La era de la desinformación y de las noticias falsas en el ambiente político ecuatoriano de transición: un análisis de caso

1. Introducción

Este trabajo de investigación analiza el fenómeno de las noticias falsas (traducido al inglés como fake news) con la finalidad de demostrar las causas que provocan su viralización, en su mayoría, en los entornos digitales, y, en particular, en las redes sociales, como Facebook. Actualmente, se observa la viralización de noticias falsas por diversos objetivos; uno de ellos persigue el beneficio individual o de un colectivo. 

Cabe mencionar que las noticias falsas siempre han existido. Lo que sucede es que ahora se observa una mayor irrupción en plataformas de acceso abierto y gratuito, lo que genera que este tipo de información crezca de manera exponencial en cuestión de segundos. Por tanto, las noticias falsas crean un oleaje de desinformación, hecho que motiva a la academia y a la sociedad civil a contrarrestarlo, para así lograr el retorno del buen periodismo y de la información veraz. 

En este sentido, la educación y la alfabetización digital son un punto de partida para la enseñanza y el aprendizaje acerca de la verificación de hechos (fact-checking), pues ayudan a los usuarios a reconocer qué información es auténtica y cómo denunciar una noticia falsa. Para ello, se presenta un artículo de análisis sobre la desinformación en contextos de militancia político-digital. Su estructura es la siguiente:  

1.1. Contextualización del estudio

El fenómeno de las fake news no es un hecho aislado en el devenir histórico de la humanidad. Desde tiempos antiguos ha existido la propagación de noticias falsas y en repetidas ocasiones fue transmitida información de manera errónea, lo que ha provocado la tergiversación de hechos y sucesos, independientemente de la geografía, el lenguaje o las plataformas. Sin embargo, las fake news han irrumpido con fuerza en la sociedad actual gracias al uso masivo de redes sociales, ya que en el ciberespacio toda información es susceptible a ser viralizada. Esto sucede aún más cuando los consumidores pasan a ser prosumidores de contenidos mediáticos; es decir, no solo consumen la información, sino también forman parte activa de la misma.

El término fake news va de la mano con la definición de hechos alternativos, palabras que fueron utilizadas por Kellyanne Elizabeth Conway, asesora del presidente de los Estados Unidos Donald Trump, para referirse al hecho de que las cosas que no se dan, no existen. Los hechos alternativos son verdades maquilladas que se utilizan como cortinas de humo para ocultar los hechos que en verdad están ocurriendo. Por eso los hechos alternativos son sinónimo de falacia (Berckemeyer, 2017).

Las noticias falsas o fake news han sido conceptualizadas como posverdad en el entorno periodístico digital. Según el diccionario Oxford, este término surge en el año 2016 y expone aquellas “circunstancias en que la creencia personal influye más que los mismos hechos objetivos” (Berckemeyer, 2017). Esto atañe a la formación de la opinión pública y a la credibilidad de los líderes políticos por parte de las audiencias.

En consecuencia, la desinformación busca el beneficio de la misma persona que genera la noticia falsa, ya sea para respaldar o para agredir a alguien en específico. Por ello es necesario la reivindicación de la alfabetización mediática. 

Como se cita en (Marín et al., 2013: 6), es necesario detenerse un instante en el concepto “mirada crítica”, pues los partidarios de esta corriente no son detractores de las nuevas tecnologías, es más, las consideran un motor de desarrollo de la sociedad moderna, las usan y ponderan sus incalculables beneficios; sin embargo, estiman que no son del todo inocuas y, en consecuencia, piensan que los estudiantes deben ser instruidos para enfrentarse a ellas. Sus planteamientos desbordan la mera formación tecnológica: “la alfabetización mediática es más que la alfabetización digital, ya que reconoce la importancia del medio tecnológico y añade valores críticos y de toma de conciencia de la educación en medios” (Rey, Hernández-Santaolalla, Silva-Vera, y Meandro-Fraile, 2017).

Las noticias falsas entran en el campo de la posverdad, fenómeno que explica por qué las personas rechazan los hechos objetivos como verdad y aceptan solo aquellos justificados por  sus emociones y criterio personal. Créditos: Geralt (con modificaciones) vía Pixabay

La alfabetización mediática es un punto de debate importante en este tema, ya que hace posible un cambio en la mirada de las personas en torno a un hecho, pero lastimosamente existe carencia de ella. Esto genera la percepción superficial de un hecho, provocando falacias en la decodificación de los mensajes. Hay que tener en cuenta que el objetivo de la noticia falsa es pretender que la misma sea considerada verdadera a fin de lograr el beneficio de sus propagadores.

