“Radio Francia Internacional no es la voz de Francia”

Cécile Mégie, Directora de RFI

Cécile Mégie es directora de la redacción de RFI desde 2012. Crédito: Deutsche Welle.

Cécile Mégie es directora de la redacción de RFI desde 2012.
Crédito: Deutsche Welle.

 

Cécile Mégie ha llevado a cabo toda su carrera periodística en Radio Francia Internacional. Se inició en 1995 como reportera en el servicio Europa, cubriendo la actualidad de los países anglosajones y escandinavos. En su calidad de diplomada del Ciclo de Altos Estudios Europeos de la Escuela Nacional de Administración (ENA, promoción 2012) y del CHEDE (Ciclo de Altos Estudios del Desarrollo Económico), se ha especializado en la cobertura de los temas europeos en general.

Diplomada del Instituto Práctico de Periodismo, magíster en Letras Modernas y licenciada en Alemán, fue también presentadora de los noticieros de la mañana y del mediodía. Pasó a ser redactora en jefe adjunta en 2001 y jefa del servicio Economía de 2006 a 2008. Fue entonces nombrada editora general de la radio.

Asumió la dirección de la redacción de RFI el 9 de octubre de 2012. Conoce la problemática de las “multiaudiencias” por la misma naturaleza de Radio Francia Internacional, un medio más escuchado en África y Haití que en la misma Francia. En noviembre de 2017, participó del VII Congreso Internacional “Periodismo en Debate” organizado por el área de Periodismo del Colegio de Comunicación y Artes Contemporáneas COCOA de la Universidad San Francisco de Quito USFQ.

Compartió con estudiantes y periodistas ecuatorianos su visión de este nicho bien particular del periodismo que representa una corresponsalía para un medio internacional. Para ella, trabajar para un medio internacional como RFI, y en 13 idiomas, implica un desafío permanente para transmitir a una audiencia ajena las particularidades locales de un país, pero integradas a una visión global del mundo.

Mégie conversó con Eric Samson sobre lo desafiante que resulta la defensa de unos valores integradas al ADN de Radio Francia Internacional sin aleccionar a nadie y respetando los contextos culturales propios de cada país.

Eric Samson: ¿Qué cambia en la manera de presentar el mundo cuando se es una radio internacional como RFI con relación a radios más enfocadas en su mercado nacional ?

Cécile Mégie: Primero, para una radio internacional, mirar al mundo es una evidencia. Si Radio Francia Internacional tiene como eslogan “Las voces del mundo”, es que quiere ser exactamente eso. En nuestras transmisiones, se expresa el mundo, por más que eso pueda parecer algo megalomaniático… Debemos dar la palabra al mundo entero, a todos, y nuestros periodistas deben tener clara esa noción de alteridad, de la necesidad de la observación del otro… Esos valores están más arraigados en su ADN profesional, quizá más que en el de los colegas que trabajan en medios cuyo objeto –también muy útil– es cubrir noticias más ligadas a un solo país.

Nuestra mirada es de una radio francesa, con valores como el pluralismo, la diversidad, el respeto de los demás, de igualdad entre hombres y mujeres… Nuestra palabra es de debate y no de confrontación. Miramos el mundo de esta manera y damos acceso a nuestra antena a todos en respeto de esos valores.

ES: ¿Cómo lograr que el público se interese en lo que pasa fuera de sus fronteras?

CM: Es todo el desafío de una radio internacional como Radio Francia Internacional. Nuestra mirada sobre el mundo debe ser global y permitir a nuestros oyentes reconocerse y mirarse mutuamente. Nuestro público africano, por ejemplo, puede interesarse en lo que pasa en América Latina y viceversa porque RFI es un lugar de intercambio.

Paralelamente, no debemos olvidar que una radio es un medio de proximidad y RFI no escapa a esa regla. Debemos ser también un medio de proximidad y eso se mira por dónde tenemos nuestras antenas emisoras y repetidoras, por los ejemplos que desarrollamos al aire y nuestra red muy importante de corresponsales. Esos corresponsales son locales, viven en los países de los cuales hablan, los conocen y han desarrollado la más alta experticia de la realidad local para transmitirnos las imágenes y los datos más precisos de los hechos que cubren.

