Reinventando la crónica: el uso del género en narrativas interculturales digitales.

1. Introducción: La crónica, un género latinoamericano por excelencia

La crónica es el epítome de fusión entre noticia y literatura. Es un género complejo, que surge a partir de los recuentos históricos de grandes acontecimientos sucedidos en el pasado, y se ancla al periodismo como una vía para contar historias. Sus cualidades esenciales se manifiestan mediante el desarrollo de una redacción creativa y literaria de los textos, además de constituir una perspicaz e inmutable oportunidad de reportería inmersiva en el campo. En Latinoamérica, la crónica llega a tomar un componente de retrato importante de las sociedades de la región y se configura como una escritura introspectiva e ingeniosa, que indaga a profundidad acerca de realidades no exploradas y las presenta mediante formatos que penetran en el núcleo humano de las historias, de tal manera que se la llegó a considerar como “el género latinoamericano por excelencia” (Puerta, 2016, p. 213).

En los últimos años, sin embargo, se ha visto víctima del yugo y la prevalencia de los hard news y la inmediatez. El espacio en las columnas y los hábitos de consumo de noticias, cada vez más rápidos y ligeros, se contraponen al trabajo de producción editorial e investigación en campo que demanda elaborar una crónica de calidad (Jimeno, como se citó en Jordán, 2016, p. 38). Afortunadamente, en la última década, el nacimiento de medios de comunicación alternativos, nativos digitales, sumado a una generación sincrónica de cronistas latinoamericanos, han brindado un panorama esperanzador para el desarrollo de un nuevo formato y el rescate y resurgimiento de la esencia del anterior. Compaginando los atributos prístinos del género con las herramientas multimedia que la era digital tiene para ofrecer, estos nuevos medios volcaron su atención a la crónica y lograron acercarla a un público más familiarizado con las pantallas que con el papel y, así, se reinvindicó su existencia (De Assis, 2018).

Por concepto, la crónica periodística es “el relato de un acontecimiento pasado pero que se toma como presente informativo” (González, 2004, p. 30). Dado su origen en la literatura de no ficción, esta se manifiesta como un formato hábil para el relato de historias crudas, terrenales, reflejos de la realidad palpable que viven los lectores. Desde los hechos factuales hasta la magia arrebatada de las letras, en esencia, es un género eminentemente híbrido. Combina elementos medulares del ejercicio periodístico, como la función referencial e informativa; y los elementos de carácter poético y subjetivo de la literatura (Checa, 2014, p. 18). Partiendo de su procedencia popular en los siglos XVIII y XIX, cuando se la señalaba como crónica modernista, se caracteriza por enfocarse en los detalles del acontecer social para constituirse como un “análisis del devenir”, que, además de recrear los acontecimientos, se atreve a recabar los motivos, generar reflexión, pintar escenarios y fabricar conclusiones (González, 1983, p. 73). Su nacimiento, ya como género prominente del periodismo durante los años sesenta, pináculo del denominado “Nuevo periodismo” en Occidente (Fernández, 2004, p.2), induce un fenómeno y su inserción directa en América Latina.

Cuanto más, en el boom latinoamericano de literatura germinan figuras emblemáticas que encontraron en el periodismo y la crónica una cuna para desarrollar sus escritos y estilos narrativos.

Así es como se catapulta

la voluntad de descubrir y mostrar el universo perplejo, la vida cotidiana de los sectores populares, con sus estrategias de lucha y la supervivencia, contando historias que conmueven, asombran e indignan, en un diálogo permanente con la literatura y el análisis social. (López y Sierra, 2016, p. 923)

Es necesario incorporar el surgimiento de un proceso crucial para el ejercicio periodístico en este contexto histórico, para ayuda de este recuento alrededor de la crónica: la llegada del Internet y, con él, el nacimiento de los primeros medios digitales en los años noventa. Con este hito, los formatos se fueron adaptando al nuevo ecosistema mediático en la web, y recursos como la hipertextualidad, la interactividad, y la multimedialidad se integraron progresivamente a la producción de contenido periodístico. No obstante, la crónica, al tratarse de un género muy anclado a la voz del narrador (Salaverría y Cores, 2005, p. 169), además de portar una secuencialidad focalizada en diálogos, descripciones y detalles rigurosos, conflictúa con el desarrollo de “rutas propias” en la historia (Gómez, 2018, p. 153). De esa manera, por su propia particularidad, interfiere con la integración de estas herramientas web a su estructura, lo que obstaculiza ese impulso 2.0 y dificulta su evolución como un formato propiamente digital.

En Ecuador, el caso no es diferente de esta uniformidad mediática. El país no posee un ecosistema periodístico heterogéneo, donde se encuentren diversos medios de comunicación que le apuesten a la crónica. En la actualidad, solo existen tres medios impresos que la perpetúan como género y factor diferenciador en su contenido, Mundo Diners, Gatopardo y Soho; estas tres revistas son de procedencia extranjera y la última, hoy por hoy, ya no circula en Ecuador (Castro, 2019, p. 54).

Entretanto, sí se hallan varios proyectos nativos digitales, de propuesta alternativa, que se han enfocado netamente en investigación periodística, donde la crónica podría constituirse como herramienta fructífera para publicar ciertas historias. De acuerdo con Rivera (2013), existen 34 medios nativos digitales en el país: 16 periódicos, 14 radios y 4 revistas. Proyectos como GK, Plan V y La Barra Espaciadora solo conforman una pequeña parte del espectro digital de medios periodísticos que nacieron en la web, pero son propuestas independientes que vale la pena visibilizar debido a sus virtudes de periodismo de profundidad. Pese a ello, no existe investigación alguna que advierta sobre cuáles son los medios que producen crónica digital pura y dura, y que la potencien mediante la versatilidad de herramientas web para lograr una narrativa más completa.

