva, para satisfacer sus necesidades alimentarias y sus preferencias, con el objeto de llevar una vida activa y sana"
Para solucionar el problema del hambre, hubo propuestas como las de la FAO ("enfoque de doble componente"), que combina la agricultura y el desarrollo rural sostenible con programas focalizados para aumentar el acceso directo a los alimentos por parte de los sectores más vulnerables o necesitados (Informe de Políticas de la FAO/2006).
Sin embargo, la reciente aceleración de la inflación de alimentos (2007 - 2008) podría significar un cambio estructural en la economía alimentaria mundial. A corto plazo se debe tomar medidas, entre otras, aumentar la ayuda alimentaria, pero a mediano y largo plazo las soluciones a la crisis de alimentos incluyen las inversiones (infraestructura, suministro de agua, mejores semillas, educación e investigación), la innovación y el aumento continuo de productividad agrícola.
A nivel internacional, para una solución global coordinada a la escasez alimentaria, habrá que observar las relaciones entre los mercados de los cultivos alimentarios, los biocombustibles y el petróleo. El requerimiento de atenuar el cambio climático por medio de una disminución del consumo de combustibles fósiles debe evitar que la producción de biocombustibles acorte la disponibilidad de alimentos (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y Desarrollo/2008). Dentro de la seguridad alimentaria habrá que evitar, como efecto de la crisis económica, el aumento de la desnutrición infantil, especialmente en niños menores de cinco años, ya que esto traería uno de los efectos irreversibles que deteriorarían seriamente el capital humano de muchos países en vías de desarrollo.
En los inicios del siglo XXI, la cuestión energética ha tomado una gran relevancia que afecta decisivamente al mundo.
La reciente alza de precios del petróleo desde 2006, y la ocurrencia de los críticos fenómenos meteorológicos que confirmaban el avance del cambio climático, concitaron el interés internacional sobre las relaciones entre el cambio climático, el desarrollo sustentable y la utilización inadecuada de la energía fósil (la economía del carbono: petróleo, gas y carbón). Antes, los asuntos de energía, desarrollo económico y medio ambiente eran tratados por separado; ahora, la interrelación entre estos temas interesa por sus repercusiones en la ciencia, y por su impacto sobre el planeta, la economía, la sociedad y las relaciones internacionales. Se los observa como posibles amenazas, riesgos y desafíos para la sociedad, con alcance mundial. Este fenómeno de cruce entre varios factores es lo que se ha comenzado a conceptualizar como "Seguridad energética". (García/2008).
El planeta utiliza los combustibles fósiles emisores de carbono para aproximadamente el 80% de su energía; si no se toman medidas relevantes al respecto se estima que las emisiones de carbono se duplicarán para el 2050. La cantidad de pruebas científicas de que las emisiones globales de carbono continúan jugando un rol importante en la desestabilización medio ambiental del mundo van en aumento. Este se convierte en el factor más importante para cambiar nuestros hábitos de consumo de energía en la próxima década.
Muchas de las soluciones se orientan a la reducción del consumo de energía, convirtiendo en más eficaces los productos de uso diario (autos, neveras, etc.) y las tecnologías. Otra prioridad para muchos países es la permanente búsqueda de fuentes viables de energía alternativa. En el 2004, Alemania inauguró la planta de energía solar más grande del mundo, de aproximadamente diez kilómetros cuadrados. Escocia se vuelve pionera en el uso de la energía de las olas del mar. La energía nuclear se retoma como una opción más limpia y segura que los combustibles fósiles, al hidrógeno también se lo considera una solución energética altamente viable. (Kelly / 2006.)
