Marjorie Ortiz “Los medios deben apostar al periodismo de datos”
ACI Avances en Ciencias e Ingenierías
Universidad San Francisco de Quito, Ecuador
Del periodismo al periodismo de investigación y al periodismo
de datos, sigan en esta entrevista el itinerario profesional de
Marjorie Ortiz, redactora especial en Guayaquil y miembro de la Unidad de Investigación del diario El Universo.
Marjorie Ortiz empezó su trabajo periodístico en las coberturas de salud y educación. Hoy forma parte de la Unidad de Investigación de diario El Universo y combina la reportería del día a día con las investigaciones a profundidad.
En la Conferencia Internacional Periodismo en Debate No. 4 (2014), expuso el tema “Emergencia Judicial”, seleccionado por su equipo del periódico. El caso saca a la luz problemas y desvíos de fondos en las contrataciones dadas durante una declaratoria de emergencia.
Con 20 años de experiencia, ha ido aprendiendo de a poco a manejar bases de datos y procesarlas en Excel. Entre varios galardones, se destaca un premio nacional otorgado por Fundamedios (2011) en la categoría Periodismo de Investigación, por una serie de reportajes relacionados a las contrataciones que hizo Ricardo Antón en la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) y otro internacional en la categoría de Trabajo colaborativo del International Center for Journalists (ICFJ) en alianza con Connectas, en el marco de la Iniciativa para el Periodismo de Investigación en las Américas (2016).
¿Cómo inició en el periodismo de investigación?
El primer trabajo periodístico mío que me empujó hacía la investigación profunda parecía una cobertura simple. Debía escribir una nota sobre maestros pasando exámenes para poder ascender de categoría. Al llegar, noté que los maestros estaban copiando. Se habían apuntado cosas en la mano, papelitos circulaban por aquí y por allá. Por el hecho de que uno tiende a imitar o admirar a su maestro, decidí no dar a mi nota el giro que todos los medios dieron a esa cobertura. Titulé mi reportaje “Maestros a la copia” y muchos profesores se pusieron en contra mía, me reprocharon el enfoque del reportaje. Entonces fue cuando comencé a involucrarme con el periodismo de investigación, por esas ganas de mostrar lo que otros quieren esconder.
Luego me asignaron a cubrir denuncias de corrupción en una facultad local de comunicación social. No sabía mucho de periodismo de investigación y comencé a sacar notas pequeñas y diarias. Al ver la cobertura, personas empezaron a acercarse a diario para decirme: “mire yo conozco esto, revise este contrato, mire este documento”. Al final de la cobertura, en un mes y medio, publiqué más de 30 artículos y al final el rectorado de esa facultad intervino, se cambiaron las autoridades y renunció la decana. Fui amenazada hasta de muerte pero la experiencia me confirmó que lo mío era el periodismo de investigación, en particular en el área de noticias. Puede ser que una investigación corta no tenga el mismo impacto que una de dos o tres meses con más análisis y reportería pero sí es posible.
Tomemos el caso de las recientes marchas pro y anti gobierno. Más allá de los enfoques clásicos, a mí me llamó la atención saber cuánto gastó la Gobernación del Guayas en el Festival de la Juventud que organizó por más que no haya tenido mucho tiempo para investigar. Es cierto que hay limitaciones para acceder a ciertas informaciones pero otras están disponibles, por ejemplo a través del portal de compras públicas. En día y medio, revisé el contrato del festival, encontré y llamé a la contratista y otras fuentes. Pude demostrar el aumento de 12 a 28.000 dólares del costo del contrato. Encontré otro contrato para la organización a dos días seguidos de otro festival de la Juventud cuyo proveedor era el hermano de una ministra. En la medida de lo posible, eso prueba que se puede dar investigación en noticias diarias.
¿Cuál fue su primer acercamiento al periodismo de datos y a sus técnicas?
Lo que más me costó fue la resistencia de uno mismo. Yo soy periodista desde hace 20 años y cuando inicié no se manejaban bases de datos como ahora. Comencé a trabajar aquí en el Universo con un procesador de palabras y poco conocimiento de Excel. Uno tiene tendencia en caer en la facilidad, en querer seguir haciendo las cosas como siempre porque lo nuevo es complejo, toma tiempo. Entonces yo misma me ponía los peros. Superar esa barrera supone una voluntad y más que nada una convicción. Ingresar en la Unidad de Investigación del diario fue el desafío, el empuje, la motivación para autoprepararme. Yono quería defraudar a quienes habían confiado en mí. Entonces me metí en cursos online y materiales publicados en medios como la Nación o la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano. Empecé a familiarizarme con los contenidos de internet. Me capacité con las leyes ecuatorianas, las leyes de contratación pública y de los diferentes temas que uno debe cubrir. Sea para técnicas del periodismo de investigación o de datos, uno no puede quedarse estancado con lo que conoce cuando sale de la universidad.