ES: ¿Cuál es la diferencia entre la mirada que puede desarrollar el corresponsal francés instalado en un país foráneo y un corresponsal no francés instalado en su país natal?

CM: No debería haber tal diferencia. El “buen” corresponsal francés debe muy rápidamente desarrollar un conocimiento del lugar donde trabaja –esto se aprende–, un conocimiento suficientemente importante y preciso para no cometer errores de juicio por aplicar razonamientos ajenos a una situación local. Su trabajo es explicar estas situaciones y ponerlas en perspectivas, quizás más que un corresponsal muy local que podría carecer de una mirada más amplia. Su función es mirar una situación local y explicarla en una radio donde aparecerá como siendo parte de un mundo globalizado.

ES: Los corresponsales viven años en países que pueden tener conflictos internos y externos, como el que hubo entre Ecuador y Perú o la insurrección Kurda en Turquía. ¿Puede un corresponsal perder la perspectiva y asumir la posición del país donde vive?

CM: El riesgo de tomar partido existe, pero lo que pedimos al corresponsal es guardar una mirada no tanto neutra, sino lo más distanciada posible para siempre dar acceso a la totalidad de las fuentes y de las voces implicadas. El periodismo militante no tiene espacio en nuestro medio.

ES: En ese marco, ¿cuál es el rol de los editores en París?

CM: Nuestros redactores en jefe y sus suplentes tienen un rol de vigía. Su mirada es aún más distanciada por la distancia geográfica –valga la redundancia– y les sirve para corregir cualquier eventual toma de posición en el reportaje o una falta de diversidad en las fuentes utilizadas por parte del corresponsal o del reportero.

Un reportero que llega desde París con una forma de empatía para una parte puede ser peligroso. Puede ocurrir. Es humano. Podemos tener tendencia a sentir empatía hacia los más débiles, una rebelión o un oponente a algún poder instalado, pero el deber en las ondas de RFI no es ser neutro sino honesto y justo. Debemos dar acceso a la totalidad de las partes hasta si humanamente podemos sentirnos más atraídos por tal o cual causa.

ES: Los editores pueden tener también sus prejuicios, sus ideas recibidas, sus parrillas de lectura que pueden –o no– corresponder a la realidad… ¿No complica eso el trabajo del corresponsal ?

CM: El redactor en jefe primero debe hacer el esfuerzo de confiar en su corresponsal, de tener un verdadero diálogo con él y después de aplicar las reglas básicas del periodismo y de asegurarse del equilibrio del reportaje mandado por el corresponsal. No se puede difundir una nota orientada, hablar solamente con las ONG por ejemplo. Es válido en todas las situaciones, no solamente las crisis.

Si cubrimos el accionar de una ONG a favor de una población en situación de gran fragilidad, el trabajo de un periodista profesional es investigar en el terreno con los interesados y las ONG que te dan acceso a ciertos testimonios de valor, sin olvidar después interrogar a la parte oficial. Tenemos también que buscar la versión de las autoridades responsables o indicar que no han querido atendernos si fuese el caso.

ES: RFI indica a sus nuevos corresponsales que deben “hacer vivir su país para la redacción central”. ¿Qué significa esto?

CM: La relación medio-corresponsal es una relación de confianza que se construye con el tiempo entre ambas partes. Cuando un joven periodista llega a un país, o sea que lo conoce pero no tanto, debe hacer esfuerzos para transformarse lo más rápidamente posible en una vigía. Debe alertarnos en París, sabiendo que todas sus propuestas no serán necesariamente aceptadas.

La mirada que tenemos en París es una mirada global y debe haber equilibrio en nuestros noticieros. Sabemos que los países existen en nuestro mapa noticioso cuando los corresponsales son eficientes, pero no podemos hablar sin cesar de un país porque el corresponsal aquí es muy activo.