Según Amado (2017), la reacción de los ciudadanos ante un hecho es una decisión aleatoria y de libre albedrío. En 1938, Orson Welles propuso a su audiencia contar una historia de teatro sobre marcianos la cual tuvo consecuencia en los oyentes. El programa fue escuchado por casi seis millones de personas, y entre ellos unos verificaron la obra de teatro. Al contrastar esa información se dieron cuenta de que el programa era ficticio; entre tanto, otra parte de la audiencia creyó la obra de teatro asumiéndola como noticia y reaccionando ante ella de manera negativa.

Por tanto, citando el episodio de la “guerra de los mundos”, se divide a la audiencia en dos bandos. Igual sucede en esta época, hay personas que tienen el conocimiento y aprendizaje de buscar fuentes para poder verificar la noticia y otras, simplemente la comparten, alarmando a las demás personas. También existen medios de comunicación que vuelven a la noticia un linchamiento mediático, de modo que crean desinformación.

1.2. Justificación de la investigación

Al hablar de fake news nos situamos en una problemática social en la cual la verdad se adecua a la percepción y a la conveniencia de las personas; es decir, a las creencias que cada usuario adopta. Es así como una mentira o una noticia falsa pueden convertirse en verdad por el simple hecho de su circulación reiterada en un contexto determinado. 

Al compartir una publicación de dudosa procedencia se contribuye a que esta se viralice. Así, esta investigación es necesaria para comprender el proceso de manipulación y engaño, desde la audiencia y para la audiencia, aportando un análisis sobre cómo actúa este fenómeno en el seno de la vida social.

Es pertinente este tipo de investigaciones cualitativas que promueven el análisis de las noticias falsas para, en lo posterior, contrarrestar su consumo mediático y así retornar al ejercicio del buen periodismo.

“La transparencia informativa se refiere en este contexto al compromiso y la honestidad moral de los periodistas digitales para reconocer públicamente las ocasiones en que se equivocan” (Rosas, 2012). Que los valores y la ética profesional prevalezcan por encima del afán individual de llenarse de seguidores, vulnerando el derecho a una comunicación certera. 

1.3. Descripción del problema de investigación

Las noticias falsas se extienden con mayor facilidad en la sociedad actual en comparación a aquellas informaciones que realmente son verdaderas. En este escenario, el presente trabajo se basa en el siguiente problema de investigación: ¿por qué se propagan noticias falsas en los escenarios de militancia política digital? 

1.4. Hechos contextuales del tema-objeto de estudio

Ya en 1925, Harper’s Magazine publicó un artículo sobre los peligros de las noticias falsas. Hoy, unos dos tercios de adultos estadounidenses reciben noticias en parte a través de las redes sociales. Asimismo, en un estudio reciente se halló que en Twitter las noticias falsas tenían 70 % más de probabilidades de ser retuiteadas que las noticias verdaderas (Nye, 2018).

En el mismo contexto, la red social Facebook se ha visto empañada de noticias falsas, por lo cual sus directivos han utilizado diferentes estrategias para tratar de contrarrestar la infinidad de cuentas que difunden noticias falsas. Algunas de estas medidas son:

Búsqueda y eliminación automatizada de cuentas falsas; menor visibilidad a páginas de Facebook que difundan desinformación; publicación de un informe de transparencia sobre la cantidad de cuentas falsas eliminadas; verificación de la nacionalidad de quienes publiquen anuncios políticos; contratación de 10 000 personas adicionales para funciones de seguridad; y mejora de la coordinación con las autoridades y con otras empresas para responder a actividades sospechosas. Pero el problema no está resuelto. (Nye, 2018)

Son varios los motivos que tienen muchas páginas para la difusión de fake news, incluso se habla de beneficio propio, ya sea como persona natural o grupo político. Lo impredecible es la cantidad de noticias falsas que circulan en red, siendo interesante la poca estrategia que se utiliza como contrapunto para la verificación de la información. Al respecto, la política es el punto de encuentro en el que se ha hecho más visible los anuncios políticos falsos, utilizados para denigrar a un contrincante en particular, en época de elecciones.

“Los europeos son los más propensos a caer (56 %) en la trampa de las fake news, esas noticias falsas que una desmesurada potencia de los altavoces de las redes sociales convierten en virales” (Ricou, 2018). Estas falacias pueden causar consecuencias en todos los ámbitos de la vida offline del usuario, generando diferentes inclinaciones por partidos o ideologías que hacen marketing político en redes.

En Europa, según Ricou (2018), solo seis de cada diez personas tienen la capacidad de diferenciar las noticias falsas de las reales cuando son difundidas mediante redes sociales. Por ello, ​“​el pasado 20 de septiembre de 2018, el Parlamento de Francia aprobó una ley para reducir la propagación de noticias falsas durante los períodos electorales” (Cubillo Mora, 2018); es decir, “si se comprueba que una información es falsa un juez en este país puede detener su difusión en un plazo de 48 horas”. 

En una entrevista con diario El Heraldo (2018), Daniel Kahneman, ganador del Premio Nobel de Economía, explica que el 95 % de nuestras decisiones se basan en pensamientos rápidos e inconscientes y solo el 5 % son elecciones conscientes, racionales y con pensamiento crítico. Estos sistemas son los que reflejamos al momento de creer o no en una noticia falsa. 