Con las redes sociales, la gente puede transmitir sus ideas y pensamientos de múltiples maneras. Inclusive puede transmitir noticias de su comunidad o de hechos que testifica pero presentar un producto mucho más elaborado en el que tiene que analizar una base de datos, por decir, los gastos publicitarios del gobierno o el dinero gastado en la reforma judicial, eso no lo puede hacer una persona no capacitada. Se debe tener destreza para manejar bases de datos, usar Excel para desglosar la información de contratos por año, sus costos antes de cruzar datos para detectar los contratistas que se repiten en tal o cual sitio.
Antes de capacitarme, analizaba datos de manera muy artesanal, todo de forma manual. Una de las primeras cosas que me vínculo con el periodismo de datos fue un reportaje sobre los secuestros exprés. Trabajaba en la sección “Domingo” cuando surgió esta modalidad de delito frecuente en Colombia pero aquí no en ese entonces. Con una compañera, nos metimos a revisar manualmente seis meses de denuncias en la Fiscalía del Guayas, cartones de papeles. Nos tomó una semana de las 9h00 a las 17h30 revisar denuncia por denuncia porque la Fiscalía no las clasificaba, solo hablaba de robo y no existían estadísticas por este tipo de delito.
Pudimos armar el perfil del delito, las zonas más afectadas, las horas más comunes para los ataques, el número de delincuentes promedio en cada caso_ Después de la publicación del artículo, este mapa del delito fue utilizado por la Policía y hasta sirvió para provocar cambios en el derecho penal.
En ese entonces, no usaba Excel y manejé los datos en un cuadrito simple de Word. Al conocer las funciones avanzadas de Excel, te das cuenta que el programa hace el trabajo para ti. Conocer Excel es fundamental para todo periodista que busca procesar bases de datos. Cuando yo estudiaba periodismo hace 15 años atrás, las universidades no te preparaban al periodismo de datos, al mundo digital y a las herramientas como Excel y Word, a saber cambiar un documento de pdf a word, a editarle.
Cada tema es analizado primero por el equipo de la unidad. A veces hacemos temas en conjunto. Compartimos las bases de datos en el drive y ahí cada uno puede manejarlo. Nos repartimos el trabajo, por ejemplo, cuando tuvimos que revisar 450 contratos de la emergencia judicial. En otras ocasiones, lo hago yo sola después de armar toda la base en conjunto.
Lo importante en todo proceso de periodismo de datos es que tus editores te den el tiempo suficiente para terminar la investigación. Nosotros nos reportamos todos los días para informar de los avances del trabajo. Para el reportaje sobre los secuestros exprés, en horario de oficina revisábamos las denuncias de la Fiscalía pero después de la jornada teníamos que regresar al diario y reportarnos con nuestro editor, decirle lo que habíamos encontrado, cuántos meses estaban tabulados, cuántos faltaban. Tenía claro que necesitaba darnos más tiempo si quería una investigación más elaborada.
Ahora, por la premura del tema, a veces tienes que apurar la publicación para no perder la coyuntura. En esos casos, publicarás lo que tengas ese rato. Nada raro en la vida periodística. Típicamente, coordinamos las publicaciones con las demás secciones del diario. Si te queda algo por publicar, lo guardas para más tarde. Yo fui vendedora y si algo me ha quedado claro es que para vender temas con criterio, con lo novedoso, hay que planificar el seguimiento de lo ya publicado.
¿Quién dice periodismo de datos dice datos disponibles. ¿Qué tan digitalizadas y accesibles están las bases de datos oficiales?
Bueno sobre eso tengo muchas dudas. Las instituciones han digitalizado la información pero mi experiencia es que hay muchos atrasos, te presentan los datos del primer semestre a veces en noviembre. La situación no es ideal para los periodistas. Te dicen que todo está en la web pero no todo está en la web.