2. Marco teórico: La crónica multimedia y el enfoque intercultural

Ahora, al haber expuesto la naturaleza de función social de la crónica, es relevante anclarla al segundo eje sobre el cual se fundamenta esta investigación: las narrativas interculturales. Para ello, es importante esclarecer el concepto de interculturalidad. Este se determina como “la presencia e interacción equitativa de diversas culturas y la posibilidad de generar expresiones culturales compartidas, a través del diálogo y del respeto mutuo” (Unesco, s. f.).

Como parte de una praxis sana de democracia, la comunicación social debe un interés vital a la visibilidad intercultural duradera, ratificando la existencia de múltiples realidades, personajes e historias. Según Israel Garzón (2000), de eso se trata el pluralismo comunicativo: de “cuestionar las barreras que se han levantado entre nosotros” y a quienes consideramos como “ellos” o “los otros”, es decir, los ajenos a nuestros propios seres y entornos (p. 1). Esto comporta conectarse con conceptos como diversidad, identidad e intercambio (Israel Garzón, 2000, p. 1), tomando en cuenta a la comunicación “como un eje transversal de la vida cotidiana de todos los pueblos” (Lozano, 2013, p. 47).

Consecuentemente, el periodismo intercultural, como rama de la comunicación social, toma una “postura activa con respecto a la existencia y reconocimiento de la diversidad individual, grupal y cultural y del derecho a la diferencia para propiciar campos comunes para el diálogo y la solidaridad” (Aneas y De Santos, 2007, p. 17). En un respeto al “otro” se levanta el ejercicio consciente y responsable del periodismo intercultural, de modo que se lo utilice como una herramienta para unir a los pueblos y crear una sociedad reflexiva y de ojos y mente abiertos.

El promover un ejercicio periodístico inclusivo, representativo y alejado del etnocentrismo requiere, en primer lugar, de una autocrítica a partir de los periodistas, obreros de este oficio, y, más aún, de los medios de comunicación como instituciones promulgadoras de la información (Rodrigo-Alsina y Medina, 2009, p. 30). Uno de los factores adecuados de análisis dentro de este contexto es la construcción social de la noticia, concebida como un espejo de la realidad o como un constructo de la misma (Rodrigo-Alsina, 1989, p. 88). El papel del periodista siempre ha sido manifiesto: ser un intermediario entre los hechos y la ciudadanía, ejerciendo un rol en los “imaginarios de las personas, su entorno (…) y en el desarrollo de las culturas y la forma que tienen estas de relacionarse entre sí” (Browne e Inzunza, 2010, p. 4). Es por ello que el discurso periodístico enmarca una responsabilidad tan fundamental como considerable, pues la opinión popular se asienta en los mensajes provenientes de medios y periodistas; si es que se propagan mensajes donde “brotan etiquetas, temáticas, estereotipos, asociaciones negativas en la medida que no coinciden con el patrón cultural dominante” (Browne e Inzunza, 2010, p.7), se corre el riesgo de un mal entendimiento del “otro”, sujetándolo eventualmente a su inminente anulación como miembro válido de la sociedad. Por consiguiente, el ejercicio del periodismo se encuentra en la obligación de sostener un mensaje en favor de aquellos “otros”, quienes conforman una minoría ostensible y que son proclives a ser víctimas de un sistema que, por su misma condición, los quiere marginalizados.

En este sentido, el “otro”, históricamente en Ecuador, se ha aglutinado en las minorías étnicas, especialmente en poblaciones indígenas y afrodescendientes. Su personificación en los medios de comunicación no ha sido prolija, y su conceptualización en diversos escenarios informativos no se adhiere a la objetividad que suele proclamarse en el periodismo independiente. Considerando que la amalgama cultural en el país es mayoritariamente mestiza, la representatividad étnica se reduce meramente a una exotización desgastada. Así pues, es preciso generar un panorama mediático que refleje la multiplicidad cultural que, incluso, está definida en la Constitución de la República del Ecuador (2008, art. 1).

La crónica multimedia entra ahí, puede emplearse para impulsar narrativas conscientes y perceptivas sobre interculturalidad. En su hibridación armónica de periodismo y literatura, supone “una inmersión/intervención en y sobre la realidad (…): la selección de un fragmento del mundo para convertirlo en objeto de reflexión y escritura” (Ortega, 2014, p. 88). La presencia de componentes digitales interactivos y de carácter multimedia dentro de su lógica narrativa aporta a generar una inserción del lector en la realidad del “otro” para suscitar una afinidad y darle cuenta de entornos distintos al suyo, en este caso, aquellos de las minorías étnicas y culturales. Es aquí cuando el cometido social histórico de la crónica, referido en las páginas previas, debe ponerse en acción y prevalecer dentro de los relatos; la tradición de crónica latinoamericana lo ha perpetuado desde su origen. Por consiguiente, es importante instaurar la necesidad de reivindicar la funcionalidad de la crónica como un comportamiento de denuncia social y vínculo e inserción pluricultural.

La crónica no se debe dejar morir. Aunque enfrenta una actualidad cuando el periodismo se orienta hacia un camino de celeridad e información simplificada a través de las pantallas y redes sociales, su narrativa ofrece al público algo más que información: les propone una experiencia. Es un género eterno que, si bien tiene apogeos y a veces ocasos, se alimenta de relatos reales, de personajes que son propios y ajenos; de sentidos; de los más hermosos paisajes y los más grotescos cuadros; de emociones que existen y que, en algún momento, un semejante sintió a flor de piel; “estimula la imaginación, bascula entre la información y la emoción, y por eso es la antítesis del periodismo neutro y aséptico” (Blixen, 2014, p. 82).