Algunos hechos de sociedad pueden tener una importancia mayor a lo que se puede pensar en París y el corresponsal debe alertarnos para que, cuando llegue el momento crucial, la redacción central entienda que se debe publicar el tema. Un ejemplo de esto son las peripecias de la clase política ecuatoriana. No habrá un reportaje al aire en RFI sobre cualquier novedad durante un juicio pero, si el corresponsal nos ha mantenido informados del calendario legal, sabremos cuando dar espacio al tema.

ES: No todo es hard news en el menú informativo de un medio. Las noticias feature o magazine también cuentan y pueden representar una parte importante del trabajo del corresponsal. Pero algunos medios se focalizan en las noticias duras casi exclusivamente y las historias light pueden olvidarse. ¿Cuál es la política de RFI al respecto ?

CM: La suerte de un medio como RFI no solamente en sus emisiones en francés sino también en su programación en idiomas es que tenemos un balance entre la actualidad “caliente” y las noticias magazine. Las noticias light requieren otro tipo de escritura y son también necesarias para dar un mejor entendimiento de la actualidad noticiosa a nuestros oyentes.

Hay momentos para dar los hechos y otros para una mayor profundización e ilustración de las problemáticas. Estos espacios feature permiten tener un panorama más completo de la noticia y deben ser también ocupados por nuestros corresponsales locales.

Nuestra programación crea nexos. Crea nexos entre países, entre continentes, entre personas. La tarea compleja de un corresponsal de RFI, o de cualquier medio internacional, es entender que su reportaje tiene un alcance global. Una nota que viene de América Latina pero que puede interesar explícitamente a una comunidad africana es un tema para RFI.

Después, tratamos de mantener esos nexos entre oyentes gracias a las redes sociales y nuestra web. Cuando se escucha, por ejemplo, una emisión como la de Juan Gómez , “Appels sur l Actualité ” (Llamadas sobre la Actualidad ) , que es un espacio fuerte de interacción con los oyentes, uno se da cuenta –y es hasta emocionante– de que nuestros radioescuchas sienten interés por todo lo que ocurre en el mundo.

70 % de nuestra audiencia se encuentra en África francófona, pero, desde allá, muchos oyentes se interesan por noticias argentinas, o por el proceso de paz en Colombia, por lo que le ocurre al presidente Macron y otros políticos franceses… Tenemos expertos que nos escuchan a veces casi religiosamente y se sienten ciudadanos del mundo. Cuando escuchamos sus preguntas o sus testimonios, nos decimos que hemos ganado nuestro desafío, que logramos crear nexos y hasta comunidades.

Tenemos una plataforma “Ma RFI” (Mi RFI) dedicada a los oyentes y a sus clubes que es la materialización de esos nexos.

RFI ofrece una plataforma digital que se actualiza constantemente. Captura de pantalla.

RFI ofrece una plataforma digital que se actualiza constantemente.
Captura de pantalla.

 

ES: ¿Es Radio Francia Internacional la voz de Francia?

CM: No. RFI no es la voz de Francia. Ni siquiera es una voz francesa… es un lugar para expresarse movido por la defensa de valores que son las de una democracia como la república francesa, el pluralismo, la defensa de los Derechos Humanos, de la igualdad entre géneros, la no violencia, el no llamar al odio o a la discriminación.

La expresión de nuestra línea editorial es magnífica porque incorpora muchas nociones. Para mí, lo que hace la línea editorial es el trabajo diario. Cada mañana, cuando se levanta, el periodista de RFI no se pregunta ¿cuál es mi línea editorial? Se dice “voy a dar la palabra a todos, voy a contar el mundo tal como es, o por lo menos lo más cercano posible a como es, voy a provocar debate”. Esa es la línea editorial. Es un espacio donde el mundo se cuenta y se escucha, debate sobre sí mismo y se autocuestiona.

ES: ¿Qué pasa cuando los valores que defiende RFI, como la igualdad hombre-mujer, no son los mismas de un país?

CM: El hecho de interesarse en esos temas es la ilustración de la voluntad de RFI de ponerlos en valor hasta en contextos culturales diferentes. Cubrir una situación de opresión de las mujeres es mostrar concretamente que las mujeres para nosotros no tienen que ser oprimidas. Y buscaremos darles la palabra.