Además es evidente que la relación difícil entre el gobierno y el diario supone un clima de mucha hostilidad. Solo con llamar por teléfono y decir “soy del diario El Universo y necesito esto”, la actitud es otra. Antes de identificarte, las respuestas son amables. Después, y aún más si el tema no les gusta, va el clásico “mira mándame por correo lo que necesites y veo si te respondo”.
Siempre se puede por supuesto hacer solicitudes de acceso con un juez pero no siempre obtienes el resultado deseado. A veces tienes respuestas parciales y el proceso supone una serie de gastos que no puedes multiplicar indefinidamente.
¿Cuál es el tiempo promedio que ha utilizado para sus reportajes de periodismo de datos?
Ese primer trabajo sobre secuestros exprés nos tomó una semana para la revisión manual de todos los datos, luego una semana más para tabular la información y procesarla, o sea unos 15 días. Pero con el tiempo fuimos evolucionando, aprendimos a manejar Excel y métodos más efectivos para procesar información. Paralelamente, mejorar nuestras técnicas de procesamiento nos llevó a proponer temas más ambiciosos, más grandes, llegamos con el tiempo a analizar a miles de contratos.
Un ejemplo fue el tema del director de la Agencia Nacional de Tránsito. Se había anunciado en el programa televisivo En Corto que había inaugurado una bolera en un centro comercial exclusivo de Samborondón. Esta inversión era muy elevada y levantó nuestro interés. Empezamos a revisar sus bienes y a recuperar unos 200 contratos de la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) durante los tres años de permanencia de este funcionario a la cabeza de la institución. Hablamos con los actores del sector del transporte, movimos nuestras fuentes. Descubrimos irregularidades en contratos, que este funcionario que tenía hipotecado unos 10 bienes levantó estas hipotecas a los pocos meses de dirigir la ANT. Nos tomó un par de meses llevar a cabo esta investigación que fue publicada en cinco entregas. El orden de las publicaciones no fue casual. Uno tiene que prever que el funcionario no se va a quedar quieto frente a una denuncia, que se va a defender.
Por eso, las dos primeras entregas se hicieron eco de presentas irregularidades mientras que los elementos más conclusivos se guardaron para la tercera entrega. Y funcionó. Tras la 2da entrega, este funcionario se presentó en todos los medios, habló en contra mía, dijo que yo era una persona deshonesta, que él era amigo de los dueños del diario, cosas así. De allí la importancia de la tercera entrega en la cual publiqué un contrato que había firmado con un familiar quien, además, había anteriormente trabajado para él. Con eso se quedó sin piso y dejó de aparecer en los medios. Seguí con las entregas, se multiplicaron las reacciones, la gente empezó a criticar los contratos de los chalecos, entró la Controlaría y este funcionario tuvo que renunciar. O sea, esas cinco entregas de periodismo de datos dieron lugar a mucho más material sobre este funcionario y otros involucrados.
A veces, los editores son los que se involucran en un tema, a veces apuestas tú como reportero. En este caso, yo me metí de lleno hasta en casa y mis hijos sabían que era porque el caso me interesaba.
¿Cómo lograr que todos los temas tratados puedan tener impacto?
Las coberturas del día a día no tienen generalmente el impacto de los temas de periodismo de datos o de las investigaciones semanales. Sin embargo, hasta en las coberturas diarias, depende mucho del periodista para tener un impacto. Por ejemplo, cuando escribí sobre el Festival de la Juventud, solo me tomó un día y medio de búsqueda y el tema provocó muchas reacciones en las redes sociales. Tras un primer contrato de $28.000, hubo un segundo de $30.000 vinculado a Ángel Duarte Pesantes, hermano de la ministra Duarte. Fue interesante cubrir el tema de las marchas de manera diferente a lo hecho por los demás medios.
Escogió para su conferencia en #PerDebate No.4 (2014) el tema de la “Emergencia Judicial”¿Por qué?
Ese tema fue escogido por toda la unidad, bajo la dirección de Mónica Almeida. Más allá de ser un tema de coyuntura, el sentido general era que la justicia es uno de los bienes más importantes en cualquier país. En mi caso, y creo que de muchos periodistas, una de las cosas que siempre me ha impulsado es buscar que se haga justicia, combatir la corrupción, y por eso se necesita una justicia efectiva.
En el marco de esta investigación, el primer indicio de que algo estaba mal fue la falta de transparencia tras decretar la emergencia judicial. Empezamos con un trabajo de reportería al hablar con nuestras fuentes y hasta buscar nuevas, que es lo que el periodista debe hacer cuando apuesta a un tema. En este caso, algunas de nuestras fuentes hablaron “off the record”, otras no quisieron hablar. Hacer periodismo de datos no significa dejar de lado la reportería. Al contrario, es a menudo la entrada al tema cuando las fuentes empiezan a marcar la ruta.