Por lo explicado, es importante que, para que exista una permanencia de producción de crónicas en los medios, el género se adapte a ellos y su transformación constante. Los públicos jóvenes emplean Internet para ver noticias hoy más que nunca en la historia (Catalina-García, García Jiménez y Montes Vozmediano, 2016, p. 616), de tal forma que es imperativo adecuarse a esos modos de consumo de información. Al comprender historias que se apuntalan en los detalles, la crónica posee una facultad de adecuación con posibilidades casi infinitas: reemplazar un diálogo por un podcast, un párrafo descriptivo por una infografía, un texto de ambientación por un video 360, etc. Todo con una lógica narrativa, el potencial es monumental.

3. Metodología

Esta investigación se asentó sobre un análisis cuantitativo de contenido. Debido a su índole de exploración de la producción de ciertas publicaciones periodísticas, es necesario establecer el concepto de este método de investigación y, a su vez, describir cómo se lo aplicó a esta temática de estudio. Berelson (1952) puntualizó al análisis de contenido como “una técnica de investigación para la descripción objetiva, sistemática y cuantitativa del contenido manifiesto en la comunicación” (p. 147). Es decir, este implica un procedimiento de examinación de carácter descriptivo y metódico, el cual se enfoca exclusivamente en el mensaje como elemento de estudio dentro del proceso universal de comunicación. A partir de ahí, la noción del análisis de contenido como técnica investigativa ha transmutado hasta abarcar diversas fórmulas, las cuales engloban una exposición objetiva y táctica del material comunicacional, además de incluir una ilación entre las variables de análisis (Rodrigo-Mendizábal, 1999, p.106).

La metodología utilizada en esta investigación derivó de un estudio pragmático e interdisciplinario de contenidos, debido a que se enfoca en el análisis de características generales y propiedades distintivas de una crónica multimedia. En páginas anteriores, se aludió a un estudio de Gómez (2018) en el que establece a la definición de crónica multimedia o crónica 2.0 como un “modelo de crónica” que se reinventa en función de los requerimientos informativos actuales; conserva su esencia construida en el pasado, es decir, elementos como un narrador analítico, personajes, acciones, diálogos y una estructura descriptivamente sucesiva; e implementa en su relato a las tecnologías del presente, tales como la hipertextualidad, la multimedialidad y la interactividad, sin desestimarlas ni sobrevalorarlas (p. 154).

Haciendo uso de matrices que ayudaron a desglosar las categorías de análisis, propios del material de examinación, se utilizó un sistema de cuantificación y puntuación de los componentes de crónicas publicadas en medios de comunicación digitales ecuatorianos. Estas se analizaron en cuatro niveles. El primero, denominado Datos de identificación, abarcó los datos generales de identificación de la publicación: el autor, la sección, la fecha, la extensión, y etiquetas o tags . Asimismo, se consideraron factores interculturales (posturas activas con respecto a la existencia y reconocimiento de la diversidad individual, grupal y cultural de los protagonistas de dichas crónicas) (Aneas y De Santos, 2007, p.17) que forman parte del contenido de las publicaciones, debido a su anclaje temático. Esto se evaluó en el segundo nivel, designado Contenido especializado en interculturalidad ; se analizaron tipos de fuentes (testimoniales, oficiales, expertas y documentales), el lenguaje intercultural utilizado, y las propuestas temáticas comprendidas. El tercer nivel se enfocó en el Contenido multimedial , cuantificando la frecuencia del uso de elementos visuales (fotografías, infografías, ilustraciones, gráficos, gifs ), de audio ( podcasts , playlists , reproductores de sonido), audiovisuales (videos, animaciones, streams , 360, VR), interactivos (comentarios, likes , encuestas), y de hipertextualidad (enlaces dentro y fuera de la página). Finalmente, el cuarto nivel evaluó los Componentes básicos del género : la narrativa y estructura, y el hecho en el tiempo.

El resultado fue una valorización numérica de la crónica sobre la legitimidad de su contenido en cuanto a su configuración, el acatamiento a narrativas interculturales y su utilización de herramientas 2.0 para amenizar y dinamizar los relatos en su plataforma. Se resultó en una calificación total de 100 puntos de acuerdo a los valores atribuidos a cada indicador. Finalmente, se ubicó a la publicación en una nueva matriz, que la categorizó de acuerdo a cuántos puntos logró acumular.

Asimismo, se expusieron los resultados a través de gráficos lineales, de barras y circulares que aportaron a un entendimiento más visual de los números obtenidos. Y, de la misma manera, se analizó el uso de vocablos dentro de los textos y sus titulares mediante la construcción de nubes de palabras por intermedio del software online nubedepalabras.es.

Se escogieron tres medios de comunicación, nativos digitales, independientes y de propuesta alternativa, basándose en la inherencia de sus líneas editoriales y su relevancia dentro del espectro mediático digital ecuatoriano. El eje alrededor del cual estos fueron inspeccionados proviene acerca de la cuantía de producción y publicación de crónicas multimedia en sus plataformas. Estos son GK, Plan V y La Barra Espaciadora.

Los números no mienten. El argumento tras seleccionar dichos medios de comunicación se basó, en gran parte, en las cifras que estos obtienen. Al realizar un análisis de métricas, se advirtió que solamente dos de ellos presentan estadísticas; La Barra Espaciadora no presenta información en la base de datos de Alexa, el medidor de tráfico más grande en Internet. Este no registra números de páginas con menos de 100 000 visitas en los últimos seis meses. A pesar de esto, La Barra estuvo nominada en 2019 al Premio Gabo en la categoría de texto, dando cuenta de la gran calidad periodística de su contenido. Mientras tanto, GK y Plan V se encuentran posicionados en los rankings de visitas en el nro. 325 y el nro. 1734, respectivamente a nivel del Ecuador.