Pero hasta que en su proceso gradual y de muy largo plazo, las energías alternativas desplacen mayoritariamente a los combustibles fósiles, emisores de carbono, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) estima que la demanda mundial de energía crecerá el 1,6% anual de media entre 2006 y 2030, desde los 85 millones de barriles de petróleo diarios actuales a 106 millones. Un equivalente de 4 veces Arabia Saudita es la capacidad de producción que se requiere para poder satisfacer el consumo de petróleo hasta 2030, se estima un incremento del suministro energético por el valor de 26.3 billones de dólares. La oferta no crecerá en la misma proporción hasta el 2030, lo que aumenta es la dificultad de producción de los yacimientos actuales, por lo que la AIR recomendó inversiones y una revolución energética para evitar una crisis de suministro que podría limitar la recuperación de la economía (El País/13-11-2008). En 2007, la producción mundial de petróleo se incrementó escasamente en un 0.2%, a pesar de que las empresas petroleras aumentaron significativamente las inversiones. No se tradujo en una equivalente expansión de la capacidad de oferta a causa del fuerte aumento del costo de las actividades de exploración y de desarrollo de capacidad productiva. Las plantas para este efecto han duplicado sus costos desde 2005.
Por otra parte, con los altos precios es factible que bastantes empresas extractivas reflejen poco interés en invertir en nuevas instalaciones. Hay desconocimiento de la cantidad de petróleo que queda en el mundo, y cuándo se logrará el nivel más alto de extracción mundial.
En este marco de incertidumbre, los mercados petroleros reaccionan velozmente ante cualquier nueva relacionada a la oferta (decisiones de la OPEP, tensiones geopolíticas, reservas de mayores consumidores, posible especulación, etc.). En el corto plazo, la baja elasticidad de la oferta y la demanda puede condicionar que los precios del petróleo continúen elevados. Sin embargo, la crisis económica mundial puede resultar en un ajuste a la caída del consumo. La volatilidad de los precios del petróleo se transmite a la dinámica de los precios de otros productos básicos, dada la creciente relación que existe ente ellos.
Cabe destacar que el alza de los precios del petróleo ocasionó un aumento de la demanda de productos básicos agrícolas para producir biocombustibles que compiten con los alimentos.
También influyó en el precio de los productos básicos usados como sustitutos de subproductos del petróleo, caso del algodón como sustituto de fibras sintéticas y el caucho natural sustituto del caucho sintético. Finalmente, en parte influye en el aumento de los precios del transporte que a su vez repercute en el precio final de algunos productos básicos y sus productos relacionados, lo que puede reforzar la propensión a la búsqueda de productos en mercados nacionales y regionales (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y Desarrollo/2008).
El gran desafío, a corto y mediano plazo, para la "seguridad energética" del mundo, según analistas, es que en las tres grandes zonas de nacionalismo energético: países andinos, Medio Oriente y Rusia, no se realice el requerido nivel de inversiones como países productores para seguir incrementando el nivel de oferta que satisfaga la demanda prevista. (García/2008). "Seguridad energética" como concepto puede ampliar su alcance como una oportunidad para replantear políticas públicas y empresariales que desarrollen sistemas energéticos sostenibles en cada país.
En los últimos tres siglos hemos tenido un crecimiento explosivo de la población. En 1700, habitaban en el planeta aproximadamente 600 millones de personas, en 1900 llegaba a 1700 millones, durante el siglo XX la población casi se cuadriplicó, alcanzando los actuales 6500 millones. Anualmente nacen 78 millones de personas en el mundo. Se estima que para el 2050 la población sume nueve mil millones de personas, significa un aumento de un 50%. ¿Qué tan presente está la inquietud de Thomas Malthus (aumento geométrico de la población frente a incremento aritmético de la producción de alimentos) en los países en vías de desarrollo con posibles crisis alimentarias? ¿Dónde hay un mayor ritmo de crecimiento demográfico, en la ciudad o en el campo? ¿Existe una heterogeneidad de tasas anuales de incremento de la población según diferentes áreas geográficas del mundo? ¿aún entre los habitantes con desiguales niveles de ingresos dentro de un país?
En este contexto, cuatro tendencias parecen configurarse en el desarrollo de la población mundial:
*La diferencia va en aumento entre el número y la edad de los habitantes que viven en el mundo desarrollado (aproximadamente representa un 20% del mundo con tendencia decreciente) y las personas que habitan en los países en desarrollo. Una dualidad entre "los millones de ricos viejos" y los "miles de millones de pobres jóvenes". La tendencia al envejecimiento en los países industrializados traerá una serie de retos, como el financiamiento de la seguridad social y la prolongación de la vida laboral.