Inicialmente, el tema de la emergencia judicial salió de un colega de esa área. Estaba en cobertura y miró obreros protestando porque una contratista privada no les había pagado. Buscaban ayuda para recibir su sueldo. Uno no debe subestimar a la gente que no tiene temor de hablar porque generalmente lo que te dice es cierto. Les llamé y me contaron que habían trabajado para una persona que no aparecía en ningún contrato. O sea que quien ejecutaba los contratos no era quien les había recibido. Allí fue cuando inició el trabajo de periodismo de datos, al revisar los contratos.
En ese entonces, los contratos seguían reservados por la declaratoria de emergencia. Solo pudimos acceder a algunos que nos proporcionaron nuestras fuentes. Había uno, por ejemplo, para construir un complejo de cinco edificios aquí en Guayaquil. Este contrato específico fue dado a una empresa con un capital de $800 perteneciente a un exsocio de la ministra Duarte. Con eso y otras obras problemáticas, hicimos una primera publicación. En Quito, por ejemplo, una obra parecía estar en marcha cuando el contratista ni siquiera había pedido el permiso de construir. Eso fue trabajo puro de reportería, no de periodismo de datos por falta de acceso a la base de datos.
Después de la primera entrega, llegaron las quejas de la ministra Duarte, unas cartas que publicamos pero las obras continuaron. Es solo al final de la emergencia judicial, cuando la Judicatura puso los contratos firmados en la web, me parece que eran entre 450 y 500, que empezamos a clasificar los contratos en tablas de Excel. Nos tomó más de dos meses, entre tres personas, trabajando en eso más de la mitad del tiempo. La otra mitad estuvo dedicada a coberturas diarias, en mi caso para la sección Gran Guayaquil.
Tras repartirnos los contratos, empezamos el trabajo de clasificación. Hasta tuvimos que viajar para fotografiar a las obras y hablar con la gente. O sea una mezcla de reportería y periodismo de datos antes de trabajar sobre el sitio web del reportaje y los elementos de visualización de los datos.
¿Qué implica especializarse en periodismo de datos en término de formación profesional?
Necesitas un buen conocimiento de los términos jurídicos de un contrato. A mí me costó varios años manejar correctamente la terminología legal. Inicialmente, tenía que llamar a especialistas en derecho societario, a ex funcionarios de instituciones de contraloría. Uno, dentro de sus fuentes, necesita ese tipo de personas que te ayudan, expertos, profesores que te dicen “esto no está bien” o “societariamente esto no se puede hacer” o “una persona no puede obtener un contrato si tiene un capital de 800 dólares especialmente sobre todo si el contrato es de cincuenta millones”, o sea datos que te van enmarcando la ruta. Tras esas ayudas, tú tienes que revisar la ley, buscar el artículo pertinente y uno empieza a familiarizarse y formarse.
La tabulación de los datos nos permitió visualizar que 16 personas, el 5% de los proveedores, acapararon el 46% de los fondos de la contratación, o sea 208 millones de dólares sobre un total de 448 millones. Pudimos concluir que cinco familiares del presidente de la judicatura estaban relacionados con un grupo de contratistas que recibió unos 19 millones de dólares. Esos contratistas no eran aislados o individuales sino que habían armado grupos de empresas. Una vez ganaba el uno, después el otro, a veces se unían en una empresa común. Desde afuera, con empresas aparentemente diferentes, parecía un proceso normal cuando las mismas personas se iban repartiendo contratos.
Una vez realizada la tabulación de los datos y su análisis, la visualización de datos es vital. En el caso de la emergencia judicial, mostramos los resultados de una manera didáctica para que la gente lo tenga claro. Con un clic, el usuario podía desglosar todos los contratos y determinar los lazos entre un grupo de contratistas. Ahora, a veces uno tiene que formarse sobre la marcha. Este año, por ejemplo (2015, nota de la redacción), hice un tema sobre la relación entre Ecuador y Cuba. Empecé a revisar todos los convenios firmados entre los dos países, en particular en los temas de salud. Hicimos un pedido de acceso al ministerio de Salud y a la final tuvimos que revisar decenas de convenios. Hay una legislación en materia de extranjería, las relaciones entre países tienen reglas propias, de pronto crees revelar algo que es de lo más natural, por eso la necesidad de formarse sobre las especificidades de cada tema que te toca trabajar.