Así pues, es importante evidenciar la autoidentificación de cada uno de estos medios, en función de cómo se diferencian de los demás. GK se reconoce como un “periodismo [que] no da las noticias, sino que trata de explicarlas, dar su contexto y analizar por qué sucedieron. Produce ensayos, reportajes, perfiles, y crónicas de largo aliento”. Por su parte, Plan Vse pronuncia acerca de su trabajo como “una mirada profunda en historias que buscan sacudir la conciencia social, para contribuir con la construcción de una sociedad con sólidos valores democráticos, crítica y vigilante”. La Barra Espaciadora se define como “una revista de periodismo narrativo”. Por tanto, estas afirmaciones demuestran que los tres se consideran como contrapropuestas a un sistema mediático digital estático y producen piezas periodísticas prevalentes en el tiempo y de alto impacto.

Al tratarse de contenido de largo aliento, se escogió el año 2019 como período de estudio. En el caso de Plan V se eligió sus secciones Multimedia, Historias y Sociedad; para GK, sus secciones Profundidad, Portada y La vida de los otros; y, para La Barra Espaciadora, sus secciones Culturas, Derechos y Especiales. Esto, debido al enfoque de relatos interculturales sobre el cual se quiso profundizar. La recuperación del material a analizar fue sencilla, al encontrarse disponible en los sitios web correspondientes. En total, se estudiaron 27 crónicas: 9 por cada medio escogido.

Adicionalmente, se utilizaron entrevistas etnográficas como un método de acercamiento más terrenal a la realización de crónicas multimedia. Esto a causa de la necesidad de tener una aproximación humana, pues el análisis de contenido, previamente explicado, solamente abarca una mirada fría, apática de los contenidos, mas no profundiza en los procesos que tienen por detrás periodistas, personas. De acuerdo con Guber (2001), “el sentido de la vida social se expresa particularmente a través de discursos que emergen constantemente en la vida diaria, de manera informal por comentarios, anécdotas, términos de trato y conversaciones” (p. 3). La técnica de entrevista etnográfica ha transformado y reunido varias de estas instancias en un artefacto técnico para uso y aplicación en investigación académica y científica (Guber, 2001, p. 3). Por aquello, se entrevistó a tres editores de los medios anteriormente aludidos: José María León (GK), Susana Morán (Plan V) , y Diego Cazar (La Barra Espaciadora) . Asimismo, por motivo de precisar de un análisis de producción de crónica multimedia general en Ecuador, se recurrió a entrevistar a expertos en el género como Xavier Gómez Muñoz, periodista, y Santiago Rosero, escritor de gran trayectoria en crónica. Igualmente, se efectuó una entrevista a una experta en interculturalidad, debido al anclaje a esa temática en esta investigación, María Amelia Viteri, Ph. D. en Antropología Cultural con una concentración en Raza, Género y Justicia Social.

4. Análisis de resultados

De acuerdo con los niveles de análisis explicados previamente, se obtuvieron los resultados de la ponderación de las matrices, desarrollados de la siguiente manera.

En el primer nivel, el cual abarca datos genéricos de identificación de cada artículo, fue posible evidenciar la existencia de dicha información en la mayoría de los contenidos de los tres medios de comunicación. Tanto autor, como fecha y sección se ubicaban fácilmente en las primeras líneas del contenido. Fue posible precisar la periodicidad con la cual cada uno de los medios considerados para este estudio publicó crónicas con anclajes a temáticas interculturales a lo largo de 2019, tomando en cuenta la fecha de publicación de cada uno de los contenidos seleccionados como indicador. Así pues, en la Figura 1, se evidencian, mes a mes, picos y valles, conforme a dicha frecuencia. La Barra Espaciadora se destaca de inmediato, al demostrar un período coherente de profusión de crónicas multimedia en los primeros meses del año. Esto se explica gracias a su serie de largo aliento acerca de la explotación laboral en los campos de abacá en el país. Asimismo, se constatan cúspides temporales de GK en los meses de marzo, julio y octubre; y de Plan V en enero, mayo y septiembre. De acuerdo con entrevistas sostenidas con los editores de los medios estudiados, se halló que para ninguno de los tres existen políticas editoriales específicas que determinen la producción temporal de crónica multimedia. En su lugar, se designa el uso del género dependiendo de la prominencia de las investigaciones, y del alcance de las historias (D. Cazar, J. León y S. Morán, comunicación personal, 2020).

Frecuencia de publicación de crónicas.

Figura 1. Frecuencia de publicación de crónicas.

Al mismo tiempo, se encontró que dos de los medios examinados sí hacían una utilización relevante de etiquetas en las publicaciones, como se muestra en la Figura 2. La crónica que más abarcó tags es aquella titulada “En Carchi se exige que la minería no dé la espalda a las comunidades”, de Plan V, contando 24 de ellas con términos como “indígenas”, “derechos humanos” y “justicia”, vocablos coherentes con el contenido del texto. Este, sin embargo, es un caso singular, pues el resto de publicaciones comprendieron entre 1 a 4 etiquetas solamente. En total, se contaron 24 etiquetas en los 9 textos. En las crónicas de La Barra, a su vez, se evidenció una mayor consistencia, pues la mayoría contiene 3 tags , (todas tienen de 1 a 3), de igual manera utilizando palabras pertinentes con el contenido. En total se contaron 22 etiquetas en los 9 textos. GK por su parte no empleó etiquetas en ninguna de sus crónicas publicadas.

Frecuencia de uso de etiquetas o tags en crónicas.

Figura 2. Frecuencia de uso de etiquetas o tags en crónicas.

Para el resto de indicadores, se pudo advertir que los tres medios presentaban, en la mayoría de los casos, el nombre del autor de la crónica y, además, esta formaba parte de una sección adecuadamente identificada dentro de la página web. No se pudo indicar lo mismo sobre la extensión de las piezas (ya sea en número de palabras, caracteres, o tiempo aproximado de lectura), pues absolutamente todos los textos analizados carecían de este elemento, como se demuestra en la Figura 3.

Existencia de elementos autor, sección y extensión.