Solo el  5% de nuestras elecciones  son conscientes, racionales y con pensamiento crítico. El fenómeno de las noticias falsas y su difusión masiva es causa y consecuencia de las decisiones impulsivas y emotivas de los seres humanos.

“El índice de confianza Edelman de 2018 indica que, en España, entre 76 y 80 % de las personas temen que las noticias falsas se usen como armas, el nivel más alto en el mundo” (Gutiérrez, 2018). En la actualidad, el aumento de noticias falsas es más propenso en plataformas gratuitas y de acceso masivo como son las redes sociales. Por ello, hoy más que nunca es necesario que el periodismo fomente el fact-checking (verificación de datos) y los usuarios asuman la figura de fact-checkers (verificadores de datos) de las informaciones digitales.

“El último Eurobarómetro sobre noticias falsas y desinformación en Internet destacaba que 37 % de los europeos dice encontrarse noticias falsas todos o casi todos los días, porcentaje que en Grecia asciende a 55 %, la mayor tasa de la UE” (EFE, 2018; énfasis en el original). Estos datos demuestran la viralización de noticias falsas en los entornos digitales, más aún en tiempos de campaña “como se vio durante las últimas elecciones presidenciales en Estados Unidos, se multiplican los mensajes alarmistas o imágenes que no siempre corresponden a las protestas actuales” (AFP, 2018).

Finalmente, el objetivo central de la presente investigación es reconocer la problemática de la desinformación, tomando como estudio de caso la cuenta de usuario en Facebook ​de un militante del movimiento político Alianza País ​(AP), con el fin de caracterizar el tipo de noticias falsas, de naturaleza política, que se difunden en las redes sociales, mediante un análisis de contenido a sus publicaciones.

2. Desarrollo conceptual

Las fake news son “una forma tecnificada del rumor” (Lobo, 2017). Este fenómeno surge debido al malestar de los votantes con los políticos tradicionales y las crisis económicas y sociales tanto en Reino Unido como en Estados Unidos, las cuales se mezclaron con formas de posverdad y fue en el marco donde se produjo el ​Brexit y la elección de Donald Trump, respectivamente (González, 2017).

El término posverdad hace alusión a diferentes fenómenos que se vienen dando en la arena política y mediática desde hace más de tres décadas, poniendo en jaque las democracias occidentales. Por ejemplo, Tesich (1992) alertó sobre la tendencia o decisión de la sociedad estadounidense de vivir en una sociedad de posverdad, en la cual reinaba el gobierno de la mentira. Tiempo después, Keyes (2004) aseveró que asistimos a un nuevo período histórico conocido como era de la posverdad, mientras que Alterman (2004) lo definió como una forma de presidencia de la posverdad, al igual que Roberts (2010) quien lo catalogó de política de la posverdad.

Las noticias falsas son una forma de rumor en la era digital. Créditos: Fox vía Pexels (con modificaciones)

Las noticias falsas son una forma de rumor en la era digital. Créditos: Fox vía Pexels (con modificaciones)

En la era digital, las ​fake news contribuyen a tendencias políticas y sociales en las sociedades del actual siglo (Mcnair, 2017). Asimismo para McNair (2017). Este fenómeno expresa una crisis más amplia de confianza en las élites, cuyos miembros están luchando por mantener sus roles tradicionales en las democracias liberales. 

Las noticias falsas se ven fomentadas por un flujo constante de información, en el que “se difuminan las fronteras entre el periodismo y otras formas de comunicación y activismo” (Aguirre Nieto y Zeta del Pozo, 2017, p. 170); también la ética periodística es cada vez más cuestionable (Lăzăroiu, 2018) y la credibilidad informativa es cuestionada (Vergeer, 2018). En este escenario, la velocidad e inmediatez de las redes sociales como Twitter provocan que las fake news proliferen y que ni siquiera sean cuestionadas por los lectores que las retuitean o comparten a nivel masivo. De esta manera, el sistema mediático se retroalimenta con los bulos publicados en las redes sociales. 

La política de la posverdad podría ser descrita como una forma de hacer política en la que valen más los sentimientos o emociones de la ciudadanía que la argumentación racional (Arrese, 2016; Boczkowski, 2016; González, 2017; Marzal y Casero Ripollés, 2017; Urmeneta, 2017). Sentimientos como la desafección motivan la ausencia de confianza, el distanciamiento, la alienación, y terminan repercutiendo en la eficacia política (López-Hermida Russo y Fierro-Zamora, 2016). 