ES: ¿No es dar pie a los reproches de querer imponer valores francesas u occidentales en países de culturas diferentes, por ejemplo, en el caso del velo islámico en mujeres?

CM: Esos reproches se dan a veces pero reivindicamos nuestra voluntad de dar la palabra a las mujeres, con o sin velo. Después, no les decimos qué hacer, solo les damos la palabra. Son mujeres testigos, hasta víctimas desde nuestro punto de vista. RFI no da lecciones, pero debe interesarse en todas las situaciones. Somos un medio. El trabajo del periodista es dar la palabra, no lecciones. No estamos aquí para decir lo que pensamos sino lo que ocurre.

ES: Hay muchas dudas en América Latina sobre la independencia de los medios públicos. ¿Hubo o hay lucha en Francia para garantizar la de RFI?

CM: Más que una lucha, es un sistema de prensa libre que se defiende en Francia. Como medio francés, nos beneficiamos de un ambiente de libertad que muchos envidian. Dicho esto, RFI es una radio pública y la pregunta vital que uno se debe hacer, no solamente en Francia sino en América Latina, África o Asia, es la diferencia entre un medio público y un medio estatal. Algunos de nuestros oyentes confunden esas dos nociones.

Nuestro financiamiento es público, viene de los impuestos (la redevance). El uso de estos fondos está controlado por comisiones multipartidistas del Parlamento y por la Contraloría del Estado (Cour des Comptes). O sea que existen sistemas de contrafuegos para que nuestra libertad, nuestra independencia sea también sometida, como es normal, al escrutinio de los poderes públicos.

De esta manera, existe un cierto equilibrio aunque nosotros debemos a veces ejercer algo de pedagogía con ciertos interlocutores. En África , por ejemplo, representantes de ciertos gobiernos consideran que RFI debería alinearse con la Cancillería francesa por ser un medio público. Hemos escuchado ese discurso también en China y nuestra respuesta es siempre la misma: No, no debemos alinearnos con la diplomacia francesa. Nuestro trabajo es de periodistas, no de diplomáticos… A veces, estas posiciones son irreconciliables. Si un representante del Estado francés va a China y no habla de un problema de Derechos Humanos, eso no impedirá a RFI tratar el tema.

ES: ¿No es eso peligroso para el corresponsal o el enviado especial, en particular cuando se les atribuye un rol que no es el suyo? Hay casos trágicos en la historia de RFI…

CM: La F de RFI a veces tiene demasiada importancia en algunas situaciones. Eso puede llevar a dramas como el asesinato de Jean Hélène, un colega corresponsal de Radio Francia Internacional en Abijan (Costa de Marfil), ocurrido el 21 de octubre de 2003 (Perret, 2004). El gobierno francés trataba de buscar una solución a una crisis extremadamente violenta, en mitad de la polarización de la opinión pública. Enviado especial permanente de RFI, Jean Hélène fue visto erróneamente como representante de Francia y fue asesinado por militantes fanáticos únicamente por hacer su trabajo y buscar testimonios de los protagonistas.

Pero Radio Francia Internacional paga también un tributo muy elevado por su voluntad de estar lo más cerca posible al terreno y a los eventos noticiosos. Eso se ilustra por el asesinato de Jean Hélène, por la decisión de Johanne Sutton de desplazarse al norte de Afganistán para seguir la llegada de la Alianza del Norte hacia Kabul en un reportaje de gran riesgo del cual no regresó el 11 de noviembre de 2001 (De Gouville, 2011) o por la muerte de Ghislaine Dupont y Claude Verlon el 2 de noviembre de 2013 en el Norte de Mali (RFI, 2017) en la ciudad de Kidal. Estaban allí de nuevo por esa mística de querer estar lo más cerca posible de los hechos.