Figura 3. Existencia de elementos autor, sección y extensión.

Entretanto, en el segundo nivel, dedicado a valorar el contenido especializado en interculturalidad, se hicieron varios hallazgos interesantes. Para objeto de este escrutinio, se produjeron nubes de palabras con los titulares —la carta de presentación de un texto periodístico— de cada crónica, con el propósito de establecer qué términos fueron los más empleados por los medios de comunicación analizados. De este modo, se logró deducir cuáles temáticas dentro de un decálogo de enfoques interculturales orbitan mucho más a un medio que a otro.

En el caso de La Barra Espaciadora, las palabras que más se repetían fueron “esclavitud”, “abacá”, “Ecuador” y “Furukawa”, lo que evidencia la serie previamente aludida que se analizó para esta investigación. También hubo variedad en el contenido recopilado, como tradiciones afrodescendientes en Esmeraldas, indígenas contra la minería en Girón o el apoyo artístico a la protesta indígena en el paro nacional de octubre de 2019. No obstante, son temáticas que no se retomaron después en otros trabajos, por lo cual no se consideran reiterativas dentro de un decálogo (ver Figura 4).

Nube de palabras de titulares de crónicas de La Barra Espaciadora.

Figura 4. Nube de palabras de titulares de crónicas de La Barra Espaciadora.

A su vez, en los titulares de Plan V, se destacan los términos “minería”, “comunidades” y “desplazamiento”, como consta en la Figura 5. Esto manifiesta el interés editorial que prevalece sobre las temáticas de pugna por los territorios y derechos indígenas frente a un Estado de políticas extractivistas, dando cabida, por ende, a crónicas sobre lucha y resistencia. De hecho, todas las crónicas estudiadas de este medio enfatizaban relatos de comunidades violentadas por grandes empresas mineras y desprotegidas por el gobierno, debido a intereses de explotación en sus tierras.

Nube de palabras de titulares de crónicas de Plan V.

Figura 5. Nube de palabras de titulares de crónicas de Plan V.

Finalmente, los titulares del contenido escogido de GK, cuentan con una línea editorial similar respecto de la selección de enfoques interculturales, pues las palabras más recurrentes son “mina”, “resistencia” e “indígena”, demostrado en la Figura 6.

Nube de palabras de titulares de crónicas de GK.

Figura 6. Nube de palabras de titulares de crónicas de GK.

Mediante las entrevistas realizadas a los editores de los tres medios, se pudo constatar un genuino interés periodístico acerca de la protección a derechos humanos y territoriales de comunidades indígenas, lo que otorgó un seguimiento necesario a los casos de persecución judicial y política de sus líderes, y, a su vez, evidenció las secuelas que el hostigamiento sistematizado deja en sus historias (D. Cazar, J. León y S. Morán, comunicación personal, 2020). Simultáneamente, un diálogo establecido con la especialista María Amelia Viteri, en el marco de esta investigación, dio cuenta de la importancia que tiene el incluir una diversidad de tópicos alrededor de aquello que implica interculturalidad (comunicación personal, 6 de abril de 2020). Esto, al lograr que el ejercicio periodístico se salga de la folclorización de las poblaciones étnicas y que definitivamente ahonde de manera humana en sus problemáticas.

Posteriormente, se valoró la utilización de fuentes, clasificándolas en categorías de acuerdo a su funcionalidad y los objetivos de cobertura periodística: fuentes testimoniales, fuentes expertas, fuentes oficiales y fuentes documentales. Los resultados de este indicador, expuestos en la Figura 7, reflejaron un mayor manejo de las fuentes por parte de La Barra Espaciadora, seguida de GK y finalmente, Plan V. Esto no implica una menor calidad informativa o una narrativa inferior dentro de las crónicas estudiadas, dado que algunas de ellas no llegaron a hacer uso de las cuatro categorías de fuentes, sin embargo, sí significa un agregado en la reportería, lo cual supone un mayor énfasis en abarcar todo el panorama. Los tres editores concordaron en que las fuentes son utilizadas de acuerdo a la temática que se esté trabajando: no siempre las fuentes oficiales prestan respuestas oportunas, o no siempre las expertas concurren con una mirada clemente al tema. Asimismo, coincidieron en que se brinda un mayor peso a fuentes testimoniales debido a su condición de haber vivido los acontecimientos, de su aporte a la historia, y de la mirada empática necesaria dentro del abordaje a ciertos temas (D. Cazar, J. León y S. Morán, comunicación personal, 2020).

Frecuencia de uso de tipos de fuentes.

Figura 7. Frecuencia de uso de tipos de fuentes.

En las páginas previas se explicó la dinámica de calificación de cada crónica, de acuerdo con la utilización que esta tenga de diversos recursos digitales. Para recuento del siguiente indicador, aún en el segundo nivel de análisis, es relevante tener en cuenta las crónicas mejor valorizadas de cada medio para poder efectuar un despliegue propicio del lenguaje utilizado en las crónicas. Debido a que todas poseen una extensión de más de 5000 palabras, es complejo llevar a cabo una representación gráfica precisa del lenguaje utilizado en cada una. Por lo tanto, se escogió a la publicación mejor calificada de cada medio para realizar una nube de palabras.