De este modo, Elías (2018) califica a las noticias falsas como un virus o un peligro para la democracia (Coughlan, 2017; Valadier, 2017), ya que podría incrementarse el populismo, la desconfianza y la apatía de la ciudadanía hacia los partidos o los representantes políticos; incluso, potenciar otras lacras como la corrupción. Como ha expresado Manrique (2016, p. 164), las noticias falsas “vulneran el espíritu moral y se constituyen en instrumentos funcionales de todos los totalitarismos”.

En palabras de Parra Valero y Oliveira (2018, p. 71), “el problema de la diseminación de la información falsa se ha convertido en un problema global, reforzado por la omnipresencia de Internet, la posibilidad de viralización y el hecho de que muchas no saben reconocerlas cuando se les presenta, lo que ha generado mezclas informativas que impulsan y multiplican la especulación y el entretenimiento”.

A criterio de Pérez-Tornero, Tallyie y Tejedor (2018), “las noticias falseadas son una especie de populismo mediático o guerra mediática generada por el aumento del poder del control de los medios de comunicación”. Asimismo, estos autores señalan que “las noticias falseadas deben considerarse como la consecuencia de un ecosistema comunicativo que presenta falencias y riesgos a la hora de servir de base para procedimientos políticos democráticos y que los potencia enormemente”.

Lobo (2017) considera que las noticias falsas persiguen dos objetivos principales: captar la atención para ganar dinero con publicidad y ejercer influencia política, lo que incide en la formación de la opinión ciudadana puesto que la base de la decisión electoral y la percepción personal del mundo se encamina hacia la verdad sentida. Por otra parte, Mesa Editorial Merca 2.0. (2017) considera siete tipos de fake news:

Del mismo modo, y para la biblioteca de la Indiana East University, existen cuatro sitios web diferentes donde se alojan las fake news, estas son:

 A continuación, en la figura 1 se evidencian las causas que inciden en la creación de noticias falsas, las cuales según Wardle (2017) pueden ser:

Lista de desinformación

Sátira o paradoja

Conexión

Contenido engañoso

Contexto falso

Contenido impostor

Contenido manipulado

Contenido fabricado

Periodismo deficiente

 

 

 

 

Parodia

 

 

 

 

Para provocar o “punk”

 

 

 

 

Pasión

 

 

 

 

 

 

Partidismo

 

 

 

 

 

Provecho

 

 

 

 

Poder o influencia política

 

 

 

Propaganda

 

 

Figura 1. Tipos de noticias falsas. Fuente: Wardle (2017)

Como se observa en la figura 1, la razón que tiene mayor incidencia en la creación de ​fake news es la propaganda; dicha información es difundida con la finalidad de persuadir la ideología en las personas, seguida del poder o influencia política; utiliza su poder para influenciar en el accionar de los individuos, provecho; actúa para un bien propio e individual, provocación; provoca a su oponente, parodia; desacredita a contrincantes mediante la burla, periodismo deficiente; no contrasta ni verifica la información publicada, partidismo; se identifica con un movimiento, pasión; repite una información sin ser comprobada, por el hecho que ayuda a su movimiento. Es así como todas estas causas son a favor de la desinformación.

En palabras de Niño-González, Barquero-Cabrero y García-García (2017), “el hecho de que el público pueda producir su propio contenido informativo con los mismos déficits de objetividad con que lo consume, lleva a la generalización de la infoxicación: tanto en su vertiente de exceso de información, como en la de informaciones total o severamente, voluntaria o involuntariamente adulteradas”. 

A partir de ese fenómeno, Boczkowski (2016) aborda tres tendencias que hacen parte de la creciente notoriedad de las fake news:

Una de las iniciativas para erradicar las noticias falsas ha sido la propuesta de organizaciones civiles como la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas, IFLA (2017) la cual recomienda:


“En los últimos tiempos la desinformación y las noticias falsas están adquiriendo un gran protagonismo en la agenda política, condicionando resultados electorales y generando episodios de desestabilización política” (De Castro Ruano, 2018, p. 1032). Tal y como advierte Pérez-Curiel y García-Gordillo: “La política en el entorno digital muestra un rasgo de individualidad, personalidad y protagonismo de los sujetos que condiciona los contenidos, el lenguaje y la forma en la que se trasladan (cómo) y los efectos que producen”.

Las noticias falsas condicionan las agendas políticas y mediáticas. Son decisivas en los procesos y resultados electorales y crean episodios de desestabilidad política. Créditos: Rosemary Ketchum vía Pexels


Las redes sociales son parte importante de las campañas políticas, miden tácitamente la acogida de la gente por el candidato y de ser posible tratan de cambiar los resultados electorales a su favor, promoviendo falacias sobre los contrincantes. 

Para Clavero (2018), “Internet alteró de tal manera las condiciones de producción y circulación de la información que cualquier afirmación sobre la verdad y la realidad puede hacerse pública, llegar a audiencias amplias y obtener gran atención en la web, sin que por ello sea necesariamente verdadero o comprobable”. En los entornos digitales “el anonimato y la falta de regulación para publicar en Internet; causa que los contenidos disponibles en esta red muchas veces carezcan de rigurosidad, confiabilidad y credibilidad, lo que genera más desinformación que la construcción de una inteligencia colectiva” (Gómez Arriagada, 2013). 