Se suponía que la situación estaba normalizándose pero no era el caso. Su trabajo era buscar testimonios y fueron asesinados porque un grupo de katibas (nombre francés utilizado para definir una unidad combatiente en África del Norte o en el Sahel) imaginaron que los reporteros franceses podían ser rehenes valiosos y aparentemente trataron de raptarlos. Pagaron con su vida por cumplir con su trabajo de reporteros de guerra.

Radio Francia Internacional es la radio pública francesa de emisión al extranjero. Crédito: Wikimedia Commons.

Radio Francia Internacional es la radio pública francesa de emisión al extranjero.
Crédito: Wikimedia Commons.

 

ES: RFI tiene 13 redacciones en idiomas distintos al francés. ¿Cambia eso la manera de contar el mundo?

CM: Permite tener un mayor y mejor conocimiento de la actualidad noticiosa gracias a estos colegas originarios de esos países. Sus historias son todas diferentes pero su percepción del mundo nos interesa por su diversidad. En RFI tenemos una programación en francés las 24 horas del día y 13 redacciones en idiomas que no emiten todo el día, aunque están muy presentes. Hemos escogido dar espacios y recibir a esos colegas extranjeros en las emisiones en francés.

De nuevo, regresamos a nuestro eslogan “Las voces del mundo”. Es ver nuestro planeta a través de miradas distintas y esa diversidad es la riqueza de nuestra programación. No damos lecciones, pero damos cabida a esas miradas diferentes sobre el mundo. Debemos contar historias pero también explicarlas en su contexto, sin ideas preconcebidas.

Contar el diario vivir de una mujer en un país donde no puede manejar un auto, dónde se la obliga a portar un velo, dónde está sometida a la vigilancia de un esposo, un padre o un hermano es importante, al igual que explicar cómo hemos llegado a esta situación y el contexto cultural de la noticia.

ES: ¿Existen espacios en RFI en los cuales los oyentes pueden expresarse sin pasar por el filtro de los periodistas?

CM: Tenemos espacios de interactividad con los oyentes. Allí el periodista se vuelve moderador. No somos una plataforma en la cual puede decirse cualquier cosa. Las expresiones en nuestra programación deben estar siempre conforme a la ley, o sea sin llamados al odio, a la guerra, al antisemitismo, sin palabras racistas o discriminatorias. Nuestra programación tampoco es un lugar de libre expresión donde se puede abusar de ese derecho.

El trabajo de moderación es muy importante en todos nuestros universos digitales. Somos responsables de lo que publicamos. Nuestro director general es responsable de la publicación. Lo que viola la ley no puede expresarse en RFI.

Otro tema es el de los “periodistas ciudadanos”. Nuestra responsabilidad es hacer saber que divulgar información es una profesión que tiene valor. No todo el mundo es periodista. La paradoja de unir las dos palabras “periodista” y “ciudadano” es que el periodista debe aplicar un filtro profesional sobre la expresión ciudadana. Para llegar a ser difundido en RFI, un testimonio debe ser validado por métodos profesionales.

Un ejemplo es la emisión “Los Observadores” de France 24 (Nota de los editores: medio televisivo asociado a RFI en el seno de France Médias Monde). Un servicio de F24 recibe los testimonios, generalmente en video, y los valida antes de publicarlos. Es esencial para asegurar un trabajo honesto y responsable.

ES: ¿Qué hace RFI para respetar internamente los valores que pregona?

CM: Los medios franceses, lo que llamamos las Sociedades Nacionales de Programación, no son dirigidos, pero sí están regulados por el Consejo Superior Audiovisual (CSA). Tenemos obligaciones legales como asegurar la pluralidad de expresión, el respeto y la igualdad de tiempos de palabra a lo largo del año, en particular en épocas electorales.

Debemos dar anualmente cifras y reportes al respecto al CSA. Debemos también cumplir normas de respeto de la representatividad de las minorías, de las personas discapacitadas y promover la igualdad entre hombres y mujeres. Tenemos obligaciones cifradas en materia de representación de las mujeres, ya sea al aire y en nuestros equipos. Debemos buscar el equilibrio más justo posible y de eso también debemos dar cuenta. Una relación equilibrada entre 50 % de mujeres y 50 % de hombres sería perfecto y no 70 % a favor de las mujeres como en ciertos sectores.