La crónica Abacá, esclavitud moderna en los campos de Ecuador , de La Barra Espaciadora, obtuvo una calificación de 80,80 % bajo los parámetros de valoración que se estipulan en las páginas previas y las siguientes. Sobre el lenguaje intercultural, es clave mencionar que este es reflejo de la inserción del periodista dentro de la realidad palpable que desea proyectar en su texto, es decir, sus palabras dan cuenta del trabajo de campo y la relación establecida con las fuentes durante la reportería, para resultar en una crónica reflexiva, social y culturalmente consciente. En el caso de La Barra, el lenguaje expone los procesos de investigación realizados para explicar la explotación y vulneración de ciudadanos —en su mayoría, de etnias minoritarias: afros y mulatos—, durante años por parte de una empresa; esto sumado a un total abandono del Estado en su clamor por justicia. Se encuentran términos jurídicos, financieros y burocráticos, algo normal en textos que abarcan una elucidación profunda, pero, finalmente, los más prominentes son aquellos que evidencian el drama social y la discriminación étnica y cultural que aquella parte de la población vivió durante años. Palabras que se explican solas: “Furukawa”, “abacá”, “derechos”, “dólares”, “obreros”, “mujeres”, manifiestan un proceso editorial responsable y lúcido en todas las etapas, como se demuestra en la Figura 8.

Nube de palabras sobre lenguaje intercultural utilizado en la crónica Abacá, esclavitud moderna en los campos del Ecuador de La Barra Espaciadora.

Figura 8. Nube de palabras sobre lenguaje intercultural utilizado en la crónica Abacá, esclavitud moderna en los campos del Ecuador de La Barra Espaciadora.

Asimismo, Plan V, en su publicación El largo camino de los pueblos indígenas para llegar a la universidad , recoge una valoración de 81,10 % en la matriz evaluadora de esta investigación. Por tanto que, dentro de la redacción de este texto, se encuentran términos que demuestran una realidad de desigualdad socioeconómica en los jóvenes pertenecientes a minorías culturales y étnicas, lo cual dificulta su acceso libre a la educación superior. Como se observa en la Figura 9, los vocablos “indígenas”, “universidad”, “pueblos”, “educación”, “derechos”, “escuelas”, dan cuenta de una experiencia de lucha para alcanzar aquello que el Estado debería estar obligado a garantizar como un derecho, y corroboran esa desproporción existente hacia los denominados “otros” en un contexto sistemáticamente injusto.

Nube de palabras sobre lenguaje intercultural utilizado en la crónica El largo camino de los pueblos indígenas por llegar a la universidad de Plan V

Figura 9. Nube de palabras sobre lenguaje intercultural utilizado en la crónica El largo camino de los pueblos indígenas por llegar a la universidad de Plan V

Finalmente, El fantasma de Nankints es el trabajo publicado por GK que consiguió una calificación de 76,28 % en la valoración de la matriz de este estudio. Este narra la historia de un pueblo shuar que se ve obligado a abandonar su territorio por las concesiones mineras llevadas a cabo allí, y cuando decide reclamarlo por cuenta propia, se inicia una odisea de retaliaciones por parte de las autoridades; atropellos, violencia y judicialización de por medio. En la Figura 10, y como es de esperarse, se evidencia que son los territorios y sus habitantes quienes protagonizan este relato, y, por ello, “Nankints” y “Tsuntsuim” son los términos más utilizados en el texto. No obstante, también se reiteran las palabras “shuar”, “comunidad”, “territorio”, y “policías”, lo que evidencia una disputa entre un Estado y una parte olvidada de sus ciudadanos y, conjuntamente, expone los atropellos hacia un pueblo en resistencia que defiende sus derechos y sus espacios como herencia milenaria.

Nube de palabras sobre lenguaje intercultural utilizado en la crónica El fantasma de Nankints de GK.

Figura 10. Nube de palabras sobre lenguaje intercultural utilizado en la crónica El fantasma de Nankints de GK.

Ciertamente, las historias analizadas involucran un chapuzón de realidad dentro de una burbuja mediática estancada en la coyuntura diaria; la política, la economía, una cotidianidad urbana. El lenguaje del que hacen uso, si bien es sencillo, constata la rigurosidad del periodista por expresar y reflejar los sentires y pensares de sus fuentes de manera fidedigna. Se utilizan términos técnicos a ratos por motivos de contextualización, pero, en general, se ocupan de que el texto sea digerible pero impactante. En las entrevistas realizadas (D. Cazar, J. León y S. Morán, comunicación personal, 2020), solamente un editor aseguró manejarse a través de un manual de estilo propio del medio que dirige, para hacer un uso del lenguaje que genere distinción y sea coherente con otras temáticas similares. Sin embargo, esto no expresa una lingüística inferior en los dos medios restantes, que aseguraron una indagación significativa para elaborar textos de la manera más responsable. Según Viteri, el empleo adecuado del idioma funge directamente en cómo el lector percibe a la población a la cual el periodista se está refiriendo, por lo cual es fundamental representarla a través de palabras conscientes, propias de la realidad del grupo humano a quien se está retratando (comunicación personal, 6 de abril de 2020).

Trasladándose al tercer nivel de análisis, esta investigación se focalizó en examinar los componentes digitales de cada crónica, propios de la plataforma web en la que estas se desenvuelven. De este modo, se pudo evaluar la presencia y adaptabilidad digital del género, contabilizando aquellos elementos que complementan su esencia, y de la misma manera, potencian su narrativa.

Frecuencia de uso de elementos multimedia.

Figura 11. Frecuencia de uso de elementos multimedia.

De las 9 publicaciones analizadas del medio La Barra Espaciadora, se comprobó una utilización vasta de contenido visual, 86 elementos para ser más precisos, en su mayoría fotografías, mapas e infografías. Al mismo tiempo, se subutilizan los recursos audiovisuales, contabilizando solamente 15 entre las 9 crónicas mencionadas, dentro de las cuales 5 no contenían ningún tipo de contenido en video o similares. Los componentes de audio son prácticamente nulos; se registraron únicamente 2 entre los 9 trabajos. Para Plan V, de nuevo, los recursos digitales dominantes resultaron ser los elementos visuales, con absolutamente todos los trabajos comprendiendo más del número mínimo de 3; en su mayoría, las fotografías son los elementos más recurrentes y se contaron 92 en total. Únicamente, 3 crónicas presentaron propuestas audiovisuales, y solo una incluyó una de audio. Y, en GK, una vez más, los elementos visuales comprobaron ser la elección predominante —89 entre 9 trabajos—, mientras que escasean aquellos de audio y audiovisuales —0 y 5, respectivamente. De las 27 crónicas analizadas, se lograron contabilizar 295 elementos multimedia en total (entre visuales, de audio y audiovisuales); por esta razón, la distribución es relativamente equitativa entre los 3 medios de comunicación mencionados, como se puede notar en la Figura 11.