El peligro de las noticias falsas es que “crean una sociedad que no es capaz de ponerse de acuerdo sobre hechos básicos lo que impide construir una democracia funcional” (Pauner-Chulvi, 2018). Según Fernández (2017), “la pérdida de centralidad de la fuente y la posibilidad de viralización disminuyen a menudo el interés por la veracidad de la noticia y las capacidades críticas de lectura para identificar lo falso”. No obstante, “la solución a la pérdida de credibilidad no es alejarse aún más de quienes desconfían, sino ser transparentes y comunicar con un lenguaje más cercano” (Echeverría, 2017). 

Por eso, es necesaria la alfabetización mediática, la cual “resalta la importancia de otras habilidades como la capacidad crítica, de análisis u otras habilidades creativas, aspectos que se habían obviado en las competencias en medios convencionales” (Bonilla Del Río, Valor-Rodríguez y García-Ruíz, 2018). En este contexto, Lotero-Echeverri, Romero-Rodríguez y Pérez-Rodríguez (2018) detallan que “el incremento del uso de redes sociales como medios para compartir información eleva la necesidad de la alfabetización mediática para combatir la tendencia a compartir de manera acrítica”. Por eso la alfabetización mediática debe ser fundamental para los individuos a fin de una correcta toma de decisiones en el ámbito informativo del que, como ciudadano, forma parte.

La alfabetización mediática “resalta la importancia de otras habilidades como la capacidad crítica, de análisis u otras habilidades creativas, aspectos que se habían obviado en las competencias en medios convencionales” (Bonilla Del Río, Valor-Rodríguez y García-Ruíz, 2018). Como parte inclusiva para una sociedad en la que los sujetos sean críticos sobre los diferentes hechos y no solo consumidores de la información, siendo de manera apta para que el proceso de la información no se tergiverse.

“El incremento del uso de redes sociales como medios para compartir información eleva la necesidad de la alfabetización mediática para combatir la tendencia a compartir de manera acrítica” (Lotero-Echeverri, Romero-Rodríguez y Pérez-Rodríguez, 2018). Algunas personas que reciben información errónea se mantienen de manera pasiva y comparten dicha información, sin dar un juicio de valor o verificarla. Por eso la alfabetización mediática debe ser fundamental para los individuos, a fin de una correcta toma de decisiones en el ámbito informativo al que, como ciudadano, forma parte.

3. Metodología

Este trabajo, de corte cualitativo, emplea técnicas referentes a la etnografía virtual en la red social Facebook y el estudio de caso seleccionado del usuario Luis Wilfrido Criollo, quien se identifica en su red social como un militante político que respalda al antiguo mandatario del Ecuador, Rafael Correa, y muestra su animadversión al actual presidente Lenín Moreno. Su perfil de Facebook cuenta con 4469 amigos. El enlace web es ​https://www.facebook.com/luiswilfrido.criollo.1

Perfil Luis Wilfrido Criollo. Créditos: Captura de pantalla

En el estudio de caso seleccionado se aplica la técnica del análisis de contenido, tomando como variables aquellas citadas por Wardle (2017), explicadas en el desarrollo conceptual de este estudio. El monitoreo de la cuenta se circunscribe a los meses de noviembre y diciembre de 2018, según las publicaciones de carácter público, compartidas en el muro de Facebook de Luis Wilfrido Criollo. A continuación, se expone la matriz utilizada en la investigación:

Tabla 1. Matriz de análisis de contenido de la cuenta de usuario en Facebook del militante de AP,
Luis  Wilfrido Criollo, durante los meses de noviembre y diciembre de 2018

Título de la fake news

Síntesis de la
información falseada

Fecha de publicación

Categoría de fake news

Definición de la fake news  

Interacción de la publicación

Fuente y elaboración propias

4. Resultados

El militante, administrador de la página, demuestra su apoyo total al expresidente del Ecuador Rafael Correa en cada una de sus publicaciones. De hecho, califica a todos los contrarios del partido Alianza País como corruptos. Sus respuestas, de interacción pública, son más emocionales que racionales, lo que se evidencia en cada uno de sus contenidos expuestos.