Cuando me asignan un tema, lo primero que yo hago es revisar lo que nuestro diario ha publicado al respecto gracias a nuestro departamento de documentación. Me pasan la información, la imprimo, la reviso, la subrayo y luego reviso lo publicado en otros medios. Generalmente armo folders de las ideas más importantes, de las personas que tengo que llamar, de los documentos y leyes que tengo que revisar. Comienzo a nutrirme de todo eso para hacer una hoja de ruta de mi futura investigación. No inicias de una con los bancos de datos.
¿Qué ventajas da el periodismo de datos para que estas conclusiones lleguen al lector?
Si no usas las técnicas del periodismo de datos y te quedas en la lectura de los contratos, ver nombres de empresas diferentes te puede dar la sensación de que todo está normal, cuando realmente el dueño es el mismo. Revelar estas vinculaciones entre contratistas implica analizar una gran cantidad de datos y allí entra el periodismo de datos.
El lector solo no hará esos nexos. El periodista tiene que buscar los nombres de los contratistas, de quién da el contrato, las direcciones, los domicilios. Después tienes que ahondar en otras bases de datos, por ejemplo de la Superintendencia de Compañías. Allí está el nombre de la empresa, los administradores, los teléfonos y eso había que cruzarlo con el banco de datos del Servicio de Rentas Internas (SRI). Y allí comenzaron a salir cosas interesantes como que de repente una compañía tenía un nombre y la otra tenía otro nombre pero las dos tenían la misma dirección o el mismo teléfono. O sea estaban vinculadas lo que nos permitía mandar un reportero para más trabajo de campo.
Después, tienes que cruzar esos datos con el registro civil para buscar parentescos. A veces los apellidos coinciden y uno piensa haber encontrado un nexo pero resulta que no hay nada, que eran dos personas diferentes. Y a veces no coinciden los apellidos y resulta que sí hay algo. Todas esas cosas fueron alimentando la base de datos y también dándonos más pistas para agregar a la agenda de trabajo.
Datos y reportería, ¿una mezcla de novedad y tradición?
Claro. El manejo de bases de datos, y su visualización, armar los sitios web, todo eso es una evolución con relación a las técnicas tradicionales del periodismo. Pero el elemento clave que no evoluciona es el olfato, el criterio y sobre todo la convicción periodística.
Yo creo que los periodistas tenemos un sexto sentido para detectar lo que parece bien pero no cuadra. Esas cosas no cambian. Me recuerda la nota que escribí sobre maestros copiando. En esa ocasión no hubo periodismo de datos sino olfato.
¿No se siente decepcionada cuando un esfuerzo grande de investigación no tiene consecuencias legales?
Eso depende de cada uno. A mí, más que las consecuencias, me interesa mucho mostrar lo que está pasando, que la gente lo sepa. Mi trabajo es este, yo no soy la policía para estar deteniendo a la gente. Me llena mucho poder mostrar a la gente lo que las autoridades están haciendo con nuestra plata, dar transparencia a la gestión pública. Eso es lo que está pasando, eso es lo que se gastó, estas son las personas que están manejando este dinero y luego hacer el seguimiento respectivo, ver las reacciones. Lo que ocurre después o no depende de otros, la Contraloría, la Fiscalía, la Justicia.
Si las instituciones no actúan, claro que es frustrante, pero de alguna manera me queda la satisfacción de haber cumplido con mi deber, que un problema, un escándalo no pasaron desapercibidos, que quedaron registrados. No debemos permitir que esta frustración nos quite el deseo de seguir con nuestro trabajo.
En el caso de la emergencia judicial, por ejemplo, las primeras reacciones fueron obvias. La Contraloría que ya había empezado algunas auditorias pero sin haberlas hecho públicas lanzó nuevas investigaciones. El entonces director de la Judicatura también habló de nepotismo, de que no podía ser que titulares de la judicatura hayan recibido millones en contratos pero eso fue al inicio. Luego todo se enfrió. La Contraloría debe dar elementos que favorecen la investigación. Si no lo hace, obviamente la Fiscalía no actúa pero esto no está en nuestras manos.
En este caso, la emergencia judicial terminó pero todos los contratos ya habían sido asignados. Total, las mismas empresas siguen construyendo obras públicas para el gobierno, no han sido sancionadas. Las autoridades que en su momento dieron el aval para los contratos están fuera del cargo, los de rangos menores siguen siendo parte de la función pública y aquí no ha pasado nada.