Es con certeza que se puede indicar cierta inmovilidad dentro del espectro digital que abarca las publicaciones de las crónicas analizadas. Si bien comprenden algunos elementos que dinamizan los contenidos, estas, en su totalidad, no constituyen crónicas con énfasis en el potencial 2.0 que la web puede consagrar. La mayoría, inclusive, pueden clasificarse como crónicas concebidas inicialmente para papel y trasladadas al Internet.

Asimismo, en cuanto a la interactividad, se logró constatar una presencia precaria de comunicación con los internautas en los tres sitios web examinados, lo cual se observa en la Figura 12. Pese a que Plan V y La Barra Espaciadora sí poseen espacios donde existe la posibilidad de que los usuarios se comuniquen, tanto entre ellos, como con los periodistas cuyo trabajo están considerando, no se evidencia intercambio significativo alguno en ellos. Las cifras muestran 6 mensajes de los lectores entre 3 crónicas en La Barra, y 3 mensajes entre 2 crónicas en Plan V. Al cuestionar a los editores sobre la razón, ambos concluyeron que la interactividad que sus medios ejecutan, es, en su mayor parte, a través de redes sociales y, al mismo tiempo, catalogaron a la sección de comentarios propia de los sitios web como una herramienta en desuso. GK, por su parte, no cuenta con un espacio en su sitio web destinado exclusivamente a interactividad, por lo cual sus cifras son nulas. Su editor argumentó que el motivo por el cual se decidió retirar esta sección de comentarios fue que las conversaciones y los debates, ahí presentados, simplemente ya no se encontraban a la altura y, a veces, resultaban violentos, por lo que tuvieron que mediar y, finalmente, decidieron deshacerse de ese apartado (D. Cazar, J. León y S. Morán, comunicación personal, 2020).

Frecuencia de uso de elementos de interactividad.

Figura 12. Frecuencia de uso de elementos de interactividad.

Contrariamente, el componente de hipertextualidad es el que más se destaca, sosteniéndose a lo largo de la gran mayoría de crónicas analizadas. Para La Barra Espaciadora , estaexpone números saludables, con números relativamente altos por publicación (entre 1 y 9). Plan V, por otro lado, manifiesta cierta inconsistencia, pues en 3 de sus crónicas no se hallaron hipervínculos. No obstante, el resto de sus publicaciones comprende cifras sólidas, entre 3 a 12. Finalmente, GK es el medio que presentó los datos más altos en este aspecto, lo que reveló números desde 3 hasta 38 en todas sus crónicas, excepto en una, en la cual no consideró ningún hipervínculo (ver Figura 13).

Frecuencia de uso de elementos de hipertextualidad.

Figura 13. Frecuencia de uso de elementos de hipertextualidad.

El cuarto nivel de análisis compone una evaluación subjetiva de los componentes básicos de la crónica, que son lo que mantiene su esencia como un género clásico del periodismo (con raíces de adaptabilidad, por supuesto). Factores como la secuencialidad, la estructura, la calidad de la narrativa y el hecho en el tiempo conforman la última dimensión de valorización en este estudio. De acuerdo con entrevistas etnográficas mantenidas con Santiago Rosero, aquello que sostiene a la crónica es precisamente la prosa, el texto, la palabra extendiendo una invitación al lector para compartir una experiencia (comunicación personal, 1 de abril de 2020). Aunque, por otro lado, Xavier Gómez afirma que la crónica posee grandes dotes de adaptación y, con ello, puede transformarse para resurgir en cualquier plataforma (comunicación personal, 16 de marzo de 2020); ambos coinciden en que lo que conforman las letras es aquello que la hace o deshace. Tomando lo explicado en cuenta, este nivel de análisis implicó una cuantificación de resultados del 0 a 1, es decir, 0,1, 0,2, 0,3, etc. Se procedió a calcular la media alcanzada por las cifras de cada medio de comunicación y se lo elevó por cien, para presentar una representación gráfica más legible de la ponderación obtenida (ver Figura 14).

Evaluación subjetiva de componentes básicos del género de crónica.

Figura 14. Evaluación subjetiva de componentes básicos del género de crónica.

Como se ha explicado a lo largo del estudio, la obtención de todos estos datos se realizó manualmente, procesándolos a través de la matriz elaborada con fórmulas en el programa informático Microsoft Excel. Consecuentemente, la puntuación final de cada crónica viene de una acumulación total de aciertos o desaciertos a través de los cuatro niveles, esclarecidos en las páginas preliminares.

En La Barra Espaciadora la evaluación se ve de esta manera:

Tabla 1. Calificación de crónicas analizadas de La Barra Espaciadora

TÍTULO

PUNTUACIÓN

 Abacá, esclavitud moderna en los campos de Ecuador

80,80 %

 Divide y vencerás. Crónica sobre la esclavitud moderna

77,75 %

 Autoridades piden cerrar y expropiar Furukawa

76,25 %

 El largo camino de los trabajadores del abacá para exigir sus derechos

73,85 %

 Los esclavos invisibles del abacá

72,55 %

 Vidas enteras a cambio de un pedazo de tierra

71,25 %

 El arrullo, sangre africana que sobrevive en Esmeraldas

64,41 %

 Furukawa busca cerrar el caos de esclavitud

62,05 %

 Girón, el poblado que derrotó a la minería

61,94 %

 Los artistas y la protesta social indígena

26,82 %

A su vez, Plan V arrojó estos resultados:

Tabla 2. Calificación de crónicas analizadas de Plan V

TÍTULO

PUNTUACIÓN

 El largo camino de los pueblos indígenas para llegar a la universidad

79,90 %

 En Carchi se exige que la minería no dé la espalda a las comunidades

70,52 %

 Los awá no quieren minería en su territorio

61,76 %

 El pueblo cofán de Dureno, entre el petróleo y la selva

61,75 %

 La victoria wao tiene rostro de mujer

61,43 %

 La historia sin fin del proceso contra los waoranis

50,52 %

 Nankints: la vida después del desplazamiento

50,44 %

 Tundayme sin derecho a ser indígena

50,34 %

 Las escenas olvidadas del reencuentro de las niñas taromenane

49,12 %

Y, finalmente, GK los presenta así:

Tabla 3. Calificación de crónicas analizadas de GK

TÍTULO

PUNTUACIÓN

 El fantasma de Nankints

76,28 %

 El rostro de la resistencia

71,82 %

 El secreto que la mina se tragó

68,70 %

 El profesor perseguido

63,32 %

 Los indígenas del Cóndor ecuatoriano no quieren cobre

61,71 %

 La pelea por una mina se convierte en disputa por identidad indígena

58,33 %

 Los vigilantes de los ríos manchados de petróleo

51,26 %

 Tecnología del siglo XXI al servicio del pueblo ancestral Siekopai

43,28 %

 Confianza en el anteojo, no en el ojo

42,67 %

Los valores alcanzados por cada trabajo se categorizaron mediante esta otra tabla:

Tabla 4. Categorización de calificaciones de crónicas

> 75 %

Crónica web con énfasis en multimedialidad

> 50 %
< 75 %

Crónica publicada en web con algunos componentes de multimedialidad

> 25 %
< 50 %

Crónica publicada en web con escasos componentes de multimedialidad

> 0 %
< 25 %

Crónica publicada en web con nulos componentes de multimedialidad

5. Discusión y conclusiones

La producción actual de crónica involucra un desarrollo del género a partir de su desenvolvimiento en un episodio importante de digitalización en el ecosistema mediático; esto se relaciona directamente con la adaptabilidad que la crónica misma envuelve mediante su publicación en la web, que resulta en una ramificación, la cual se puede designar como el nacimiento de una versión ajustada y digital del formato. Si bien ha existido un auge de crónica latinoamericana en los últimos 20 años, impulsado por proyectos como la Fundación Gabo, por ejemplo, introducir el término de crónica multimedia a la conversación todavía resulta un poco precoz para el momento; pues ese apogeo solo se aplica a medios impresos. El surgimiento del Internet suponía una reinvención de las narrativas y, con ello, una eclosión de nuevos métodos de storytelling.

Se podría afirmar que este boom de periodismo narrativo, desplegado a lo largo de la región, parió en Ecuador los proyectos analizados en esta investigación. Los tres tienen apenas meses de diferencia en cuanto a sus puntos de arranque en los años 2013 y 2014. Partiendo de la iniciativa de llenar un vacío periodístico que existía dentro de un ambiente mediático estático y homogéneo, sus propuestas se presentaron frescas y, sobre todo, auténticas. Aun así, no existe literatura en el país que haya enfatizado en estudiar el nivel de producción de crónica multimedia y el impacto de su desarrollo como híbrido entre la esencia de un género clásico y la potencialidad de incorporar a las historias elementos digitales que aporten a su dinámica.

A partir de los datos recogidos anteriormente, se revela una consistencia cierta en la publicación de crónicas por parte de los medios analizados. Esto indica un ahínco evidente y, por lo tanto, directrices editoriales claras alrededor de la producción de textos de periodismo narrativo, de largo aliento y que impliquen una reportería inmersiva. Sin embargo, no todos los textos analizados llegan a ser crónicas multimedia en el estricto rigor del término.

Entre las publicaciones estudiadas, existe un denominador común: una pieza periodística trabajada mediante una labor de investigación y estructurada a partir de la narración literaria de relatos que comprenden la temática, valiéndose de un lenguaje poderoso, plural y adscrito apropiadamente a los tópicos que se tratan. Pese a ello, los componentes que suponen ser recursos propios de la web se presentan limitados. Para fungir como piezas complementarias, en su mayoría se utilizan elementos visuales como ilustraciones o fotografías. Más allá de eso, no se encuentra una congruencia establecida de otros elementos multimedia, su utilización llega a ser casi excepcional. De la misma manera, la interactividad no representa un elemento empleado con preponderancia, contrariamente a la hipertextualidad que sí comporta un uso constante como aditamento de contextualización a lo largo de los textos. A pesar de que esto no condiciona la calidad del trabajo periodístico, sí circunscribe las posibilidades vastas de narración de los relatos en un contexto íntegramente digital. Por tanto, la crónica continúa restringiéndose a un uso limitado de instrumentos un tanto desfasados para la plataforma en la que se encuentran.

La propuesta acerca de temáticas interculturales, sin embargo, recoge un seguimiento de la coyuntura nacional bastante pertinente y, a la vez, profundiza dichos temas ejerciendo una inserción valiosa en la realidad de la otredad, lo cual marca un factor diferenciador. Por ello, es importante hacer mención de la relevancia que la crónica —en cualquiera de sus formas— tiene como género y como conducto creativo entre las historias y la voz de quien las vive y las cuenta.

Aunque, de hecho, sí existe producción de crónicas web en medios nativos digitales de propuesta alternativa, esto no significa que las publicaciones sean trabajadas con un hincapié relevante en cuanto a rasgos multimedia, ni otros factores de naturaleza digital. Los medios de comunicación digitales persisten en generar un contenido cuyas raíces de prensa escrita prevalecen ante todo y se apoyan de los recursos del Internet como adiciones más que como cimientos.

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