*La emigración constante de sur a norte será un tema aún más importante en la próxima década y una causa creciente de conflictos entre los países del Norte y los del Sur.
*La migración generalizada y global del campo a la ciudad. Por ejemplo, la India cuenta ahora con 32 ciudades de más de un millón de habitantes, y crecerán a cincuenta, la China ya tiene más de 160 ciudades con una población de más de un millón, será un desafío el uso sostenible de los recursos y de sistemas de gestión urbana que procesan las numerosas presione ambientales y sociales.
*Crecen las pruebas de que la relación de la población, en aumento, con el planeta podría estar alcanzando una situación límite, los patrones de consumo en su crecimiento exponencial puede estar logrando su límite máximo. De 1890 a 1990, la población tuvo un factor de aumento de 4, o sea que se cuadriplicó, muy inferior a los factores de aumento de 40 veces en la producción industrial, 13 veces en el consumo de energía y 17 veces en las emisiones de dióxido de carbono, hay crecientes indicios de que estamos aportando directamente al cambio climático. (Kelly / 2006). ¿Qué cantidad de población puede soportar el planeta sin arriesgar su supervivencia? ¿Qué tan importante podría ser el crecimiento demográfico para equilibrar en un largo plazo las actividades del ser humano con el clima y la atmósfera?
Al lado de las fuerzas naturales que afectan los recursos de agua, están las actividades humanas que se han convertido en las principales impulsadoras de las presiones que afectan a nuestro sistema de agua del planeta; superpuestas sobre los procesos naturales (leyes biológicas, físicas y químicas) están las actividades humanas que intensifican estos procesos y trastornan el balance natural de los sistemas de agua.
Si bien el cambio climático va a originar importantes presiones sobre el agua no es el más importante factor de influencia. Los más importantes factores de influencia, fuerzas y procesos generados por actividades humanas son demográficas y el creciente consumo que va vinculado al aumento del ingreso per- cápita. El aumento del crecimiento en la demanda de agua proviene de países con altas tasas de crecimiento económico y gran población. Estas poblaciones incrementarán su consumo de comida incluyendo carne, lo que requiere más agua, cambios en el estilo de vida va a requerir grandes cantidades de agua para producir y procesar bienes (no-alimentarios) y servicios, la migración rural -urbana y la migración que se origina en respuesta a conflictos políticos y crisis ambientales.
Por otra parte, la escasez de agua (baja disponibilidad de agua per- cápita) se pronostica que va a empeorar en zonas donde el crecimiento demográfico todavía es alto como África Sub-Sahara, Sur de Asia, y algunos países de Suramérica y del Oriente Medio (UNESCO/2009).
Se pronostica que en el 2025 probablemente el 80% de la población mundial habite en áreas que registran fuertes presiones sobre los recursos hídricos (Shiklomanov/2002), el agua está vinculada a las crisis de cambio climático de suministros y precios de energía y alimentos y mercados financieros con problemas.
Se pronostica que en el Si estos enlaces con el agua no son abordados y si las crisis del agua no son resueltas alrededor del mundo, estas otras crisis pueden intensificarse y las crisis locales de agua pueden agudizarse, resultando en una crisis global de agua y conflictos, e inseguridad política a varios niveles (UNESCO/2009).
Conjeturas de analistas como Pascal Boníface plantean que el principal motivo de los conflictos del futuro "serían las guerras por agua, las guerras por el medio ambiente y las guerras a causa del hambre". (Mojica /2005).
Pero ante estas críticas proyecciones, hay buenos ejemplos de países que con las adecuadas políticas y leyes han podido manejar eficientemente sus sistemas de agua. Para ello se requiere los adecuados recursos humanos y financieros. Tras esta exposición que tiende a ser más informativa y que resalta conceptos, tendencias e interrelaciones de estas crisis y desafíos, queda la gran prioridad de enfrentar estos problemas junto con la crisis económica y de cambio climático de una manera coordinada y holística a nivel internacional. Estos problemas rebasan las capacidades de gobernanza de los estados-nación. El alcance de estas crisis en desarrollo requiere de una renovada institucionalidad mundial que promueva soluciones globales sin dejar de tomar en cuenta las sinergias negativas y positivas existentes que se reflejan en los temas abordados.