En el mes de noviembre de 2018, el militante político de AP, Luis Wilfrido Criollo, publicó 32 noticias falsas de contexto político a favor del expresidente Rafael Correa, mientras que tildó a sus opositores de corruptos y demás sinónimos despectivos. Asimismo, en el mes de diciembre de 2018, Criollo publicó 55 noticias falsas de diferentes tipos, liderando en mayor proporción las fake news de carácter satírico. A continuación, se analizan algunos ejemplos de las fake news difundidas, según sus tipos y características:

Tabla 2. Matriz de análisis de contenido del militante de AP, Luis Wilfrido Criollo, noviembre 2018 

Título de la fake news

Síntesis

Fecha de publicación

Tipo de
fake news

Interacción de la publicación

Definición

Las voces que nos mienten y que nos embrutecen

Son periodistas que buscan informar a la ciudadanía

6 de noviembre de 2018

Contenido engañoso

36 comentarios 1,1 mil veces compartido

Uso engañoso de información para incriminar a alguien o algo

“Sofía Espín huye del país, ahora si dicten orden de captura como siempre”

Abogado de Sofía Espín declara que actualmente está fuera del país por compromiso internacional

8 de noviembre de 2018

Contenido engañoso

22 comentarios 23 veces compartido

Uso engañoso de información para incriminar a alguien o algo

He decidido poner mi “renuncia a la presidencia de Ecuador” soy un inútil, me siento un incapaz

Post alterado de Lenín Moreno, actual presidente de Ecuador

8 de noviembre de 2018

Contenido fabricado

5 comentarios 7 veces compartido

Contenido nuevo que es predominantemente falso, diseñado para engañar y perjudicar

Fuente y elaboración propias

Contenido engañoso de noviembre: 13 publicaciones
Contenido engañoso de diciembre: 3 publicaciones

Parodia o sátira en noviembre: 8 publicaciones
Parodia o sátira en diciembre: 21 publicaciones

Contenido fabricado en noviembre: 7 publicaciones
Contenido fabricado en diciembre: 7 publicaciones

Contenido manipulado de noviembre: 2 publicaciones
Contenido manipulado de diciembre: 5 publicaciones

Conexión falsa de noviembre: 1 publicación
Conexión falsa de noviembre: 2 publicaciones

Contexto falso de noviembre: 1 publicación
Contexto falso de diciembre: 11 publicaciones

Contenido impostor: 2 publicaciones

5. Conclusiones

El fenómeno de las fake​ news es coyuntural en la sociedad actual, mucho más en el terreno político donde se observa que intencionalmente los militantes de un determinado partido tratan de dañar la reputación de las personas involucradas, buscando de una u otra forma desacreditarlas. Encontramos la desinformación en cualquier lugar y por distintos medios, pero quienes hacen posible su existencia son los mismos ciudadanos que comparten información errónea, sin siquiera someterla a filtros de verificación de fuentes. Y es que la viralización de una fake news ocurre cuando una persona produce una información falsa y esta es compartida por un sinnúmero de usuarios que no se detienen a analizar si es verídico o no. A continuación, se exponen las conclusiones con base en los objetivos de la investigación:

Las fake news se han incrementado con el afán de destruir a oponentes. Este es el caso del militante de Alianza País, Luis Wilfrido Criollo, quien, en su cuenta personal, ataca a todos los contrarios del partido político AP con la publicación de diferentes tipos de noticias falsas, las cuales son viralizadas por sus usuarios seguidores.

En total, son siete tipos de noticias falsas que este militante político publicó en su red social, dando un total de 87 fake news difundidas en los meses de noviembre y diciembre de 2018. Estas fueron: 29 sátiras, 16 contenidos engañosos, 14 contenidos fabricados, 12 contenidos de contexto falso, 7 contenidos manipulados, 3 contenidos con conexión falsa y 2 contenidos impostores.

La mayoría de los usuarios que navegan en redes sociales, como Facebook, no contrastan la información, comparten y difunden los post de acuerdo con patrones emocionales, por encima de concepciones racionales. Las personas no se toman el tiempo de verificar si las noticias son falsas o verdaderas, simplemente comparten por impulso, por el simple hecho de que esa publicación refuerza sus creencias e ideologías. Además, la ausencia de educación digital se evidencia en la falta de procesos autónomos de fact-checking de las noticias. Es decir, nos falta desarrollar la noción de ciudadanos digitales, con responsables y compromiso ético en la web. 

6. Recomendaciones

Es necesario promover la alfabetización mediática con el fin de que exista un mejor reconocimiento de fuentes fiables de información y se analice, desde la sociedad civil, la comunicación como derecho ciudadano. 


Es importante el desarrollo de habilidades de pensamiento crítico y cognitivo por parte de la audiencia mediante productos comunicacionales direccionados a ese propósito. Para ello, deben fomentarse campañas de alfabetización digital y la educomunicación en temas de ​fact-checking​.
Deben verificarse los hechos antes de publicarlos; también es recomendable la contrastación de las fuentes informativas. Se deben descartar aquellas noticias que no sean publicadas en diarios prestigiosos y larga trayectoria a nivel hispanoamericano.

Referencias
 
ADEPA. (2017). Equipos de redes sociales: el arma secreta contra la desinformación. Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas.

AFP (2018). Cómo Facebook avivó el movimiento de los chalecos amarillos en Francia. El Espectador.