Ahora, el periodismo de datos no es necesariamente para hacer denuncias. A veces, sirve para tabular y mostrar dónde ocurren los accidentes de tránsito, dónde hay que tener más cuidado. No hay necesidad de destapar un escándalo, simplemente poner a disposición dónde se come mejor, dónde hay más riesgos de accidentes, o cualquier dato de interés para el público.
Un mapa de la droga del país por ejemplo permite revisar todas las denuncias en épocas pasadas, determinar que la droga se repartió de tal o cual manera en el país... Se pueden hacer muchas cosas en Excel. Eso de hecho no solo lo pueden hacer los periodistas sino también las instituciones públicas que tienen un acceso privilegiado a la información, por ejemplo el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. A veces parece que no tienen mucho interés en eso. En el caso de la emergencia judicial, dudo que hayan tenido el personal para hacer el trabajo que hicimos entre tres periodistas, más aún para obtener resultados desfavorables para su imagen.
¿Todos los temas son tratables con las técnicas del periodismo de datos?
No hay límite dentro del elemento central que define el periodismo de datos, o sea el tratamiento de grandes cantidades de datos. Además, me pongo en el lugar del lector. Yo creo que desconfiaría mucho de un texto en el que no se me presentan cifras, fechas exactas, entonces de nuevo va la necesidad de mezclar la reporteria de campo que te permite escuchar el testimonio de un ciudadano y el periodismo de datos que te da la cifra o estadística que apoya la conclusión del reportaje y da credibilidad.
En el caso de los médicos cubanos por ejemplo, pudimos mapear su destino al revisar los convenios firmados entre los dos países. Encontramos que la mayoría de médicos estaba en zonas urbanas cuando el discurso público era que atendían pacientes en zonas rurales, en particular en la Amazonía. Nosotros ubicamos muchos de ellos en Guayaquil y en la Costa y presentamos un mapa de sus locaciones y especialidades, algo que probablemente ni el Ministerio de Salud tenía. De hecho, en una entrevista, las autoridades de Salud no pudieron responder a muchas de mis preguntas porque no tenían esta información. Asumo que aceptaron nuestras conclusiones porque no hubo una sola protesta de su parte.
Fue mas bien el embajador cubano quién se quejó. Publicamos en la web una entrevista del canciller cubano de más de dos horas y una versión corta en papel pero creo que se dieron cuenta que no publicamos muchos datos que no habíamos podido contrastar, por ejemplo denuncias de negligencia en materia de la atención de los doctores cubanos. No publicamos por ausencia de juicios y sentencias y creo que confirmaron que nuestro trabajo no fue hecho con mala fe. A la final, la embajada cubana no pudo rebatir las conclusiones de los datos.
¿Lo mismo al parecer con el tema de la Chikungunya?
Este fue un tema que desarrollé porque a mi hija le dio esa enfermedad. Obviamente yo me preocupe porque se hablaba de su llegada en otras provincias pero no se decía nada de Guayaquil. Me pregunté porque no se habían hecho campañas de prevención y fumigación en la ciudad, porque no se decía nada en la televisión. Comencé a revisar la información disponible y llegue a la conclusión que aquí en Guayaquil no se había informado de la llegada de la enfermedad a diferencia de otras provincias cuando a mí me constaba un caso en mi propia casa.
Al empezar a investigar, encontré un reporte del mismo Ministerio de Salud en el que se señalaba que ya había casos en Guayaquil. Sin embargo, nada aparentemente se hizo público. En la primera nota que yo publiqué en mayo, informé de casos autóctonos detectados desde enero y el Ministerio de Salud no lo había dicho. Tengo una entrevista de un funcionario del ministerio explicando que no habían informado a la población porque consideraban que la situación estaba bajo control...
La parte de periodismo de datos de esta investigación fue el análisis de las tablas de las curvas epidemiológicas. Esta parte fue facilitada por el hecho de que empecé periodismo al cubrir durante cuatro años temas de salud que siempre, como los de Educación, han impactado a la población. Entonces, saqué los cuadros de todos los casos en Guayaquil y en la provincia, fui a los hospitales y hablé con gente pidiendo atención. Si bien uno no es médico, se prepara, sabe cuáles son los síntomas del dengue, de la chikungunya. De alguna manera se parecen pero los de la chikungunya son más intensos y te producen una serie de ronchas en el cuerpo. Igual yo no me arriesgaba y ponía “síntomas” de chikungunya.