También es importante la proporción de mujeres citadas como expertas al aire. La palabra de la mujer no es solamente una palabra de víctima o de testigo, sino de experta o mujer política. El objetivo cifrado que tenemos es de 45 % de mujeres expertas citadas al aire. Es un objetivo que todavía no hemos logrado cumplir.

Como directora de RFI, tengo la obligación de proporcionar esas cifras dos veces al año al CSA. No analizamos todavía las fuentes utilizadas en los reportajes de los corresponsales, eso sería un trabajo demasiado pesado, pero hemos tabulado en nuestras emisiones de debate y ciertos programas de radiorrevista la representatividad de las mujeres versus sus colegas masculinos.

Nuestro objetivo es tener un mayor porcentaje de mujeres expertas al aire porque hemos constatado que estas mujeres estaban demasiado ausentes en la programación. Contamos con un anuario de esas expertas que hemos elaborado en colaboración con otros medios y organizaciones especializadas en la defensa de los derechos de la mujer.

Tenemos que ser muy proactivos para tener a las mujeres en nuestros estudios. El CSA no nos penaliza por no respetar aún esos objetivos pero es nuestra voluntad llegar a cumplirlos. De hecho, una parte de mi sueldo depende de mi capacidad como responsable de la programación de cumplir con esos objetivos cifrados, eso significa que mi sueldo baja cuando no lo logro.

ES: ¿No depende mucho ese cumplimiento de la realidad objetiva de la igualdad hombre-mujer en la sociedad?

CM: Es efectivamente un círculo vicioso. A veces, mujeres expertas pueden ser menos numerosas por razones objetivas como el acceso a la educación en tal o cual país. Sin embargo, los medios tenemos una responsabilidad de abrir los espacios a las mujeres y de buscar esos contactos.

Debemos igualmente crear un nexo de confianza con nuestras interlocutoras para que comprendan que tienen, por supuesto, puertas abiertas en nuestro medio. Esas expertas a veces se frenan solas, por ejemplo, cuando la hora de una emisión entra en conflicto con otras de sus obligaciones privadas. Un hombre generalmente nunca se preguntará eso.

Podemos, por ejemplo, pensar en facilitar su presencia al poner un taxi a su disposición, explicarles que no necesitan llegar maquilladas. Son cosas pequeñas que permiten crear ese nexo de confianza día tras día y desarrollar un círculo virtuoso que dará más acceso femenino a nuestra programación, y eso de manera natural, no resulta penalizante.

La presencia de las mujeres debe volverse evidente y, para eso, no podemos aceptar paneles de discusión, sobre el tema que sea, sin presencia femenina. Las mujeres pueden responder a cualquier pregunta en debate.

Encuentro intolerable esas fotos de fin de reuniones o congresos sin la presencia de una sola mujer. Y mientras eso ocurre, tendremos que preguntar por qué. Cuando en una reunión del G8, solo se ve a la canciller alemana Angela Merkel, no es nuestra culpa por supuesto, pero podemos hacer notar en RFI que faltan mujeres en lo más alto del poder político.

 

Referencias bibliográficas

De Gouville, A. (11 de noviembre de 2011). Johanne Sutton, images d’une vie. Radio Francia Internacional. Recuperado el 15 de junio de 2018 desde http://www.rfi.fr/general/20111111-johanne-sutton-images-une-vie-hommage-grand-reporter-afghanistan

Perret, T. (20 de octubre de 2004). Jean Hélène, pour mémoire. Radio Francia Internacional. Recuperado el 15 de junio de 2018 desde http://www1.rfi.fr/actufr/articles/058/article_31218.asp

Radio Francia Internacional. (2 de noviembre de 2017). Ghislaine Dupont et Claude Verlon: le point sur l’enquête. Recuperado el 15 de junio de 2018 desde http://www.rfi.fr/afrique/20171102-ghislaine-dupont-claude-verlon-mali-assassinat-kidal-minusma-le-drian-herbaut-arlit