Aguirre Nieto, M. y Zeta del Pozo, R. (2017). La verdad en la era de la posverdad. En Periodismo de frontera y dignidad humana (pp. 162-180). Madrid: Universidad Complutense de Madrid.

Alterman, E. (2004). When Presidents Lie: A History of Official Deception and Its Consequences. New York: Penguin Books.

Amado, A. (2017). Con ustedes, Orson Welles, el inventor de las fake news! Wetoker. Recuperado de https://wetoker.com/orson-welles-el-inventor-de-las-fake-news/

Arrese, A. (2016). Política post-factual y sociedad post-mediática. Nuevas Tendencias, 97, 8-14.
Berckemeyer, F. (2017). La mentira de la posverdad. Revista Uno. Recuperado de https://www.revista-uno.com/numero-27/la-mentira-la-posverdad/

Boczkowski, P. (2016). Las noticias falsas y el futuro del periodismo: la posverdad. Revista Anfibia. Recuperado de https://bit.ly/2gw6vqB

Bonilla Del Río, M. Valor-Rodríguez, L., y García-Ruíz, R. (2018). Alfabetización mediática y discapacidad: análisis documental de literatura científica en Web of Science (Wos) y Scopus.

Revista Prisma Social, (20), 1-20. Recuperado de https://revistaprismasocial.es/article/view/2292

Borregales, S., Chávez, A., Rojas, R. R. y Villalobos-Finol, (2013). El valor agregado en el periodismo interpretativo venezolano. Razón y Palabra. Recuperado de https://bit.ly/2LXcvg2

Castelar, J. (2018). La posverdad y las noticias falsas. El Heraldo. Recuperado de https://bit.ly/2YBXmGX

Clavero, J. A. (2018). Posverdad y exposición selectiva a fake news: algunos ejemplos concretos de Argentina. Contratexto, (29), 167-180. doi:10.26439/contratexto2018.n029.1857

Coughlan, S. (12 de enero de 2017). Qué es la “posverdad”, el concepto que puso de moda el “estilo Trump” en Estados Unidos. BBC. Recuperado de https://bbc.in/2jh4kMy

Cubillo Mora, F. (7 de diciembre de 2018). ¿Lucha contra la desinformación o censura? Nueva ley sobre noticias falsas genera polémica en Francia. La Nación. Recuperado de https://www.nacion.com/no-coma-cuento/lucha-contra-la-desinformacion-o-censura-nueva/SWJ2UZADBFDKBGIEPJ6I3XNOIU/story/

De Castro Ruano, J. L. (2018). La desinformación como instrumento político en la Sociedad Internacional actual: las respuestas desde la Unión Europea. Unión Europea Aranzadi, (7). 

Echevarría, B. (2017). Más ‘fact-checking’ contra la posverdad. Cuadernos de Periodista (pp. 9-16). Recuperado de http://www.cuadernosdeperiodistas.com/media/2017/01/9-16-Borja-Echevarria.pdf

EFE. (2018). La batalla contra las noticias falsas inicia en Europa de cara a las elecciones. Montevideo Portal. Recuperado de https://www.montevideo.com.uy/Noticias/La-batalla-contra-las-noticias-falsas-ini cia-en-Europa-de-cara-a-las-elecciones-uc701253

Elías C. (2018). Fake news, poder y periodismo en la era de la posverdad y hechos alternativos. Ámbitos, 40. Recuperado de https://bit.ly/2GvWdIS

Fernández García, N. (2017). Fake news: una oportunidad para la alfabetización mediática. Nueva Sociedad, (69), 66-77. Recuperado de https://nuso.org/media/articles/downloads/5.TC_Fernandez_269.pdf

Gómez Arriagada, H. F. (16 de mayo de 2013). Desinformación en Internet y hegemonía en redes sociales. Revista gestión de las personas y tecnología, (16), 39-53. Recuperado de https://bit.ly/2CIeCxl

González, M.F. (2017). La posverdad en el plebiscito por la paz en Colombia. Nueva Sociedad, 269, 114-126.

Gutiérrez, M. (2018). Manual de fake news (III): el papel del periodismo y los medios. Eldiario.es. Recuperado de https://www.eldiario.es/tecnologia/Manual-III-papel-periodismo-medios_0_84306 6630.html

IFLA. (20 de agosto de 2017). Cómo las bibliotecas pueden ayudar a conseguir soluciones reales para las noticias falsas. From de Annual Conference. Recuperado de https://www.ifla.org/ES/node/11631

Keyes, R. (2004). The Post-Truth Era. Dishonesty and Deception in Contemporary Life. New York: St. Martin’s Press.

Lăzăroiu, G. (2018). Post-thruth & the journalistic ethos. En Post-Truth, Fake News. Viral Modernity & Higher Education. Singapore: Springer.