Buscar los boletines de información epidemiológicos no fue simple. Las autoridades decían que les tenían publicados en Internet pero yo no les encontraba. A la final tuve que pedirles para poder analizarles mes por mes, provincia por provincia, cantón por cantón, hasta hacer mi propio mapa. Eso me permitió encontrar incoherencias en las cifras. Hay que saber dónde buscar. En los documentos precontractuales por ejemplo, se debe justificar la contratación y, en muchos de esos papeles, hay datos que podemos contrastar con otros para buscar coherencias o incoherencias.
Luego busqué los contratos de fumigación en el portal de obras públicas y, en el diario, encontramos que el servicio de erradicación de la malaria, que es el que maneja la fumigación en contra de los mosquitos, no había recibido dinero en los primeros tres meses del año que es cuando más se requiere fumigar.
Publicamos los documentos y luego salió el presidente Correa en una sabatina a decir que un “periodicaso” acusa el Ministerio de Salud de negligencia. La verdad es que pude revisar todas las noticias de los portales de información del ministerio de salud a ver en qué momento habían advertido la presencia de esta enfermedad aquí en la ciudad y no encontré nada. Entonces yo dije bueno, si es que me rebatan esto, que me digan donde han publicado el aviso. Además, tenía la entrevista con el funcionario de epidemiología que me había dicho que no habían informado porque tenían el brote controlado. Se quedaron sin piso, nunca hubo réplica.
Eso es revelador de una manera de pensar de nuestras autoridades en cuya mente, por obvias razones, cualquier cosa que viene del sector público es palabra de la Madre Teresa, o sea indiscutible. Eso fue demostrado por la declaratoria de censura previa cuando inició el fenómeno eruptivo del volcán Cotopaxi. Sin embargo, el periodista tiene la obligación de mantener una actitud de sana duda hacia cualquier documento que llega a nuestras manos. Las instituciones públicas son parte de un gobierno, de un proyecto político y, por lo tanto, tienen agenda propia.
Para retomar el tema de la chikungunya, ¿qué hubiera pasado si las autoridades nos hubieran obligado a todos pasar por los boletines del ministerio de Salud como fuente primaria o única de información? No sé si la investigación se hubiera podido llevar a cabo, con posibles consecuencias sobre la salud pública. Tras nuestras entregas, vimos, por ejemplo, que las Fuerzas Armadas salieron a las calles a fumigar. Eso ilustra la importancia del rol de los medios. Este rol es valorado por los protocolos de la propia Organización Mundial de la Salud. Aquí se recomienda abrir todos los canales de información para que la gente esté informada y eso incluye a los medios, no solamente a las autoridades públicas.
¿Cuáles consejos puede dar a jóvenes periodistas o estudiantes antes de iniciarse al periodismo de datos?
A veces, procesar montañas de datos puede llegar a provocar, en mi caso, no aburrimiento pero sí cansancio, la sensación de que no entiendes el tema. A veces, tú tabulas datos y no te salen conclusiones interesantes. En estos casos, no debe invadirnos la sensación de que hemos perdido tiempo sino que debemos recordar que eso es normal en periodismo. No todas las pistas llegan a concretarse en un reportaje, son gajes del oficio. No puedes encontrar una perla en cada conchita sino que debes abrir muchas conchitas… Ahora, en mi caso, el periodismo de datos me ha permitido encontrar muchas historias y primicias. No sé si he tenido suerte pero, si bien algunos no han tenido el impacto con que le aposté al principio, todos los temas investigados se han publicado.
Otro consejo sería no desdeñar las rendiciones de cuenta. A veces, uno tiene la sensación de que son más bien monólogos de las instituciones para defender su balance pero tú puedes encontrar datos muy valiosos. No debemos olvidar que los funcionarios también buscan protegerse cuando saben que algo anda mal en su servicio, sin importar la razón del problema. Cada funcionario público es responsable de sus omisiones. Entonces, poner en sus rendiciones de cuentas todas las carencias de sus servicios, los reportes mandados a las autoridades, las faltas de respuestas es una manera de blindarse a futuro de posibles consecuencias.
En el tema de la chikungunya, las rendiciones de cuenta del servicio de fumigaciones fueron muy valiosas. Al chequear sus informes provincias por provincias, se repetía que no tenían recursos humanos y económicos suficientes. Lo decían textualmente y lo pude citar. Recuerdo el caso de una autoridad del servicio de fumigación reconociendo que había tenido que pedir ayuda a una comunidad para manejar un auto porque no tenía chofer disponible. Encontré muchos datos disponibles estudiando las rendiciones de cuentas y, por más que se les discuta en las sabatinas, esos son documentos públicos. Solo publiqué una pequeña parte en el diario por falta de espacio pero, en la web, pusimos las entrevistas completas. Habíamos, por ejemplo, entrevistado a un dirigente de los trabajadores de malaria que decía que no estaban saliendo a fumigar en las noches por falta de recursos. De hecho, después de esta entrevista, adoptaron una norma para que no se pueda ingresar en los locales sin que la institución esté al tanto.
La información está en todas partes, solo hay que buscarla. Los procesos contractuales me permitieron por ejemplo conocer el contenido de las bodegas y saber cuáles productos para fumigaciones eran disponibles y cuáles no. Cuando publicamos esos documentos, las autoridades respondieron que no había faltantes, difundimos su respuesta pero allí estaban los documentos.
Eso de tener datos te da seguridad. Hasta ahora, en cuatro años en la unidad de investigación, no he tenido ningún juicio. Soy madre de familia, yo quiero criar a mis hijos, estar con ellos y no quiero que me vayan a visitar en una prisión. Eso es válido para cualquier nota periodística, no solamente de periodismo de datos, pero hasta no tener certeza y los respaldos, más vale aguantarse y no publicar.
Todo periodista debe mantener su capacidad de indignación. En el caso de la investigación sobre la chikungunya, el detonante fue lo que le pasó a mi hija y a un vecino. Debemos ser conscientes de los riesgos y responsabilidades. Yo trato siempre de ponerme en el lugar del otro. No podría ejercer este periodismo sin amor a mi profesión y sin la convicción de que hago este trabajo para poder de alguna manera dar transparencia. No me considero un paladín de la justicia pero tengo mi parte que jugar y eso implica nuevamente no perder esa facultad de indignarse para no transformarse en un periodista cínico.
Otro consejo importante es tratar en lo posible de ser organizado. Al principio, como no conocía mucho de las técnicas del periodismo de datos, tenía información por ahí y por allá. Pero luego, uno tiene que organizarse. Si te llega una carta sobre un tema hecho hace tres meses, debes poder encontrar fácilmente la información que tú recopilaste y eso implica ser organizado.
Otro consejo importante es tratar en lo posible de ser organizado. Al principio, como no conocía mucho de las técnicas del periodismo de datos, tenía información por ahí y por allá. Pero luego, uno tiene que organizarse. Si te llega una carta sobre un tema hecho hace tres meses, debes poder encontrar fácilmente la información que tú recopilaste y eso implica ser organizado. Debes ser una buena persona, formarte, capacitarte constantemente, ser responsable y no olvidar que en estas investigaciones siempre estamos caminando pendiendo de un hilo. De allí la importancia de tener buenos editores que te apoyan, te ayudan y sobre todo que confían en ti.
¿Cómo diferencia el trabajo de un sitio como Wikileaks y de un medio? ¿En qué puede ayudar el periodismo de datos en esos tiempos difíciles, en particular para la prensa escrita?
Wikileaks y otros portales publican documentos en su integralidad sin procesar. Yo creo que a los lectores les interesa que se les expliqué lo que revelan esos documentos y cómo le afectan a uno, que es lo más importante. Un documento puede contener datos reveladores pero de qué sirve si el lector no puede detectarlos, entenderlos o asimilar sus consecuencias potenciales sobre la vida de uno.
Esa es la diferencia entre estos portales que publican miles de documentos y los medios de comunicación que muestran esa información de la manera que más te llegue, que explica en que te afecte, perjudique o beneficie.
Yo creo que el periodismo de investigación en general y el periodismo de datos en particular sería una buena apuesta no solamente para los diarios sino en general para todos los medios. La información común y corriente la tiene todo el mundo, sale primero en twitter o Facebook.
Ahora, las investigaciones complejas, salvo excepciones, no van a salir de las redes sociales o de los portales. Requieren de técnicas y reglas deontológicas que el público no domina pero son las que dan y darán una razón de ser a los medios, que van a hacer que la gente siga comprando o consumiendo información cada día. Los medios deben ofrecer productos de calidad y también productos únicos, algo que les diferencia. El periodismo de datos nos da esta oportunidad de mantener relevancia.