Lobo, S. (2017). Cómo influyen las redes sociales en las elecciones. Revista Nueva Sociedad, (269), 40-44. Recuperado de https://nuso.org/media/articles/downloads/1.TC_Lobo_269.pdf

López-Hermida Russo, A. P., y Fierro-Zamora, P. (2016). Campañas políticas y desafección ciudadana: aproximación desde Chile a los efectos de las actividades electorales en el proceso democrático. Palabra Clave, 19(2), 365-397.

Lotero-Echeverri, G., Romero-Rodríguez, L. M., y Pérez-Rodríguez, A. M. (2018). Fact-checking vs. Fake news: Periodismo de confirmación como competencia de la competencia mediática contra la desinformación. Index Comunicación.

Manrique, J. L. (2016). Populismo y posverdad, ¿solo tendencias? Inmanencia, 5(1), 161-165.
Marzal Felici, J. & Casero Ripollés, A. (2017). Editorial. El fotoperiodismo en la era de la posverdad. AdComunica, 13, 11-17.

McNair, B. (2017). An introduction to Political Communication. London & New York: Routledge.
_____. (2017). Fake news: Falsehood, Fabrication and Fantasy in Journalism. London & New York: Routledge.

Mesa Editorial Merca 2.0. (3 de abril de 2017). 7 tipos de fake news que debes comprender. Merca 2.0. Recuperado de https://www.merca20.com/7-tipos-de-fake-news-que-debes-comprender/

Nigro, P. (2016). Veracidad y coherencia en el lenguaje político durante las campañas electorales. Academia, 2.

Niño-González, J. I., Barquero-Cabrero, M., y García-García, (2017). Opinión pública e infoxicación en las redes: los fundamentos de la post-verdad. Vivat Academia, (139), 83-94. doi.org/10.15178/va.2017.139.83-94

Nye, J. (9 de diciembre de 2018). ¿Habrá que habituarse a las noticias falsas? Confidencial.  https://confidencial.com.ni/habra-que-habituarse-a-las-noticias-falsas/

Parra Valero, P., y Oliveira, L. (2018). Fake news: una revisión sistemática de la literatura, Observatorio Special Issue, 12(5), 54-078. doi: https://doi.org/10.15847/obsOBS12520181374

Pauner-Chulvi, C. (2018). Noticias falsas y libertad de expresión e información: el control de los contenidos informativos en la red. Teoría y realidad constitucional, (41), 297-318. doi: https://doi.org/10.5944/trc.41.2018.22123

Pérez-Curiel, C., y García-Gordillo, M. (2018). Política de influencia y tendencias fake en Twitter: efectos postelectorales en el marco del proceso en Cataluña. El profesional de la información, 27(5), 1030-1040. 

Pérez-Tornero, J. M., Tallyie, S. S., y Tejedor, S. (2018). ¿Cómo afrontar las noticias falseadas mediante la alfabetización periodística? Estado de la cuestión. Doxa Comunicación, (26), 211-235. Recuperado dehttps://repositorioinstitucional.ceu.es/bitstream/10637/9499/1/Como_JMPerez&SSamy&STejedor&CPulido_Doxa_Comuni_2018.pdf

Rey, J., Hernández-Santaolalla, V., Silva-Vera, F., y Meandro-Fraile, E. (2017). Alfabetización mediática y discurso publicitario en tres centros escolares de Guayaquil. Convergencia, 24(74). Recuperado de https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=10551054008

Ricou, J. (6 de diciembre de 2018). Ofensiva contra las noticias falsas. La Vanguardia. Recuperado de https://bit.ly/2RC3p7R

Roberts, D. (1 de abril de 2010).Post-truth politics. Grist. Recuperado de
https://bit.ly/2ZsMTuP

Rosas, O. V. (2012). La ética de la confianza en el periodismo digital. Ponencia en el I Congreso Internacional de Ética de la Comunicación. Sevilla: Universidad de Sevilla.

Santos Sainz, M. (2013). Los imaginarios de los futuros periodistas en Francia. Revista Latina de Comunicación Social, (68), 145-166. doi: https://doi.org/10.4185/RLCS-2013-972/

Urmeneta, M. (20 de febrero de 2017). Lecciones verdaderas tras las “fake news”. Aceprensa. Recuperado de https://www.aceprensa.com/articles/lecciones-verdaderas-tras-las-fake-news/

Tesich, S. (6 de febrero de 1992).A government of lies. The Nation, 13. Recuperado de https://www.questia.com/read/1G1-11665982/a-government-of-lies

Valadier, P. (2017). La posverdad, peligro para la democracia. Revista de Fomento Social, 72(2), 297-304.

Vergeer, M. (2018). Incorrect, fake, and false. Journalists’ perceived online source credibility and verification behavior. Observatorio Journal, 12(1), 37-52. 

Wardle, C. (14 de marzo de 2017). Noticias falsas: es complicado. First Draft, 3. Recuperado de https://es.firstdraftnews.org/2017/03/14/noticias-falsas-es-complicado/